jueves, 29 de abril de 2010

Reconstrucción espiritual de la Iglesia




Folleto EVC No. 411

SAN FRANCISCO DE ASÍS

- BREVE VIDA -

Pedro Sembrador



SECRETARIA DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO

México, 17 de febrero de 1948.

"IMPRIMATUR"

Lo decretó el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo.

Doy Fe. Pbro. Luis F. Garibay





El acontecimiento más maravilloso quizá de la historia del Catolicismo en la Edad Media, es la aparición en el mundo, del Seráfico Patriarca San Francisco de Asís, pues de cuantos Santos se dieron a la Vida Perfecta, ninguno como él llegó tanto a la perfección del cristianismo primitivo.

El conocimiento de la vida de San Francisco nos es de gran valor pues despierta en nosotros el deseo de copiarla tanto como podamos, ya que él fue en su juventud, como nosotros, dado a las cosas terrenales; buscó después una vida más elevada como tantos de nosotros por la Gracia de Dios la buscamos y llegó por fin a vivir plenamente la Vida Perfecta. Su vida así puede dividirse en 3 períodos.

Los 3 períodos de la vida de San Francisco.

El primer período de la vida de San Francisco, es el de su vida mundana; duró hasta los 20 años; en ellos más que pensar como debe hacerlo todo cristiano, en acercarse a Dios, en servirlo, se dedica a disfrutar de los múltiples atractivos que el mundo proporciona a todo aquel que tiene dinero para pagados.

Después de este primer período, viene un segundo que dura 7 largos años en los que Francisco habiendo comprendido que el fin del hombre es algo más elevado que buscar y disfrutar los placeres mundanos, anhela una vida superior y después de buscar equivocadamente varias veces su camino, ya en la carrera de las armas, ya cuidando a los leprosos, ya reconstruyendo materialmente las iglesias de San Damián, de San Pedro y de la Porciúncula, acaba por darse cuenta de que Dios lo llama para dar al Mundo ejemplo de vida cristiana, principalmente de la virtud de la pobreza y apartarlo así del deseo desordenado de riquezas y placeres que tanto lo alejan de Dios.

Y viene, en fin, el tercer período de la vida de san Francisco; período que dura 18 años, en los que, dedicado por completo al servicio de Dios, emprende la gigantesca obra de renovar la sociedad, para lo que funda las 3 Ordenes que deben revolucionar al mundo, conservando el espíritu cristiano en medio de la corrupción general y dando ejemplo de las virtudes cristianas.


EL PRIMER PERIODO DE LA VIDA DE SAN FRANCISCO.

20 años de vida mundana.

Nació San Francisco de Asís el día 26 de septiembre de 1182. Fueron sus padres el rico y ostentoso comerciante en telas Pedro Bernardone, apegado con exceso a la riqueza, y la virtuosa Picca.

El nuevo niño recibió en la pila bautismal el nombre de Giovanni (Juan) estando ausente su padre, pero cuando volvió, le dio el sobrenombre de "el Francés", en italiano Francesco, y Francisco en español, nombre que desde entonces conservó.

Pasó Francisco sus primeros años al lado de Picca quien lo educó con toda la piadosa solicitud de una madre cristiana que prepara un alma para el cielo. Ya mayorcito, confiaron sus padres su educación a los piadosos sacerdotes que dirigían la escuela de San Jorge.

Pero apenas llegado a los quince años, su padre lo asoció a sus negocios. Rodeado de riquezas, Francisco vestía suntuosamente, tenía dinero para derrochar y nunca faltaba a las ruidosas fiestas y opíparos banquetes que solían organizar los hijos de los comerciantes y hacendados de Asís.

Apenas tenía 18 años, cuando su esplendidez y prodigalidad unidas a su talento, arrojo y simpatía, hicieron que fuera el rey de las fiestas, de tal modo que entusiasmados los habitantes, de Asís lo proclamaron "Rey de la Juventud".

Dos años duró este triste reinado de Francisco. ¿Hasta dónde influyó en su alma esta vida de disolución? es cosa que no podemos precisar. Pero sí es un hecho que Francisco nunca llegó a apartarse completamente de Dios. Que a pesar de que a tan temprana edad llegó a lograr tantos honores, tanta riqueza, tantos placeres como sólo el hijo de un rey podría tener, él ni se ensoberbeció con ello ni se encenagó en el vicio. Esa vida de disipación que hubiera colmado las ambiciones del joven más poderoso y más ambicioso, nunca satisfizo los anhelos de su alma que, sin él saberlo, estaba sedienta. Sedienta de Dios.

EL SEGUNDO PERIODO DE LA VIDA DE SAN FRANCISCO

Siete años de dolorosa incertidumbre, en los que en una obscuridad angustiosa busca a Dios.

Pero la vida de placer que llevó Francisco hasta los 20 años, no satisfacía los anhelos de su corazón; su alma noble, delicada y cristiana, anhelaba algo más elevado, una vida superior.

¿En dónde la encontraría? ¿Cuál sería esa vida que satisfaría con creces todos sus anhelos? Francisco no imaginaba que tal vida sólo la encontrarla en Dios y no tuvo, como nosotros, la fortuna de que alguien se la anunciara. Fue así que en la más angustiosa obscuridad intelectual, busca durante siete años esa vida superior, hasta que al cabo de ellos encuentra resueltamente su camino a Dios.

Estos 7 años fueron de dolorosísimas equivocaciones, primero:

a) busca Francisco la vida anhelada en la vida de las armas, cayendo prisionero en el primer encuentro;

b) dura cautivo un año;

c)apenas de regreso en Asís se enferma, medita; cree deber insistir en la vida de las armas... no se le ocurre otra cosa.

d) parte a alistarse de nuevo al ejército, pero una vez llegado a Espoleto una voz misteriosa desaprueba su conducta y vuelve desconcertado a Asís.

e) emprende un viaje a Roma solicitando ayuda divina y ahí empieza a ver que Dios lo llama a servirlo, dando al mundo ejemplo de pobreza.

Orando en el Templo de San Damián, oye la misma voz de Espoleto que le dice: "reconstruye mi Iglesia, ¿no ves que se derrumba?". Francisco toma estas palabras en sentido material;

f) cree que debe emprender la reconstrucción del Templo de San Damián que está en ruinas; para ello se arbitra fondos vendiendo telas, lo que acarrea las iras de su padre que hace que renuncie a su herencia.

Ya en la mayor pobreza:

g) se dedica a cuidar a los leprosos;

h) se aplica a reconstruir él mismo 3 Iglesias;

i) pero no es sino hasta el cabo de 7 años de dolorosa búsqueda cuando se da cuenta de que las palabras oídas debe entenderlas en el sentido espiritual; que él sólo encontrará la vida a que Dios lo llama, emprendiendo la reconstrucción espiritual de la Iglesia en el mundo entero, dedicándose al apostolado del Santo Evangelio; dando ejemplo de pobreza extrema y encausando a otros a que den igual ejemplo.

Meditando en todo lo que sufrió tan grande Santo para encontrar su camino a Dios, nos damos cuenta de que nunca sabremos agradecer bastante a Dios el que a nosotros, miserables pecadores, nos haya proporcionado en la bendita Tercera Orden, un camino tan fácil y tan excelente para servirlo, para satisfacer plenamente nuestros anhelos de adelanto espiritual.

Es conociendo todo lo que San Francisco sufrió para encontrar la vida a que lo llamaba Dios, como estimaremos debidamente el haber tenido la suerte de encontrar esta bendita Asociación; y es por esto que vamos a exponer, aunque lo más brevemente posible, algunos pasos del largo calvario que durante 7 años tuvo que recorrer San Francisco.

Francisco busca una vida superior en la vida de las armas.

Acabamos de decir que la vida de placer que llevó Francisco hasta los 20 años, distaba mucho de satisfacer los anhelos de su corazón; él deseaba vivir una vida superior. Natural era que, influenciado por los cantos guerreros de los trovadores provenzales, lo primero que al pensamiento le viniera fuera buscarla en la vida de las armas, y así lo hizo.

Aún no cumplía Francisco los 20 años, cuando la ciudad de Asís entró en guerra con Perusa, cuyo triunfo parecía asegurado de antemano, por haber logrado aliarse con una docena de grandes feudatarios.

Si Francisco hubiera sido un ambicioso vulgar, seguramente que hubiera abrazado el partido de dichos feudatarios, pero sin oír más voz que la de la justicia y el derecho del oprimido, se alistó con los suyos.

No fue larga su jornada. En 1201 los milicianos de Asís, más arrojados que prudentes, salieron con banderas desplegadas al encuentro del enemigo. Tras un combate encarnizado y sangriento en Ponte San Giovanni, llevaron los perusianos la victoria. Francisco, sorprendido con varios de sus compatriotas, cayó con ellos en poder de los contrarios y fueron llevados a Perusa, donde fueron encerrados y donde permanecieron en cautiverio durante todo un año.

Francisco dura cautivo un año y de regreso a Asís, enferma y medita.

Aunque tanto la derrota como el cautiverio fueron incidentes bastante diferentes de las aventuras caballerescas que su imaginación había forjado, Francisco nunca perdió su buen humor; fue él quien durante todo ese tiempo consoló y animó a sus compañeros que no comprendían cómo, estando en la cárcel, podía estar tan contento.

Recobró su libertad al cabo de un año; pero el largo encierro y la forzada inactividad habían minado su salud, que apenas de regreso en la casa paterna enfermó, poniéndolo una fiebre violenta, en peligro de terminar sin gloria su carrera mortal.

