viernes, 29 de julio de 2011

REUNIÓN DE SERVIDORES

---------- Mensaje reenviado ----------
De: Comunidad Jericó Jericó
Fecha: 29 de julio de 2011 10:21
Asunto: REUNIÓN DE SERVIDORES
Para:



HERMANOS Y HERMANAS SERVIDORES,
BUENOS DÍAS:


LES RECORDAMOS QUE MAÑANA SÁBADO 30, A LAS 14:30 P.M., EN LA DIÓCESIS DE CONCEPCIÓN, ESTAMOS CITADOS A REUNIÓN LOS SERVIDORES, A NUESTRA REUNIÓN MENSUAL.

COMO ES HABITUAL, ESTA REUNIÓN SE EFECTUARÁ EN LA PARROQUIA SAN JOSÉ.



COMUNIDAD "JERICÓ".



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QUE DIOS LLENE TÚ CORAZÓN DE SU ESPÍRITU SANTO.

El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.

viernes, 22 de julio de 2011

Oremos por la delincuencia.

Comunidad Jerico Jerico
22 de julio de 2011 8:50

Asunto: Oremos por la delincuencia

Hermanos y hermanas, les pedimos que en estos días, se unan a nosotros, para orar por la delincuencia, el mal que ella representa en nuestra sociedad, para que Dios nos ayude en erradicarla de nuestra sociedad.

Oremos por las personas que tienen como trabajo el ejercer la violencia, ejercer la delincuencia.

Pidamos en el Nombre de Jesús, en nuestras oraciones, para que el Espiritu Santo asista a nuestra sociedad, a nuestras autoridades, a nuestras comunidades carismáticas, a nuestros delincuentes, a nuestros vecinos, gente conocida y desconocida, para que todos nos unifiquemos en una sola intención: Erradicar la Delincuencia de nuestros paises.

Amén !

jueves, 21 de julio de 2011

«El que se humilla será enaltecido»

Comunidad Jerico Jerico
21 de julio de 2011 17:09

San Isaac el Siríaco (siglo VII), monje cerca de Mossul
Sermones ascéticos, 1ª serie, nº 49


«El que se humilla será enaltecido»


La providencia de Dios, que vela para dar a cada uno de nosotros lo que es bueno, ha hecho dirigir todas las cosas hacia nosotros para llevarnos a la humildad. Porque si te enorgulleces de las gracias que la providencia te ha dado, ésta te abandona y caes de nuevo... Debes, pues, saber que no es propio, ni de ti ni de tu virtud, resistir a las malas tendencias, sino que es solamente la gracia la que te mantiene en su mano para que no temas... Gime, llora, acuérdate de tus faltas en tiempo de prueba para que te veas liberado del orgullo y adquieras humildad. Mientras, no desesperes. Pide humildemente a Dios que perdone tus pecados.

La humildad, aunque sea sin obras, borra muchas faltas. Por el contrario, sin ella, las obras no sirven de nada; nos procuran muchos males. Por la humildad, obtén pues, el perdón de tus injusticias. Lo que la sal es para todo alimento, la humildad lo es para cualquier virtud. Puede romper la fuerza de numerosos pecados... Si la poseemos, hace de nosotros hijos de Dios y nos lleva a Dios incluso sin la ayuda de las obras buenas. Por eso, sin ella, todas las obras son vanas, son vanas todas las virtudes y son vanos todos los trabajos.

martes, 19 de julio de 2011

LA JERARQUÍA DE VALORES

Homilía para el 17 Domingo del Tiempo Ordinario (24-7-2011), por José-Román Flecha

Escrito por Redactora
martes, 19 de julio de 2011

“Memoria y sabiduría” es el título de la reflexión homilética del teólogo y sacerdote José-Román Flecha Andrés para el Domingo 17 del Tiempo Ordinario, ciclo A, correspondiente al domingo 24 de julio



En el diálogo Fedro, Platón pone en boca de Sócrates una curiosa leyenda. El que inventó los caracteres de la escritura se presentó orgulloso al rey de Tebas a darle cuenta de su invento. Pero el rey lo reprendió diciendo que al inventar la escritura había dado muerte a la memoria de los hombres.
En estos años pasados, se decía que la famosa frase de Descartes “Pienso, luego existo”, parecía haber sido sustituida por esta otra: ”Fotocopio, luego existo”. En este momento habría que modificar todavía estos aforismos y afirmar con aplomo y arrogancia: “Lo bajo de internet, luego lo sé”.