Aquella enfermedad, sin embargo, señaló el principio de su verdadera vida; porque en aquellas largas semanas que yació en el lecho del dolor, empezó a entrever, no sin angustia de su espíritu, la posibilidad de una vida harto diferente de la que hasta entonces concibiera, consagrándose a Dios y a la consecución de los bienes eternos. Era como el lejano rumor de las olas para el que nunca ha contemplado la inmensidad de los mares.

El espíritu de Francisco quedó desde entonces turbado y esta turbación no había de dejarlo hasta el momento en que encontrara resueltamente su camino a Dios.

Parte Francisco de nuevo a la guerra.

Restablecidas al fin sus fuerzas, no tardó en sentir de nuevo la necesidad de actuar. Pronto se le ofreció una ocasión propicia: la guerra empeñada entre el Papa Inocencio III y el emperador de Alemania por la regencia de las dos Sicilias.

Francisco, ardiendo de entusiasmo, piensa en armarse caballero y alistarse en los ejércitos de S.S. el Papa; una vez resuelto, se equipa magníficamente, de manera digna de sus ambiciones.

Llegado el día de la partida, complacíase sobremanera en el esplendor inusitado de su porte, cuando vino a descubrir un caballero, cuyo vestido raído, indicaba una gran pobreza. Parecióle entonces ignominioso que un hombre de tan alta condición vistiera de Modo tan miserable y resueltamente se despojó de su manto, de su túnica suntuosa y de todos sus costosos atavíos y los entregó a aquel caballero desconocido.

Aquella noche tuvo Francisco un sueño dulcísimo: soñó que se encontraba en un hermoso palacio adornado de armas caballerescas en el cual moraba una bellísima desposada y oyó una voz que le decía: "Todo esto es para ti y para los que te sigan".

Francisco ve que ha errado su camino y vuelve a Asís.

Alentado por aquel sueño, toma Francisco el camino de Espoleto, a donde pernocta; y estando ya adormecido, oye otra vez la misteriosa voz que le dice: "Francisco, ¿a quién es mejor servir, al Amo o al criado?" y como él contestase: "Sin duda es mejor al Amo", prosigue la voz: "¿Por qué, pues, conviertes al Amo en criado?", con lo que se iluminó su alma y dijo humildemente: "Señor, ¿qué quieres que haga?" -"Vuelve al lugar de tu nacimiento", ordenó la voz, "y ahí se te dirá lo que debes hacer porque te conviene dar diferente significación a este sueño".

Despierto del todo, Francisco, considerando estas palabras, renuncia a sus sueños de ambición humana, se levanta con el alba, monta a caballo y regresa a Asís a esperar se le aclare el enigma de su porvenir.

Francisco comienza a pensar en "su Dama la Pobreza"

En espera de la orden prometida, volvió Francisco a ocuparse en los negocios de su padre, aunque no con el mismo entusiasmo; halló otra vez su lugar entre los jóvenes de la ciudad cuyos banquetes volvió a presidir y después de los cuales empuñaba el bastón de mando y salían por las calles de la ciudad cantando estrepitosamente. Pero él ya no participaba de tales regocijos con el corazón como en los tiempos pasados.

Una noche, como cayese en silenciosa meditación, le dijeron sus amigos: "¿Amor tenemos, Francisco? ¿Has descubierto por fin la doncella que ha de ser tu esposa y pasas la noche y el día pensando en su belleza y en sus encantos?" Francisco, volviendo en sí, repuso con gravedad inesperada: "Sí, en verdad, estoy pensando en tomar por esposa la doncella más noble y más rica que jamás habéis visto"; él se refería ya a la que más tarde llamaría "su Dama la Pobreza".

A partir de ese día se vuelve Francisco más pensativo y poco comunicativo; buscaba consuelo en la oración e iba a socorrer ocultamente a los pobres. Era presa de las mayores angustias que le producía el sentir nuevos deseos y verse incapaz de darse cuenta de ellos y no poder así realizarlos, exhalaba con frecuencia fuertes gemidos.

Entre los múltiples pensamientos que en él fermentaban había uno que si bien como a través de una niebla que siguiera obscureciendo su inteligencia, iba tomando forma gradualmente: era preciso renunciar al bienestar y a la ostentación y a todo proyecto ambicioso.

En busca de luz Francisco resuelve Ir a Roma y ahí mendiga por primera vez.

En su perplejidad Francisco resuelve ir en calidad de peregrino a Roma, como tantos peregrinos que pasaban por Asís llevando consigo sus deseos, sus temores, sus penas, para confiarlos a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo cuyos cuerpos descansaban en la Colina Vaticana.

Se acercó así a ellos no dudando que los Santo Apóstoles habían de darle luz y consuelo. Llevaba consigo valiosas ofrendas para depositarlas en el santuario apostólico como pensaba acostumbrarían hacer los peregrinos; pero grandes fueron su sorpresa y disgusto, al observar con cuanta parsimonia se hacían las ofrendas. Hastiado de los avaros peregrinos se apartó de ellos y puso en manos de los pordioseros inoportunos que se agolpaban en las puertas de la Basílica, cuanto llevaba.

Se apoderó entonces de él un deseo de compartir con los pobres sus sufrimientos y de saber por experiencia propia cual era su vida; y sin titubear cambió sus ricos trajes por los harapos de un pobre y vestido con ellos pasó todo el día a la puerta de San Pedro pidiendo limosna a los que entraban y salían.


El beso al leproso.

Cuando Francisco volvió de su viaje a Roma, traía un gran deseo de compartir con los pobres sus sufrimientos y de saber por experiencia propia cuál era su vida. Entre los más desgraciados de ellos, se distinguían los leprosos.

Cierto día que Francisco regresaba a Asís a caballo, le pidió una limosna uno de ellos. En otro tiempo le hubiera arrojado un puñado de monedas y espoleado su caballo; pero esta vez desmontó, puso su limosna en las manos de aquel miserable y tomándolas entre las suyas, imprimió un beso en ellas.

Desde aquel momento quedó sellado el pacto de una nueva vida. Francisco se creyó llamado especialmente a cuidar leprosos, cuyas chozas desde entonces frecuentó no ya secretamente, pues en aquella época en Asís era mal visto dar limosna a los pobres, sino que lo hacía a plena luz del día y nunca olvidaba besarles la mano al entregarles su ofrenda.

Repara mi Iglesia, ¿no ves que se derrumba?

Cierto día que Francisco oraba en el templo de San Damián, oyó una voz que parecía venir del Crucifijo y que decía: "Repara mi Iglesia, ¿no ves que se derrumba?", Creyendo que ésta era la orden que se le había anunciado en Espoleto y tomándola al pie de la letra, se dirige a su casa, toma varias piezas de riquísimas telas y montando a caballo camina hasta Foligno donde vende sus mercancías y su cabalgadura y vuelve a entregar al Cura de San Damián el producto de aquella venta, para costear las obras de la iglesia, pidiendo al mismo tiempo licencia para vivir ahí con él. El señor Cura, que conocía bien a Pedro Bernardone, temiendo algún disgusto, no aceptó la limosna, que entonces Francisco dejó en una ventana; pero sí le permitió viviera con él.

Al enterarse Pedro Bernardone cuando regresó de su viaje de la conducta de Francisco, se llenó de cólera e indignación, resolvió poner término cuanto antes a tanta locura y acompañado de algunos amigos fue a la iglesia de San Damián.

Francisco, temiendo la cólera de su padre y sobre todo su maldición, corrió a esconderse a una cueva en la que permaneció durante un mes, en la más completa soledad, constantemente en comunión con Dios. Ahí aprendió que era indigno de la grandeza del Señor a quien servía, andar oculto por miedo a los hombres, y así se resolvió, poniéndose en las manos de Dios, a salir de la cueva e ir a Asís.

Tan pronto cuanto lo vio su padre, descargó su furia en denuestos, lo arrastró a la casa y ya en ella le dio durísimos azotes y lo encerró en una habitación obscura, pensando así acabaría con las extravagancias de Francisco, que ponían en descrédito el nombre de Bernardone; y cuando algunos días después tuvo que ausentarse por sus negocios, quiso asegurarse poniéndole esposas en manos y pies.

Francisco se desposa con su"Dama Pobreza"

Pero viendo Picca que era en vano tratar de hacer desistir a Francisco de lo que él creía era la voluntad del Altísimo, lo puso en libertad.

Cuando volvió Bernardone reprendió duramente a su esposa y cegado por la rabia, salió en busca de su hijo esperando todavía reducirlo a la obediencia. ¡Mas cuál no sería su asombro al ver que Francisco salía a su encuentro sin revelar temor ni desconfianza! Pedro lo increpó duramente y aún llegó a golpearlo, pero convencido al fin de que no lo dominaría, se retiró furioso.

Entonces se le ocurrió exigir de Francisco que renunciara a la herencia a la que las leyes de entonces le daban derecho.

Al efecto, citó a Francisco primero ante los tribunales civiles, después ante el Obispo Guido. Compareció Francisco ante él y una vez enterado de lo que exigía de él su padre, dijo al Obispo: "Señor, todo lo entregaré a mi padre, hasta mis vestidos" y despojándose de ellos, agregó: "escuchad todos; hasta ahora he llamado padre a Pedro Bernardone; mas siendo ahora mi intención servir a Dios, le devuelvo su dinero así como los vestidos que de él recibí, porque de hoy en adelante quiero decir ¡Padre nuestro que estás en los Cielos! y no padre mío Bernardone".

Pasaba esto en uno de los primeros días del mes de abril de 1207. Ese día marcó un paso gigantesco más de Francisco hacia Dios. Ese día de abril fue un día de paz. Francisco se había desposado con la novia que con fidelidad tan constante había buscado por tanto tiempo. i Francisco se había desposado con su Dama la Pobreza!

Francisco vive con los leprosos, hace su primer milagro y reconstruye 3 iglesias.

Pero Francisco no había hallado aún plenamente su camino, le faltaba otro paso más: dar su verdadero significado a las palabras "reconstruye mi iglesia". Dos años más de sacrificios e incertidumbres, fueron necesarios para que pudiera lograrlo.

En estos dos años, primero se alejó de Asís hasta más allá del Monte Subasio, Llegó a Gubbio en donde visitó las leproserías e hizo sus delicias habitar con los leprosos, a quienes cuidaba lleno de caridad limpiando sus llagas y consolando sus almas en sus profundas melancolías.

Fue entonces cuando Francisco hizo su primer milagro, que consistió en que quedó curado instantáneamente un hombre que padecía un cáncer espantoso que le había comido la boca y parte de las mejillas, tan pronto como San Francisco, lleno de conmiseración hacia él, lo abrazó y le besó en el rostro.

Pero pronto Francisco tuvo que abandonar la leprosería de Gubbio, pues las palabras "Ve y repara mi Iglesia" continuamente resonaban en sus oídos. Todavía no pensaba que ellas se referían a la Iglesia de las almas vivientes, la que debía ayudar a restaurar en todo su esplendor y su belleza; y tomándolas todavía en sentido material, resolvió volver a Asís a restaurar, no como en otra ocasión, con su dinero, sino con sus propias manos, la iglesia de San Damián.

Y una vez reconstruida esta iglesia, emprendió la reconstrucción de dos iglesias más que estaban también a las puertas de Asís: una Capilla dedicada a San Pedro que ya no existe en nuestros días y después otra Capilla antiquísima, edificada en el año 352 por unos hermanos legos de Palestina.

Se llamaba esta Capilla en un principio, Santa María de Josafat. Después se le llamó la Porciúncula a causa de que, cuando San Benito la hizo restaurar, pidió una pequeña porción de tierra (porciúncula en italiano) a su alrededor, donde construyó unas celdas; después, en fin, se le llamó de Nuestra Señora de los Angeles, en memoria de las apariciones celestiales que ahí ocurrieron.

Francisco encuentra al fin su camino a Dios.

Los comentadores de la Vida de San Francisco, ven en la reedificación de las 3 iglesias simbolizada la restauración de la Iglesia por medio de las 3 Ordenes que había de establecer San Francisco.

Terminada la reconstrucción de la Porciúncula, Francisco vuelve a su perplejidad esperando las órdenes del Señor que al fin llegaron inesperadamente.

Esto fue el último día de febrero de 1209. Se celebraba la Santa Misa en la Capilla de la Porciúncula. Francisco la ayudaba. Al llegar al Evangelio, el Sacerdote leyó estas palabras: Id y predicad diciendo: ya se acerca el reino de los cielos... no lleváis oro ni plata, ni dinero alguno en vuestros bolsillos, ni alforja para el viaje, ni más de un vestido, ni calzado de repuesto, ni tampoco báculo...

Francisco escuchó como siempre atentamente la lectura del Evangelio y esta vez el texto sagrado descorrió el último velo que nublaba su inteligencia y al punto exclamó sin titubear: "he aquí lo que yo buscaba; he aquí lo que anhelaba mi corazón"; y con su natural espontaneidad, arrojó el bastón; se quitó el calzado, se desnudó y por parecerse a su maestro crucificado, se cortó un hábito en forma de cruz; en vez de una tira de cuero, se ciñó a la cintura una cuerda y se sintió así armado caballero, Caballero de Cristo.

Desde aquel momento sus sueños de aventuras caballerescas se tornarón realidades; cree firmemente que no puede existir Orden de Caballería más noble que la suya, que tiene por enseña a Cristo y a la pobreza por Dama de sus pensamientos. .

En el futuro, recorrerá el mundo en busca de almas que deseen ser socorridas. Los poderes del mal que siembra enemistades entre Dios y los hombres y entre hombre y hombre, serán los malandrines contra los cuales combatirá. En todo lugar proclamará el reino de Dios y de su paz y en su amor a los pobres hallará fuerza y valor para seguir a Cristo.



TERCER PERIODO DE LA VIDA DE SAN FRANCISCO

18 años de servicio a Dios, de incomprensiones y desilusiones.

Los hechos más notables de este tercer período de la Vida de San Francisco.

Fueron de tal actividad los 18 años del tercer período de la vida de San Francisco, que querer describirlos siquiera brevemente, nos llevaría fuera de los límites asignados a esta breve relación.

Ninguna vida de ningún Santo fue de tanta actividad, de tanta variedad como la suya; pero seguramente que de todas sus actividades, las más importantes fueron la fundación de sus 3 Ordenes religiosas. Vamos a referirnos brevemente a ellas y mencionaremos también con la mayor brevedad posible: sus misiones apostólicas, sus sacrificios, sus enfermedades, sus sufrimientos, principalmente a causa de las incomprensiones y desilusiones que encontró en su obra y finalmente hablaremos de su gloriosa muerte.

FUNDACIÓN DE LA PRIMERA ORDEN

Pocos días después de aquella memorable lectura del Evangelio, comenzó Francisco a ir todos los días a la ciudad.

La inspiración divina le inflamaba y aguijoneaba. A los que encontraba a su paso los saludaba afectuosamente con estas palabras: "Hermanos, el Señor os de paz" y se acercaba a muchos de ellos y les hablaba con sencillez, fervorosamente, sobre el Reino de Cristo, sin predicarles propiamente sermones.

Fue así como fueron adhiriéndose a él algunos discípulos. Tocó en suerte ser el primero a Bernardo de Quintaval, varón riquísimo y principal; le siguieron después Pedro de Catania, Canónigo de Asís; Egidio, conocido por Fray Gil, hijo de un propietario de la ciudad, etc. Francisco no les impuso largas prácticas; le bastaba una prueba para recibirlos: que renunciaran a todos sus bienes y que se decidieran a ir a pedir su sustento de puerta en puerta.

Francisco no esperó tener muchos discípulos para dar principio a su campaña apostólica; tan pronto como reunió algunos de ellos, empezó a enviarlos a misionar de dos en dos por los valles del Apenino y los llanos de Umbría de las Marcas y de Toscana.

Su punto de reunión era la Porciúncula. Cuando llegaron a 12, consideró Francisco que era llegado el momento de constituir formalmente su familia religiosa y al efecto escribió una Regla compuesta de algunas sentencias del Evangelio en la que además de los 3 votos ordinarios de pobreza, obediencia y castidad, se prescribía la renuncia de toda posesión aún en común.

En cuanto la hubo terminado, lo que fue durante el mes de mayo de 1209, partieron todos para Roma buscando la aprobación de Su Santidad el Papa Inocencio III.

Los Cardenales pusieron para ello muchas dificultades y el Papa, a pesar de su buena voluntad, sólo dio a Francisco esperanzas de que algún día sería aprobada; pero Dios vino en ayuda de Francisco inspirando al Santo Padre un sueño, en el que vio que la Basílica de Letrán, madre y cabeza de todas las Iglesias, amenazaba gran ruina y se venía ya al suelo, cuando un pobrecito, vestido de tosco sayal, descalzo y ceñido por recia cuerda, ponía sus hombros debajo de las paredes de la Iglesia y la enderezaba de tal manera, que parecía luego más recta y sólida que nunca.

Otra vez fue el Santo al Palacio de Letrán y expuso al Papa su demanda y viendo Inocencio III la humildad, pureza y fervor de Francisco y acordándose de la visión que había tenido, conmovido lo abrazó, lo bendijo así corra, a todos sus frailes, confirmó su Regla y les mandó que predicasen la penitencia. La Primera Orden había quedado formal y solemnemente fundada. Esto ocurría en el año de 1209.

Después de la aprobación de la Regia, no volvieron los frailes inmediatamente a la Porciúncula, sino que se establecieron no lejos de Asís, en una choza abandonada al borde de un famoso torrente que se llama Rivo Torto.

Unos pocos meses después, la Comunidad Franciscana volvió a la Porciúncula. Francisco rogó a los Benedictinos del Monte Subasio le dieran asilo para él y sus compañeros. Estos, gustosísimos, le cedieron la Capilla de Nuestra Señora de los Angeles, la casa contigua y algunas parcelas de terreno, a condición de que considerasen aquel convento como cuna de la Orden de Frailes Menores.

Poco tiempo después Francisco comenzó a predicar no sólo en las plazas de la ciudad, sino también en los templos; sus pláticas hacían tanto bien a quienes las escuchaban, que los mismos Canónigos le invitaron a que predicase en la propia Catedral los domingos.

FUNDACIÓN DE LA SEGUNDA ORDEN

Fue predicando en el Templo de San Jorge, en la Cuaresma de 1212, cuando una joven de la nobilísima familia de los Scefi llamada Clara, conoció a San Francisco. Al verle y oírle, se sintió llena de admiración y deseó tomarlo por Director Espiritual. Francisco supo despertar en Clara ansias y resoluciones de darse a la perfección. Al terminar la Cuaresma, ardiendo ya en impaciencia por entregarse a Dios, convino con él en que este acto se verificaría el domingo de Ramos, 19 de marzo de 1212, en la Capilla de la Porciúncula.