Salomón le pidió a Dios el don de la sabiduría (1 Re 3, 5.7-12). La prefería a todas las riquezas de este mundo. Pero la sabiduría no equivalía a erudición ni a un fácil truco para tener a mano algunas fórmulas en el momento de un examen. La sabiduría era el arte de saber conducirse en la vida por el camino recto. La sabiduría equivalía a la justicia.



LA JERARQUÍA DE VALORES


También el evangelio que hoy se proclama (Mt 13, 44-52) contiene una sencilla y hermosa lección sobre la verdadera sabiduría. Jesús la expresa bajo la forma de tres parábolas inspiradas en la vida ordinaria de las gentes de su alrededor: agricultores de Galilea, mercaderes de Cafarnaúm y pescadores del lago de Genesaret.


• Un hombre encuentra un tesoro en el campo y lo esconde de nuevo. Vende todo lo que tiene y, lleno de alegría, se apresura a comprar aquel campo.


• Un comerciante en perlas finas, encuentra una de gran valor. También éste vende todo lo que tiene y la compra.


• Unos pescadores arrojan la red en el mar y recogen toda clase de peces. Llegados a la costa se sientan y hacen la selección entre los buenos y los malos peces.


Las tres parábolas coinciden en una enseñanza. Es preciso estar preparados para hacer las opciones justas en la vida. En eso consiste la verdadera sabiduría. Hay que establecer una jerarquía de bienes y de valores. Y aprender a prescindir de lo que vale menos para conseguir lo que vale más. Aunque parezca costosa, esa decisión comporta una gran alegría.





LAS VERDADERAS OPCIONES





“El reino de los cielos se parece…” El mensaje de las parábolas quedaría incompleto si se olvidara esa breve introducción que las encabeza. Jesús no es un moralista. Es un profeta. No vende fáciles recetas para aumentar la autoestima personal. Revela el rostro, la presencia y las expectativas de Dios con relación a la humanidad. Es decir, el Reino de Dios.



• “El reino de los cielos se parece a un tesoro”. El Reino de Dios está escondido a los ojos de muchos. Pero existe y es real. Sale a nuestro encuentro cuando menos lo sospechamos. Y exige de nosotros la disponibilidad para entregar todo lo que hacemos y tenemos. La parábola nos sugiere la valía de la fe.



• “El reino de los cielos se parece a un comerciante”. El Reino de Dios puede estar expuesto a la luz pública. Pero sólo quien anda buscándolo, lo encuentra. Hace falta tener sed para encontrar la fuente que mana y corre. Hace falta la capacidad para conocer el valor que encontramos para arriesgarlo todo. La parábola nos habla de la aventura de la esperanza.


• “El reino de los cielos se parece a la red”. El Reino de Dios es inabarcable como el mar. Requiere de nosotros arrojo y valentía, pero también la preparación y los instrumentos necesarios para captar su riqueza. Y el discernimiento necesario para apreciar el valor de las opciones. La parábola nos da la clave de la sabiduría que, sin duda, es el amor.


- Señor Jesús, tú eres El tesoro y la perla que nos salen al encuentro. Tú eres el modelo de las grandes virtudes del reino de tu Padre y nuestro Padre. Que tu Espíritu nos enseñe a realizar con alegría las opciones que nacen de la verdadera sabiduría. Amén.





José-Román Flecha Andrés


Universidad Pontificia de Salamanca

miércoles, 13 de julio de 2011

Summa Theologiae

BENEDICTO XVI

AUDIENCIA GENERAL

Sala Pablo VI
Miércoles 23 de junio de 2010



Santo Tomás de Aquino (3)

Queridos hermanos y hermanas:

Quiero completar hoy, con una tercera parte, mis catequesis sobre santo Tomás de Aquino. Incluso más de setecientos años después de su muerte, podemos aprender mucho de él. Lo recordaba también mi predecesor, el Papa Pablo VI, quien, en un discurso pronunciado en Fossanova el 14 de septiembre de 1974, con ocasión del VII centenario de la muerte de santo Tomás, se preguntaba: «Maestro Tomás, ¿qué lección nos puedes dar?». Y respondía así: «La confianza en la verdad del pensamiento religioso católico, tal como él lo defendió, expuso y abrió a la capacidad cognoscitiva de la mente humana» (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 22 de septiembre de 1974, pp. 6-7). Y el mismo día, en Aquino, refiriéndose de nuevo a santo Tomás, afirmaba: «Todos, todos los que somos hijos fieles de la Iglesia podemos y debemos, por lo menos en alguna medida, ser discípulos suyos» (ib., p. 7).