Y en efecto: mientras toda la ciudad dormía, Clara salió de la casa paterna, vestida como una novia en día de sus bodas y acompañada de su tía, se dirigió presurosa a Nuestra Señora de los Angeles. Francisco le cortó ahí el cabello en señal de que renunciaba a las vanidades del mundo, le puso una vestidura muy burda, de color de ceniza, le ciñó una cuerda a la cintura y le cubrió la cabeza con un velo espesísimo. Clara entonces, jurando fidelidad a Cristo, lo tomó por esposo, prometiéndole seguirlo por el áspero Sendero de la penitencia.

Terminada la ceremonia, Francisco la condujo al Monasterio de San Pablo de los Monjes Benedictinos; pero a causa de dificultades tenidas con los padres de Clara, la hizo trasladar al convento del Santo Angel del Panzo, también de Benedictinos, edificado cerca de Asís.

Pronto daría Dios a Clara una compañera ideal: su hermana Inés; una jovencita de 14 años, pura como un lirio, mansa como una oveja.

Después de poner el velo a Inés, el Santo fundador dio por habitación a las dos hermanas, la casa inmediata a la Iglesia de San Damián. Clara fue en ella la primera Abadesa Franciscana y pronto vio congregarse a rededor de su Callado, una falange de almas seráficas, entre las cuales merecen mencionarse a Hortulana, su propia madre, ya viuda, otra hermana suya, llamada Beatriz y aquella tía que tanto la acompañó para hallar su camino.

Así quedó fundada en el año 1212, la Segunda Orden de San Francisco para Religiosas enclaustradas, que entonces se llamó de las Dueñas Pobres y que con el tiempo se llamó de Clarisas.

Francisco les dio por Superiora a Clara, por Director a Fray Felipe Longo; quiso desde un principio que esta nueva familia, como la que ya tenía fundada, tuviera como piedra angular la más absoluta pobreza y en 1224 le redactó la Regla definitiva, que es una obra acabada de inspiración divina.

Actividades de San Francisco hasta la fundación de la Tercera Orden.

Las ambiciones apostólicas y el ardiente amor de San Francisco a los prójimos, lo empujaban incesantemente a procurar nuevas conquistas. Así, en el otoño del año de 1212, se embarcó en Ancona con ánimo de predicara los musulmanes. Una tempestad lo arrojó a las costas de Dalmacia de donde volvió penosamente a Italia.

En 1214, se propuso predicar en Marruecos. Partió a pie de Italia, atravesó Francia y llegó a España, pero ahí le sobrevino una gravísima enfermedad que le obligó a volver a Italia.

En 1215, celebró nuestra Santa Iglesia el IV Concilio de Letrán; Francisco, deseoso de asistir a él, pues precisamente uno de los puntos que el Concilio debía discutir, era el reconocimiento de nuevas Ordenes, hizo el viaje a Roma. S.S. Inocencio III renovó la aprobación de la Orden de los Menores como empezaban a llamarlos. Fue en esta ocasión cuando San Francisco conoció a Santo Domingo, el fundador de la orden de los Frailes Predicadores.

En 1219, habiendo repartido sus discípulos entre las provincias extranjeras que quería evangelizar, no se contentó con enviar sus amigos a Mauritania, Túnez, Egipto y Siria, sino que otra vez se embarcó él mismo para Palestina. Llegado ahí intentó convertir al Sultán de Egipto, llamado Melek el Kamel, el cual lo recibió muy cortésmente y aún lo escuchó con agrado, pero no consintió en mudar de Religión. Con esto se volvió Francisco a Italia después de haber tenido la fortuna de visitar los Santos Lugares.

Indulgencia de la Porciúncula.

En el año de 1216, contribuyó el Cielo con un favor extraordinario,a consolidar la 0bra humildemente comenzada en la Porciúncula, pues una noche que Francisco se hallaba orando en este templo, se le apareció Nuestro Señor Jesucristo en compañía de la Virgen María y le inspiró que fuera a ver al Papa Honorio III a Perusa, y le pidiera Indulgencia Plenaria para cuantos contritos y confesados, visitaran aquella Iglesia.

No obstante la oposición de los Cardenales, el Papa otorgó la Indulgencia, pero sólo para un día del año, el 2 de agosto, día de San Pedro Advíncula. Esta indulgencia fue después concedida por otros Santos Padres a todas las Iglesias Franciscanas y en nuestros días se ha hecho extensiva a otros muchos templos privilegiados.

Dificultades y decepciones.

Nos engañaríamos lamentablemente si creyéramos que todo en la vida de San Francisco fue fácil, que todo fue triunfos. Si su vida está llena de gracias y favores celestiales, también encontró en ella muchas desilusiones además de los sufrimientos físicos originados principalmente por las excesivas austeridades a que se entregaba.

Tuvo San Francisco muchas dificultades para encausar la Segunda Orden, principalmente a causa de que las autoridades eclesiásticas queriendo proteger su convento contra las necesidades de esta vida, no eran partidarias de la extrema pobreza de la que Clara, a semejanza de Francisco, quería hacer e hizo el carácter distintivo de sus Instituciones.

También algunos de sus discípulos de la Primera Orden dieron a San Francisco amargos sinsabores. Cada vez que volvía a Italia de alguno de sus viajes de misión, se encontraba con muy desagradables innovaciones, que iban contra el espíritu de extrema pobreza, de la que quería dieran ejemplo los Frailes Menores.

El quería que los frailes vivieran en chozas de adobes, que partieran para las misiones predicando penitencia y conversión, sin darse a estudios teológicos, que para orar, se recogieran en cuevas, en fin, que observaran puntualmente la pobreza evangélica.

Para aquellos discípulos del Santo, que estaban animados del genuino espíritu de su fundador, esta manera de vida les hacía realmente santos. Pero para los que no tenían ese espíritu, era motivo de rebelión.

Se hizo así necesario introducir un género de vida más estable, así como los estudios necesarios para poder predicar la moral a los hombres. A todo ello alentó a los Frailes Menores el Cardenal Hugolino, declarado "protector de la Orden" por el Papa Honorio III. Francisco, dando una vez más ejemplo de humildad, tuvo que admitir que había exigido demasiado a la naturaleza humana y accedió gustoso a las indicaciones del ilustre Cardenal.

FUNDACIÓN DE LA TERCERA ORDEN.

La predicación y ejemplo de San Francisco y de sus Frailes, había levantado radiante despertar de vida cristiana en Italia y en Europa entera. A más de tantos millares de almas fervorosas que habían abrazado la Regla de los Frailes Menores o de las Clarisas, miles y miles de personas que por estar ya casadas o tener una familia que sostener, no podían ingresar a los conventos, pedían a San Francisco que les ayudara a poder vivir la Vida Cristiana en toda su plenitud, a vivir la Vida Perfecta.

Mucho tiempo estuvo San Francisco meditando cómo podría lograrse esto; pero viendo que la vida en comunidad no era indispensable para la perfección, compuso, por inspiración divina, como él mismo nos lo dice, una Regla de Vida, para que los que desearan vivir más intensamente la Vida Cristiana, pudieran lograrlo, y aún ser religiosos, sin abandonar su familia ni sus negocios, para que pudieran vivir la Vida Perfecta.

Para llevar a la práctica la idea que había concebido, fundó una Asociación de Vida Perfecta, a la que dio el nombre de Tercera Orden. A los que entraban a ella no les exigía como a los Frailes Menores, que "vendieran todo cuanto tenían y lo dieran a los pobres" para hacer vida de pobreza material, pues eso no es compatible con la obligación de sostener y educar una familia; pero sí les exigía que fueran pobres de espíritu, es decir, que no desearan desordenadamente las riquezas, y que practicaran las principales virtudes de Nuestro Señor Jesucristo, especialmente la humildad, la penitencia y la castidad.

Además, les prescribió todas las obras que en honor de Dios, en bien propio y en provecho del prójimo son indispensables para vivir la Vida Cristiana en toda su plenitud, para vivir la Vida Perfecta.

En el año 1221, entraron los primeros cristianos a la Tercera Orden; éstos fueron el rico comerciante Luquesio y su esposa Bonna Donna, los que llegaron a tal perfección, que han merecido ser beatificados por nuestra Santa Iglesia.

Francisco imponía a los Terciarios, un Hábito igual al de los Frailes Menores. Andando el tiempo se les suprimió la Capilla o Capucha para que se distinguieran unos de otros. Después por motivos de comodidad, se acortó hasta la rodilla para los hombres; actualmente, a raíz del Concilio Vaticano II se llama Orden Franciscana Seglar y solo usan un escapulario grande y una cuerda.

El número de los Terciarios, ha ido por la gracia de Dios en aumento constante. Son más de 3 millones los que actualmente hay sobre la tierra y todos ellos tienen para su imitación, además de la vida de nuestro Seráfico Padre, el ejemplo de más de 100 Terciarios de todas clases y condiciones, que han sido canonizados o beatificados por nuestra Santa Iglesia.

Los primeros "Nacimientos"

En el mes de diciembre de 1223, San Francisco, que desde el año de 1219 había renunciado al gobierno de la Orden, sin por eso desentenderse de ella, vivía recogido haciendo vida contemplativa en una ermita del Valle de Rieti.

Fue ahí donde con licencia de S.S. el Papa celebró la fiesta de Navidad en una cueva en la que hizo poner una imagen del Divino Niño en un pesebre con paja, un buey y un jumento. En el mismo pesebre, hizo decir Misa con gran solemnidad de música y luces,

Este fue el primer nacimiento que se puso en la fiesta de Navidad. Desde entonces, fue tradicional en las Iglesias Franciscanas el representar en esta fiesta la cueva de Belén, hermosísima costumbre que después rápidamente se extendió en los hogares cristianos.

Los estigmas.


En el verano de 1224, dejó Francisco el Valle de Rieti y se recogió en una cueva del Monte Alvernia en medio de rocas rodeadas de espesos bosques.

Cierto día meditando como acostumbraba sobre la pasión del Salvador vio que bajaba del cielo y volaba sobre aquellas rocas, un ángel resplandeciente con 6 alas extendidas; 2 se levantaban sobre la cabeza del crucifijo que aparecía entre ellas,otras 2 se extendían como para volar, y las 2 restantes cubrían todo el cuerpo del crucificado. Oyó entonces una voz que le decía que el fuego del amor divino le transformaría en la imagen de Jesús crucificado. Al mismo tiempo sintió agudísimos dolores en sus miembros; unos clavos negros atravesaban sus manos y pies y de una llaga abierta en su costado derecho empezó a manar abundante sangre. Dios mismo se había dignado dar testimonio de la santidad de Francisco grabando en su carne las llagas del Redentor.

Ultimos días de San Francisco. Su gloriosa muerte.

En 1226, pasada la fiesta de San Miguel, que él tanto veneraba, Francisco se despidió del Monte Alvernia. Montado en un jumentillo, pues no podía ya caminar, se llegó poquito a poco a la Porciúncula, sembrando milagros por donde quiera que pasaba.

En la Porciúncula tuvo otra vez recias y dolorosas enfermedades. Consumido por los ayunos y abstinencias, abatido por frecuentes hemorragias, atormentado por una tenaz oftalmía, que trajo ya de Egipto y que lo dejó casi ciego, consintió que lo llevasen a descansar a una choza que para él levantó Santa Clara en el huertecillo de San Damián.

Ahí en medio de las tinieblas de la ceguera, acostado en pobrísimo camastro, hostigado por sin número de ratones, compuso aquel divino trovador el "Canto del Sol" o "Canto de las Criaturas".

Lo visitaron afamados médicos, pero empeoró el mal. Sintiendo que se acercaba su fin, se hizo llevar a Asís. Al avisarle el facultativo que ya le quedaban pocos días de vida, Francisco añadió al "Canto del Sol" una estrofa en la que alababa al Señor por nuestra hermana la muerte corporal.

A instancias del Santo, los magistrados dieron licencia para llevarle a Nuestra Señora de los Angeles, donde deseaba morir. Le llevaron en unas angarillas. Al pasar frente a Asís, se incorporó y la bendijo sollozando.

Ya en la Porciúncula, al sentirse morir, como verdadero amador de la pobreza y por ser semejante a Cristo, se desnudó y así se postró en tierra. Su guardián le dio un hábito que el Santo recibió como de limosna y prestado.

Todos los Frailes lloraban. Francisco los exhortó al amor de Dios, de la Santa Pobreza de la paciencia. Cruzados ya los brazos, dijo: "quedaos, hijos míos, en el temor del Señor y permaneced siempre en él. Dichosos serán los que perseveraron en el bien comenzado. Yo voy aprisa al Señor a cuya gracia os encomiendo". Y aguardó a la "Hermana Muerte" que ocurrió el 4 de octubre de 1226.

Al día siguiente, ya al clarear el alba, una comitiva a la vez dolorosa y triunfal, salía hacia Asís. Las muchedumbres acudían presurosas, para escoltar el sagrado cuerpo del Santo. El séquito se desvió con el fin de pasar por San Damián para que Santa Clara y sus monjas, tocasen y besasen las llagas del seráfico Patriarca. Sus reliquias fueron depositadas en la Iglesia de San Jorge.

Gloriflcación de San Francisco.

Tantos y tan estupendos milagros obró el Señor por intercesión del glorioso San Francisco, que ya a los dos años de su muerte, el Cardenal Hugolino, a la sazón Papa con el nombre de Gregorio IX, fue personalmente a la ciudad de Asís y con gran solemnidad lo canonizó y puso en el catálogo de los Santos.

Dos años después, en 1230, en el Capítulo General de Asís, trasladaron su sagrado cuerpo con solemnísimas fiestas a la suntuosa iglesia de su nombre recién edificada para recibirlo.

¡PAZ Y BIEN¡

Loado seas, mí Señor, por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulacíón: ¡felices los que sufren en paz con el dolor porque les llega el tiempo de la coronación!





0 R A C I ÓN

Señor, Haz de mí un instrumento de tu Paz:

Que donde haya odio, ponga yo Amor;

donde haya injuria, ponga yo Perdón;

donde haya duda, ponga yo Fe;

donde haya desesperación, ponga yo Esperanza;

donde haya tinieblas, ponga yo Luz;

donde haya tristeza, ponga yo Alegría.

Concédeme, Divino Maestro,

que no me empeñe tanto

en ser consolado, sino en consolar;

en ser comprendido, sino en comprender;

en ser amado, sino en amar.

Porque es dando, como recibimos;

es perdonando, como somos perdonados;

es muriendo en Ti, como nacemos a la Verdadera Vida.

SAN FRANCISCO DE ASÍS.

miércoles, 28 de abril de 2010

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN


Comunidad Jerico Jerico El 27 de abril a las 23:16

Padre eterno, quiero consagrarme en el Espíritu Santo y ofrecerme a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, para ser un hijo tuyo cada vez más entregado y fiel.

Madre María, yo, (nombre), me entrego hoy a tu Inmaculado Corazón. Acógeme bajo tu protección maternal y condúceme a tu Hijo Jesús.

Señor Jesús, a través del Corazón Inmaculado de María me consagro, consagro mis dones y carismas, y los entrego a tu Sacratísimo Corazón. Haz que mi corazón sea imagen de tu Corazón, para que tú vivas cada vez más en mí.

Sacratísimo Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, con esta consagración y entrega les devuelvo el Amor que me han demostrado en toda vuestra vida terrenal, especialmente en el Calvario, y que me siguen demostrando aún hoy. A la vez renuevo mi consagración bautismal al Dios trino: renuncio al pecado, al mal y a satanás; creo en todo lo que Dios nos ha revelado y tal como nos enseña la Santa Iglesia Católica.

Prometo cumplir con el mandamiento de Jesús de Amar a Dios y al prójimo, de observar los Mandamientos y los preceptos de la Iglesia y de obrar de acuerdo con la doctrina del magisterio de la Iglesia conducida por el sucesor de San Pedro. Con esto quiero contribuir a la unidad y al crecimiento de la Iglesia. Prometo que rezaré con alegría el Santo Rosario ya sea solo, en familia o en otras comunidades y que, con la devoción de los primeros viernes y de los primeros sábados de mes, haré acto de reparación por mis pecados y por los pecados de toda la humanidad.

Sacratísimo Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, ayúdenme a que acoja el Evangelio en mi corazón y a que viva en la fe, en la esperanza y en la caridad. De esta manera Jesucristo, con su santa Cruz y su Resurrección, será para mí el Camino, la Verdad y la Vida. Que el Pan celestial sea mi alimento y que viva del sacrificio eucarístico, para ser capaz de vencer toda clase de mal y optar siempre por la vida.

Lleno de confianza me refugio en el cobijo de vuestros amantes Cozones. Os ruego que me protejan en todos los peligros y condúzcanme, una vez acabado el peregrinar terrenal, felizmente a la patria eterna. Amén.

domingo, 25 de abril de 2010

CURANILAHUE

Ayuda Solidaria para los más afectados
Hermanos(as):

Les invitamos a Ayudar Solidariamente para los más afectados, favor dentro de lo posible, hasta que duela, sean generosos con quienes se vieron más afectados con el Terremoto y Tsunamis.

Por ahora iremos en ayuda de Curanilahue, a través del Padre Luis Camacho.

Les agradeceremos que nos envien:

Pañales para adultos.
Alimentos no perecibles.
Ropa y calzados en buen estado.
Juguetes en buen estado.
Pilas y linternas.
Velas.
Clorox.

Favor envien o pasen a dejar sus donaciones a la Secretaría de la Parroquia de la Merced, de lunes a viernes 9:30-13:30hrs.(mañana), 15:30-18:30hrs.(tarde), sábado 9:30hrs-13:30hrs., a la Sra. Angélica Fariñe, acceso por Castellón, (dirección: Castellón 624-Concepción, Chile).

Coloquen en sus donaciones el nombre de nuestro grupo: "Comunidad Jericó".

Tenemos contratado un Bus, en el cual iremos a dejar todo lo reunido, a Curanilahue, el próximo sábado 1º de Mayo. Quienes deseen acompañarnos, deben inscribirse mañana lunes con la Hermana Servidora Guia Marcia Villalobos.


Desde ya a nombre de las personas afectadas, les agradecemos.

Comunidad Jericó.

martes, 20 de abril de 2010

REFLEXIONES SOBRE EL RECIENTE TERREMOTO, De Jorge A. Cardenal Medina Estévez




REFLEXIONES SOBRE EL RECIENTE TERREMOTO

El pasado 27 de marzo un terrible terremoto, y enseguida un maremoto, azotaron nuestro país. Este tipo de calamidades ha sido recurrente en nuestra historia, según noticias que se remontan al ya lejano siglo XVI. El sismo del año 1939, que viví en mi adolescencia, fue particularmente severo en lo que se refiere a pérdidas de vidas humanas: se habló de que a consecuencia de el fallecieron al menos unas treinta mil personas, pero los daños materiales se circunscribieron principalmente a la octava región del país, concretamente a las ciudades de Chillón y Concepción. Es terremoto que nos acaba de afligir ha dejado un saldo de aproximadamente unas setecientas personas fallecidas o desaparecidas, pero la devastación material ha afectado desde Santiago hasta Concepción y el costo de la reconstrucción alcanzará cifras siderales.