Aprendamos, pues, también nosotros de santo Tomás y de su obra maestra, la Summa Theologiae. Aunque quedó incompleta, es una obra monumental: contiene 512 cuestiones y 2669 artículos. Se trata de un razonamiento compacto, cuya aplicación de la inteligencia humana a los misterios de la fe avanza con claridad y profundidad, enlazando preguntas y respuestas, en las que santo Tomás profundiza la enseñanza que viene de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, sobre todo de san Agustín. En esta reflexión, en el encuentro con verdaderas preguntas de su tiempo, que a menudo son asimismo preguntas nuestras, santo Tomás, utilizando también el método y el pensamiento de los filósofos antiguos, en particular de Aristóteles, llega así a formulaciones precisas, lúcidas y pertinentes de las verdades de fe, donde la verdad es don de la fe, resplandece y se hace accesible para nosotros, para nuestra reflexión. Sin embargo, este esfuerzo de la mente humana —recuerda el Aquinate con su vida misma— siempre está iluminado por la oración, por la luz que viene de lo Alto. Sólo quien vive con Dios y con los misterios puede comprender también lo que esos misterios dicen.

En la Summa Theologiae, santo Tomás parte del hecho de que existen tres modos distintos del ser y de la esencia de Dios: Dios existe en sí mismo, es el principio y el fin de todas las cosas; por tanto, todas las criaturas proceden y dependen de él; luego, Dios está presente a través de su gracia en la vida y en la actividad del cristiano, de los santos; y, por último, Dios está presente de modo totalmente especial en la Persona de Cristo, unido aquí realmente con el hombre Jesús, que actúa en los sacramentos, los cuales derivan de su obra redentora. Por eso, la estructura de esta obra monumental (cf. Jean-Pierre Torrell, La «Summa» di san Tommaso, Milán 2003, pp. 29-75), un estudio con «mirada teológica» de la plenitud de Dios (cf. Summa Theologiae, Iª, q. 1, a. 7), está articulada en tres partes, y el mismo Doctor Communis —santo Tomás— la explica con estas palabras: «El objetivo principal de esta sagrada doctrina es llevar al conocimiento de Dios, y no sólo como ser, sino también como principio y fin de las cosas, especialmente de las criaturas racionales (...). En nuestro intento de exponer dicha doctrina, trataremos lo siguiente: primero, de Dios; segundo, de la marcha del hombre hacia Dios; tercero, de Cristo, el cual, como hombre, es el camino en nuestra marcha hacia Dios» (ib., Iª, q. 2). Es un círculo: Dios en sí mismo, que sale de sí mismo y nos toma de la mano, de modo que con Cristo volvemos a Dios, estamos unidos a Dios, y Dios será todo en todos.

Así pues, la primera parte de la Summa Theologiae indaga sobre Dios mismo, sobre el misterio de la Trinidad y sobre la actividad creadora de Dios. En esta parte, encontramos también una profunda reflexión sobre la realidad auténtica del ser humano en cuanto salido de las manos creadoras de Dios, fruto de su amor. Por una parte, somos un ser creado, dependiente; no venimos de nosotros mismos; pero, por otra, tenemos verdadera autonomía, de modo que no somos sólo algo aparente —como dicen algunos filósofos platónicos—, sino una realidad querida por Dios como tal, y con valor en sí misma.

En la segunda parte santo Tomás considera al hombre, impulsado por la gracia, en su aspiración a conocer y amar a Dios para ser feliz en el tiempo y en la eternidad. Primeramente, el autor presenta los principios teológicos de la acción moral, estudiando cómo, en la libre elección del hombre de realizar actos buenos, se integran la razón, la voluntad y las pasiones, a las que se añade la fuerza que da la gracia de Dios mediante las virtudes y los dones del Espíritu Santo, al igual que la ayuda que ofrece también la ley moral. Por consiguiente, el ser humano es un ser dinámico, que busca su propia identidad, que busca llegar a ser él mismo y, en este sentido, busca realizar actos que lo construyen, que lo hacen verdaderamente hombre; y aquí entra la ley moral, entra la gracia y también la razón, la voluntad y las pasiones. Sobre este fundamento santo Tomás traza la fisonomía del hombre que vive según el Espíritu y que se convierte así en un icono de Dios. Aquí el Aquinate se detiene a estudiar las tres virtudes teologales —fe, esperanza y caridad—, seguidas de un examen agudo de más de cincuenta virtudes morales, organizadas en torno a las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, templanza y fortaleza. Y termina con la reflexión sobre las distintas vocaciones en la Iglesia.