¿Qué pensar acerca de este doloroso acontecimiento?,

Las reflexiones que ofrezco modestamente a continuación no son, ni pueden ser, naturalmente, a partir de un punto de vista científico del, campo de la geología o de la sismología, por la simple razón de que no tengo competencia en esas áreas de la ciencia. Deseo, simplemente, recordar algunos datos de la fe cristiana y católica que pueden ayudar a interpretar el significado de lo ocurrido.

Lo primero que me parece necesario tener presente es que nada de lo que ocurre es ajeno a la voluntad de Dios, ni siquiera los acontecimientos del orden natural y físico. Nada es 'pura casualidad' o ineludible ‘fatalidad’. Conviene recordar las palabras de Jesús: "¿No se venden dos pajaritos por una pequeña moneda? Sin embargo ni uno de ellos cae en tierra sin la voluntad de vuestro Padre. Y en cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados" (Mt 10, 29s). Suponer que algo suceda al margen de la voluntad de Dios seria negar su omnipotencia o desconocer su divina providencia.

Aquí es imposible soslayar la pegunta acerca del por qué del mal. El tema es muy profundo y lacerante. ¿Por qué suceden los males físicos, especialmente aquellos que ocasionan sufrimiento a las personas, incluso a inocentes? ¿Por qué Dios no impide los males morales, es decir los pecados? Es muy difícil dar a estas preguntas una respuesta que sea plenamente satisfactoria. Y la razón está en que todo lo que recibe la calificación de 'mal' no pertenece a la esfera del 'ser', sino a la ausencia de un bien que debería existir. Ahora bien, la inteligencia humana está hecha para comprender el `ser' y por eso experimenta una gran dificultad cuando trata de escudriñar la realidad de un 'no ser', es decir de la ausencia o carencia de un bien que debería existir. Aventuremos una respuesta que no a todas las personas les resultará convincente: los seres creados, finitos y contingentes son, por su propia naturaleza, falibles y pueden fallar en uno u otro sentido. Esas 'fallas' son 'males' y demuestran la calidad contingente y frágil de los seres creados, su radical auto insuficiencia. Los 'males' que acaecen a las criaturas son un testimonio permanente de su imperfección y de su radical diferencia con Dios, el único ser perfectísimo, sin sombra de carencias o de deficiencias, el único que es el Bien absoluto y que en nada depende de otro ser. Hacerse la pregunta de por qué un mal o deficiencia afecta a tal ser concreto y no a otro, es pretender,, penetrar en el misterio de los designios divinos, de su sabiduría y de su bondad. Sería un atrevimiento y una audacia irreverente, un intento de invadir lo que sólo corresponde a Dios.

En este momento de estas reflexiones es bueno recordar las enseñanzas del libro bíblico de Job. No es un libro histórico en el sentido que hoy damos a esa expresión, sino un libro `sapiencial' es decir una composición literaria que, asumiendo la forma ficticia de un relato histórico, desarrolla un tema vital para la comprensión del sentido de la vida humana. En el libro de Job el tema es el de las aflicciones de un hombre justo, calamidades que no pueden interpretarse como un justificado castigo o pena de sus pecados: Job es un hombre justo y sus (.amigos' que interpretan sus desgracias como castigo de sus pecados y lo reprochan por ello, no están en la verdad ni hacen un juicio justo.

El demonio pone a prueba a Job, infligiéndole diversas y dolorosas calamidades, con el objeto de que se rebele contra los designios de Dios, lo maldiga y rechace sus disposiciones. Las pruebas o tentaciones a que Satanás somete a Job no tienen el éxito que el Maligno espera: Job, aún quejándose y lamentando sus infortunios, no se rebela y acuña una frase que resume su actitud profundamente religiosa: salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré a él. El Señor me lo dio, El Señor me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor! En todo esto no pecó Job, ni maldijo a Dios" (Job 1, 21s). A su mujer que lo insta a maldecir a Dios y a morirse, "Job le contestó: 'Hablas como una tonta. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?" (Job 2, 9s). En las palabras que el autor sagrado pone en boca de Job hay un sentido de confianza reverencia) en Dios que es un anuncio de su revelación como Padre, tan característica del Nuevo Testamento.

Llegamos así a la revelación cristiana, expresada por San Pablo en un texto clásico que dice que "Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que lo aman" (Rom 8, 28) y, probablemente en un contexto de persecución: "¿Qué diremos, pues,, a esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros; ¿cómo no nos ha de dar con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Siendo Dios quién justifica, ¿quién condenará? Cristo Jesús, que murió, aún más, que resucitó, y que está a la diestra de Dios es quién intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?" (Rom 8, 31-36). El misterio del mal se explica, en definitiva, a la luz del amor infinito de Dios que nos entrega a su Hijo, Jesucristo, para que, a través de su muerte ignominiosa en la cruz, nos revele el amor del Padre. Porque quizás nunca es más patente el amor que cuando por amor se asume voluntariamente el sufrimiento Lo asumió Jesús en la cruz y, junto a El, lo asumió su Madre, María, cuyo corazón fue traspasado por la espada que le había sido profetizada por el anciano Simeón (ver Lc 2, 25-35). He aquí una gran lección: el amor se manifiesta y se acrecienta en el dolor, y, ¿quién podrá poner en duda que el amor es la realidad suprema, puesto que "Dios es amor" (1 Jn 4, 8). Aquí está la clave para interpretación cristiana del misterio del mal y del sufrimiento: Dios es poderoso hasta el punto de hacer de de los mismos males provengan grandes bienes.

Ahora podemos reflexionar un poco más en concreto sobre las lecciones que nos deja el reciente terremoto.

En primer lugar, nos invita a no poner nuestra seguridad en lo que es de suyo frágil y perecedero, y a colocar nuestro corazón en el único que nunca puede fallar, nunca nos abandona y es la garantía de nuestra definitiva fidelidad, es decir en Dios. Si lo hemos olvidado, si no le hemos dado el lugar que le corresponde en nuestras vidas, es hora de "recentrar" nuestro pensamiento y entender, de una vez por todas y para siempre, que nuestra existencia carece de sentido si no vivimos para El (ver Rom 14, 8).

Enseguida, nos invita a recordar que nuestras 'propiedades' en esta tierra no son definitivas, que no son verdaderamente tales, sino bienes que Dios nos ha dado en administración, de la que deberemos darle cuentas al final de nuestra peregrinación.

La destrucción de muchos bienes patrimoniales nos invita a pensar dónde hemos puesto nuestro tesoro (ver Mt 6, 21; Lc 12, 34), si en las cosas transitorias o en las que permanecerán para siempre, y si en la construcción de las realidades temporales hemos procedido con la competencia y honradez que merecen Dios y nuestros hermanos.

Hemos de lamentar, ciertamente, la pérdida de un acervo cultural y religioso importante y que será preciso reconstruir en la medida de lo posible. Pero, desde el punto de vista de la ,fe, no podemos dejar de comprobar un deterioro considerable del edificio espiritual de la comunidad cristiana: el descenso vertiginoso de la natalidad; los abortos clandestinos y las vidas eliminadas mediante fármacos abortivos, vidas que conforman una pavorosa multitud de 'desaparecidos' que a nadie alarma y que no parecen preocupar como lo merecen; el aumento de los niños nacidos fuera de matrimonio; la multiplicación de los divorcios, favorecidos por la ley civil; la promoción de la lujuria; la proliferación de uniones de facto al margen del matrimonio; el narcotráfico; la drogadicción; el recurso generalizado a la mentira en todas sus formas; la corrupción en el manejo de los dineros públicos y privados; el afán de lucro a cualquier precio y por cualquier medio; el egoísmo en las relaciones contractuales y laborales; la pereza y la irresponsabilidad en el ejercicio de las propias funciones; etc. El sismo ha dejado a la vista la magnitud de algunas de estas llagas del tejido social e impone una labor educativa en valores, sin los cuales la reconstrucción material no pasaría de ser un estuco sin un muro sólido que lo sostenga y le dé consistencia. La reconstrucción valórica es tanto más importante que la material y nunca se podrá dar por terminada porque el deterioro moral es una amenaza permanente y que puede despertar en forma penosa y brutal, como se ha visto en el pillaje y los saqueos realizados a raíz del terremoto.

Pero si es realista reconocer la debilidades morales, tan evidentes por lo demás, no es menos cierto que el sismo ha demostrado que en el corazón de muchos existe, gracias a Dios, un acervo de generosidad, de servicialidad, de amor al prójimo y de sacrificio que constituye una reserva espiritual promisora de mejores días en la construcción de una comunidad nacional fraterna y reconciliada. Esas nobles disposiciones necesitan ser estimuladas, educadas y cimentadas en principios sólidos que vayan más allá de los sentimientos y emociones que pueden ser pasajeros y disiparse con el tiempo y la pérdida del sentido de las urgencias.

Muchas personas han hecho sacrificios, a veces considerables, para ir en ayuda de los damnificados: han comprendido y puesto por obra la palabra de Jesús de que "hay más alegría en dar que en recibir" (Hech 20, 35), y han recordado esas otras palabras del Señor, cuando en el Juicio final dirá a los llamados a la bienaventuranza: "Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, peregriné y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y vinisteis a verme... Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a Mi me lo hicisteis" (Mt 25, 34-36.40). Será el momento de adoptar un estilo mas sobrio y austero, de eliminar algunos agrados prescindibles y de aceptar con generosidad y alegría los sacrificios que las autoridades legitimas puedan reclamar para subvenir al inmenso costo de la reconstrucción

Entretanto, y siempre, elevaremos nuestra oración al Padre misericordioso para que acoja en su santo reino a las almas de quienes perdieron la vida en el terremoto y en el maremoto, para que conforte a quienes han sufrido la pérdida de sus casas y pertenencias, para que de generosidad a quienes pueden ayudar con bienes o servicios, para que conceda sabiduría, fortaleza y perseverancia .a las autoridades que deben afrontar el desafío de la reconstrucción sin otra mira que el bien común de la Nación y con prescindencia de cualquier cálculo mezquino que pudiera favorecer menguados intereses. Rogaremos para que el Señor recompense con largueza a quienes han sido onerosos para contribuir con bienes materiales, con servicios o en cualquier otra forma al alivio de los que han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias del sismo. Oraremos para todos los miembros de la Iglesia católica, de las demás Iglesias y comunidades cristianas y los creyentes no cristianos, pongamos lo mejor de nosotros mismos para que hagamos posible, con la gracia de Dios, la reconstrucción espiritual de nuestra Patria, bien convencidos de que lo que no se ve es más importante que lo que se ve, lo espiritual es mas relevante que lo puramente material, y lo definitivo más valioso que lo transitorio, sin despreciar r por ello las realidades temporales, visibles y materiales, que son también obra de Dios y parte de nuestras ineludibles responsabilidades recibidas de El y de las que ante El deberemos un día rendir cuentas.

Nuestra oración, llena de confianza en la providencia bondadosa del Padre de los cielos, se apoya en la intercesión de la Santísima Virgen María bajo su advocación del Monte Carmelo, lugar de oración y de contemplación de los insondables designios salvadores de Dios. Ella, que tanto sufrió de pié y valerosamente al lado de la cruz de su Hijo, nos alcance la gracia de vivir el misterio del anonadamiento salvador de Jesús (ver Flp 2, 5-11) en esta hora de aflicción y de verdad.

Lo(a)(os)(as) saluda con sincero afecto en el Señor Jesús, rogándole(s) que me excuse(n) por lo que seguramente no haya dicho bien o haya omitido decir,


Jorge A. Cardenal Medina Estévez


Santiago, 19 de marzo de 2010

Cuál debe ser nuestra respuesta a los terribles escándalos en la Iglesia

Cuál debe ser nuestra respuesta a los terribles escándalos en la Iglesia
P. Roger J. Landry

La nota de ocho columnas la semana pasada no se la llevo el patriótico desfile del Super Bowl ni quien seríael mariscal de campo, Drew o Tom, ni tampoco en el discurso del Presidente al Estado de la Unión y su comentario de que hay muchos operativos de Al-Qaeda en los Estados Unidos que constituyen verdaderas "bombas de tiempo". Nada de esto fue la noticia principal.
Los encabezados fueron capturados por la muy triste noticia de que quizá hasta setenta sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston abusaron de jóvenes a quienes estaban consagrados a servir. Es un escándalo mayúsculo, uno que muchas personas que durante largo tiempo han tenido aversión a la Iglesia a causa de alguna de sus enseñanzas morales o doctrinales lo están usando como pretexto para atacar a la Iglesia como un todo, tratando de implicar que después de todo ellos tenían razón.
Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Y por eso, hoy, quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello. No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cual debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo.
Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de elegir a sus primeros discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración a cerca de a quienes elegiría para que fueran sus doce apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obro incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.
Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno, que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavo los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traiciono al Señor. El Evangelio nos dice que él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. "¡Judas!" le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní,"con un beso entregas al Hijo del hombre" Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara. Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y uso su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición, terminó haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado.
Así que desde los primeros doce que Jesús mismo eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes si lo viven.
En vez de centrarse en aquel que traiciono a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.
Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos "once", aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.
El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevo a tremendos santos que llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillará más intensamente. Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil.
San Francisco de Sales fue un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales.
Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseño nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó-pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Llevo a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos. Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba como Dios podía permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia. Regreso a Alemania y observo toda clase de problemas morales.
Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos. El se escandalizó, como le hubiera ocurrido a cualquiera que amara a Dios, por esos abusos desenfrenados. Así que fundó su propia iglesia.
Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura con relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon. El no se anduvo con rodeos.
Dijo: "Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe- son culpables de suicidio espiritual. Son culpables" dijo él"de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía". San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.
¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción? Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. El gran San Francisco de Asís vivió alrededor del año1200, que fue una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aun peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente se convirtió al Señor, fundo a los Franciscanos, ayudo a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos.
Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco" le dijo, "¿que harías tú si supieras que el sacerdote que esta celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado? Francisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."
¿Adonde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuan pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuan pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente- Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro.
Ya sea que el Papa Juan Pablo II celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual.
Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas. Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente "a prueba de los sacerdotes", esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuan santos estos sean o cuan malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.
Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no seria suficiente.
¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochentas, pero siempre puede ser perfeccionada. Pero aun esto no seria suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las victimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente.
¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, la única respuesta auténticamente católica a este escándalo -como San Francisco de Asís reconoció en 1200, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo- es la SANTIDAD! ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.
Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también- que usan excusas para justificar por que no practican su fe, por que lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular. Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas – que dirán: "¿Para que practicar la fe, para que ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante.
Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor. Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí.¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aun mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es un llamado para que despertemos.
Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."
Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco. A principios de esta semana, cuando termine de hacer ejercicio en un gimnasio local, salía yo del vestidor con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente aparto a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miro cuando pase y cuando me había alejado lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus hijos. ¡Como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo!
Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así.
Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de florecer, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura. Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. "Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo," solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, "pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente."
¡Que cierto es esto! Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundo su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.
Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: "Voy a destruir su Iglesia" "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal le contesto: "No, no podrá". Napoleón, con sus 1.50 de altura, dijo otra vez: "Je detruirai votre eglise!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá.¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"
Si los malos papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo? El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcara, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.
La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.
¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuanto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su auténtico rostro.
Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: "¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!" Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.
Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo te he encontrado." Jesús esta con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca.
Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar. Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?

RECONOCIMIENTO
P. Roger J. Landry. "What our response should be to terrible scandals in the Church", homilía no publicada.
Traducida al español y reproducida con el permiso del P. Roger J. Landry.
EL AUTOR
El P. Roger J. Landry fue ordenado sacerdote por la Diócesis de Fall River, MA, por el Obispo Sean O’Malley, OFM Cap., en 1999. Después de obtener la licenciatura de biología por la Universidad de Harvard, el P. Landry hizo sus estudios para el sacerdocio en Maryland, Toronto, y durante varios años en Roma. Después de su ordenación sacerdotal, el Obispo O’Malley lo envió de regreso a Roma para concluir sus estudios de graduación en teología moral y bioética. Actualmente es vicario parroquial en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, Massachusetts y capellán en la Escuela Secundaria Bishop Connolly.
Copyright (c) 2002 Fr. Roger J. Landry

jueves, 15 de abril de 2010

"NINGUN ÉXITO EN LA VIDA, JUSTIFICA EL FRACASO EN LA FAMILIA"


Jeannette Iliana Tejeira PascoApril 15, 2010 at 10:56am
Asunto: DE LA FILA 9 HACIA ADELANTE...
"NINGÚN ÉXITO EN LA VIDA, JUSTIFICA EL FRACASO EN LA FAMILIA"

Impactante conferencia de un sobreviviente de los Andes.

Los consejos de Fernando Parrado, sobreviviente de los Andes
'Lo importante viene después del trabajo'
Conmovió a 2,500 ejecutivos en Expo Management con una recomendación: apoyarse en la familia.

¿Qué conferencista logra hoy colmar un auditorio de 2,500 ejecutivos y empresarios, muchos con sus mujeres e hijos, y hablar durante una hora y media sin que nadie pierda detalle del tema ?

Fernando Parrado, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los Andes, a 36 años de aquella historia que asombró al mundo, consiguió hace algunos meses más que eso: Conmover a un foro de negocios y capacitación empresarial al transmitir las simples moralejas que le dejaron vivir 72 días en plena Cordillera sin agua ni comida.

Fue durante la jornada de cierre de Expo Management 2008.

Su presentación, un monólogo sin golpes bajos acompañado por vídeos e imágenes de la montaña, tuvo dos etapas bien diferentes.

En la primera narró, con un relato íntimo repleto de anécdotas, los momentos que lo marcaron de aquella odisea a 4000 metros de altura en la que perdió a buena parte de sus amigos, además de su madre y su hermana.

¿Cómo es posible sobrevivir donde no se sobrevive?', se preguntó.

'Sobrevivimos porque hubo liderazgos, toma de decisiones y espíritu de equipo, porque nos conocíamos desde mucho antes', dijo.
Y arrojó un primer disparador.
"En la vida el factor suerte es fundamental"

Cuando llegué al aeropuerto de Montevideo no daban número de asiento para el avión.

A mí me tocó, de casualidad, la fila 9, junto a mi mejor amigo.

Cuando el avión chocó en la montaña, se partió en dos.

De la fila 9 para atrás no quedó nada.
Los 29 sobrevivientes al primer impacto viajaban en la parte que quedó a salvo.' De ellos, dijo, 24 no sufrieron un rasguño.

Así, los menos golpeados empezaron a ayudar, actuando como un verdadero equipo. Administramos barritas de chocolate y maní al punto de comer un grano por horas cada uno.

Marcelo, nuestro capitán y líder, asumió su rol para contenernos cuando
le preguntábamos qué pasaba porque no llegaba el rescate.

Decidimos aguantar.'

Pero días después el líder se desmoronó.

La radio trajo la noticia de que había concluido el rescate.

'¿Cómo hubieran reaccionado ustedes?
El líder se quiebra, se deprime y deja de serlo.

Imagínense que yo cierro esta sala, bajo la temperatura de -14 grados sin agua ni comida a esperar quién muere primero.'
Se hace un silencio estremecedor de la primera a la última fila.

'Ahí me di cuenta de que al universo no le importa qué nos pasa.

Mañana saldrá el sol y se pondrá como siempre.

Por lo tanto, tuvimos que tomar decisiones.

En la noche 12 o 13 nos dijimos con uno de los chicos:

«¿Qué estás pensando?»

«Lo mismo que vos.

Tenemos que comer, y las proteínas están en los cuerpos.»
Hicimos un pacto entre nosotros, era la única opción.

Nos enfrentamos a una verdad cruda e inhumana.'

Desde la primera fila, decenas de chicos llevados por sus padres escuchaban boquiabiertos.

Parrado apeló a conceptos típicos del mundo empresarial.

'Hubo planificación, estrategia, desarrollo.

Cada uno empezó a hacer algo útil, que nos ayudara a seguir vivos: zapatos, bastones, pequeñas expediciones humanas.

Fuimos conociendo nuestra prisión de hielo.'

'Hasta que me eligieron para la expedición final, porque la montaña nos estaba matando,nos debilitaba, se nos acababa la comida.

Subí aterrado a la cima de la montaña con Roberto Canessa.

Pensábamos ver desde allí los valles verdes de Chile y nos encontramos con nieve y montañas a 360 grados.

Ahí decidí que moriría caminando hacia algún lugar.'

Entonces sobrevino el momento más inesperado. Pero 'Esta no es la historia que vine a contar', avisó.

Y contó que su verdadera historia empezó al regresar a su casa, sin su madre
ni su hermana, sin sus amigos de la infancia y con su padre con una nueva pareja.

'¿Crisis? ¿De qué crisis me hablan?

¿Estrés? ¿Qué estrés?

Estrés es estar muerto a 6000 metros de altura sin agua ni comida', enfatizó.

Recordó un diálogo fundamental que tuvo con su padre, que le dijo:

'Mira para adelante, anda tras esa chica que te gustaba, ten una vida, trabaja.

Yo cometí el error de no decirle a tu madre tantas cosas por estar tan ocupado, de no compartir tantas festividades con tu hermana, no darme el tiempo de platicar con ellas mis vivencias, no decirles cuanto las amaba'.

Y cerró, determinado:

'Las empresas son importantes, el trabajo lo es, pero lo verdaderamente valioso está en casa después de trabajar: la familia.
Mi vida cambio, pero lo mas valioso que perdi fue ese hogar que ya no existia al regresar.

No se olviden de quien tienen al lado, porque no saben lo que va a pasar mañana.'

Una interminable ovación lo despidió de pie .....


"NINGUN ÉXITO EN LA VIDA, JUSTIFICA EL FRACASO EN LA FAMILIA"


Si TU tienes un calido hogar, piensa que al igual que Yo, eres una persona con Suerte !!! Te toco de la fila 9 hacia adelante, y creeme que la mayoria viaja de la 9 para atras.

Autor: Fernando Parrado

BENDICIONES...

miércoles, 14 de abril de 2010

SOBRE LA ADORACIÓN..2..


James VelezEl 14 de abril de 2010 a las 15:48
Asunto: SOBRE LA ADORACIÓN..2..
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos.salmo..100..2,s,s,.(biblia de jerusalém).

PAZ Y BIEN.

la adoración verdadera es un estilo de vida,de vida nueva en el Espiritu santo.

no es algo que se aprende,ni lo da el grupo,en la comunidad,en la parroquia,tampoco esta gracia se da por ser bueno o santa el alma.
se da por que a quien se le implora es AMOR Y MISERICORDIA(DIOS padre).
EL, que conoce los corazones,se derrama en plenitud de aquella alma, que anhela, quebranta todo su ser al sentirse amado,perdonado.

entonces como milagro,el caudal de liberación, de sanación,de bendición vienen, corren las lagrimas en gratitud por tanto AMOR.

los sollozos,el gozo Espiritual,son muy frecuentes en momentos de adoración y alabanza,muchos cuestionan las palmas, las danzas, aun ciertas formas en la alabanza(oración en lenguas).

el Espiritu santo no es limitado, ni es repetitivo en la donación de carismas y dones Espirituales.

tiene la misma validez aquel que canta como aquel que guarda silencio y adora en esa intimidad.

por eso, hablar de estilos, es mejor compartir sobre formas,la verdadera alabanza no nace,ni se hace enla razón,brota desde lo mas profundo del alma, del corazón.

pero en si, la mas grande alabanza es el mismo JESUS sacramentado, en la santa Eucaristia se da toda, la verdadera gloria, honra, y majestad a la santisima trinidad,la mas pura alabanza dada a nosotros,siempre acompañados de la santisima virgen.

todas estas manifestaciones son biblicas,es solo leer y reflexionar la santa palabra y en ella se nos daran respuestas a este compartir.

SOBRE LA ADORACIÓN..1..

James VelezEl 13 de abril de 2010 a las 11:07
Asunto: SOBRE LA ADORACIÓN..1..
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos.salmo..100..2,s,s,.(biblia de jerusalém).

PAZ Y BIEN.
Yo te alabo con el corazón, yo te alabo con mi voz,dira este canto carismatico,en la voz de nuestros pastores les quiero compartir con su permiso un bello escrito,de recopilaciones sobre la alabanza y la adoración.

La Adoración es el homenaje y la reverencia que rendimos a Dios, reconociendo su poder, autoridad, dominio, grandeza y santidad.

la palabra implica mucho más que la expresión verbal, es la entrega de todo el ser que se inclina para rendir a Dios toda la vida.

La alabanza es la expresión verbal de la adoración, la manifestación visible de una relación íntima con Dios.

Ser adorador es apropiarse de un oficio ... santo y permanente, vivir íntimamente rendido en forma incondicional a la voluntad del Señor, mientras que la alabanza es solo la expresión externa, verbalizada, de lo que sucede interiormente.

Se puede confundir el fuego de Dios con la hoguera encendida por el hombre.

La alabanza que Dios acepta no es la que persigue un fin utilitario,sino las que son expresión de un corazón agradecido que rinde al Señor el tributo que merece su persona.

Adorar es entregar a Dios nuestra propia inteligencia, que se rinde ante Él, y todo nuestro amor, que siente que arde en Él.

el señor nos dira que la alabanza perfecta, es aquella que armonisa con nuestro proceder...mc 7.6.

Propiamente la adoración es una gracia, un regalo del que nosotros no podemos adueñarnos ni podemos planificar completamente.

¿estilos de alabanza?
¿frutos de la alabanza?........

todo con JESUS ,nada sin maria SANTISIMA.

domingo, 11 de abril de 2010

ELECCIONES SERVIDORES DIOCESANOS


Esta semana, debemos estar en oración de adoración y alabanzas. Se les pide a toda la Comunidad Carismática, que visita nuestro Blogger y Facebook, a estar en oración, para que este sábado 17 de abril de 2010, sople sobre su pueblo Servidor de nuestra Diócesis de Concepción, Chile, el Espiritu Santo de Dios, y surja de sus corazones nombres para ocupar el cargo de Servidores Diocesanos, por el siguiente período.

Por la Renovación de los Servidores Diocesanos, pidamos Espiritu Santo, sobre nuestros Servidores y Servidoras.

Gracias!!

sábado, 10 de abril de 2010

NOVENO DÍA EN EL MANATIAL DE MI MISERICORDIA – ABRIL 10


Dios Es Mi PrioridadApril 10, 2010 at 11:01am
Asunto: NOVENO DÍA EN EL MANATIAL DE MI MISERICORDIA – ABRIL 10

ACTO DE CONSAGRACIÓN A JESÚS MISERICORDIOSO (Para todos los días)
Oh, Jesús Misericordioso, tu Bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables; me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras; me consagro enteramente a Ti para viv...ir bajo los rayos de tu gracia y de tu Amor que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz.
Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos.
Mas, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia.
Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia,
a fin de que poniendo toda su esperanza en Ella, pueda ensalzarla por toda la Eternidad.
Amén

NOVENO DIA

Hoy, tráeme a las almas tibias y sumergelas en el abismo de mi Misericordia. Estas almas son las que mas dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la mas intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mi este cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la ultima tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.

Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh, Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque Tu lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu Misericordia. Amén.


CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA (en un rosario común)

1.- Un Padre nuestro.

2.- Un Ave María.

3.- Un Credo de los Apóstoles.

4.- En la cuenta grande antes de cada decena:
Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo.
para el perdón de nuestros pecados
y los del mundo entero.

5.- En las diez cuentas pequeñas de cada decena:

Por su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.

6.- Al final después de las cinco decenas:

Santo Dios
Santo Fuerte
Santo Inmortal,ten piedad de nosotros
y del mundo entero.