En la tercera parte de la Summa, santo Tomás estudia el Misterio de Cristo —el camino y la verdad— por medio del cual podemos reunirnos con Dios Padre. En esta sección escribe páginas casi no superadas sobre el misterio de la Encarnación y de la Pasión de Jesús, añadiendo también una amplia disertación sobre los siete sacramentos, porque en ellos el Verbo divino encarnado extiende los beneficios de la Encarnación para nuestra salvación, para nuestro camino de fe hacia Dios y la vida eterna, permanece materialmente casi presente con las realidades de la creación, y así nos toca en lo más íntimo.

Hablando de los sacramentos, santo Tomás se detiene de modo particular en el misterio de la Eucaristía, por el cual tuvo una grandísima devoción, hasta tal punto que, según los antiguos biógrafos, solía acercar su cabeza al Sagrario, como para sentir palpitar el Corazón divino y humano de Jesús. En una obra suya de comentario de la Escritura, santo Tomás nos ayuda a comprender la excelencia del sacramento de la Eucaristía, cuando escribe: «Al ser la Eucaristía el sacramento de la Pasión de nuestro Señor, contiene en sí a Jesucristo, que sufrió por nosotros. Por tanto, todo lo que es efecto de la Pasión de nuestro Señor, es también efecto de este sacramento, puesto que no es otra cosa que la aplicación en nosotros de la Pasión del Señor» (In Ioannem, c. 6, lect. 6, n. 963). Comprendemos bien por qué santo Tomás y los demás santos celebraban la santa misa derramando lágrimas de compasión por el Señor, que se ofrece en sacrificio por nosotros, lágrimas de alegría y de gratitud.

Queridos hermanos y hermanas, siguiendo la escuela de los santos, enamorémonos de este sacramento. Participemos en la santa misa con recogimiento, para obtener sus frutos espirituales; alimentémonos del Cuerpo y la Sangre del Señor, para ser incesantemente alimentados por la gracia divina. De buen grado, hablemos con frecuencia, de tú a tú, con Cristo en el Santísimo Sacramento.

Lo que santo Tomás ilustró con rigor científico en sus obras teológicas mayores, como la Summa Theologiae, o la Summa contra Gentiles, lo expuso también en su predicación, dirigida a los estudiantes y a los fieles. En 1273, un año antes de su muerte, durante toda la Cuaresma tuvo predicaciones en la iglesia de Santo Domingo Mayor en Nápoles. El contenido de esos sermones se recogió y conservó: son los Opuscoli, en los que explica el Símbolo de los Apóstoles, interpreta la oración del Padre Nuestro, ilustra el Decálogo y comenta el Ave María. El contenido de la predicación del Doctor Angelicus corresponde casi completamente a la estructura del Catecismo de la Iglesia católica. En efecto, en la catequesis y en la predicación, en un tiempo como el nuestro de renovado compromiso por la evangelización, nunca deberían faltar estos temas fundamentales: lo que creemos, es decir, el Símbolo de la fe; lo que oramos, o sea, el Padre Nuestro y el Ave María; lo que vivimos como nos enseña la Revelación bíblica, es decir, la ley del amor de Dios y del prójimo y los Diez mandamientos, como explicación de este mandamiento del amor.

Quiero poner algunos ejemplos del contenido, sencillo, esencial y convincente, de las enseñanzas de santo Tomás. En su Opúsculo sobre el Símbolo de los Apóstoles explica el valor de la fe. Por medio de ella, dice, el alma se une a Dios, y se produce como un brote de vida eterna; la vida recibe una orientación segura, y nosotros superamos fácilmente las tentaciones. A quien objeta que la fe es una necedad, porque hace creer en algo que no entra en la experiencia de los sentidos, santo Tomás da una respuesta muy articulada, y recuerda que se trata de una duda inconsistente, porque la inteligencia humana es limitada y no puede conocerlo todo. Sólo en el caso de que pudiéramos conocer perfectamente todas las cosas visibles e invisibles, entonces sería una auténtica necedad aceptar verdades por pura fe. Por lo demás, es imposible vivir —observa santo Tomás— sin fiarse de la experiencia de los demás, donde el conocimiento personal no llega. Por tanto, es razonable tener fe en Dios que se revela y en el testimonio de los Apóstoles: eran pocos, sencillos y pobres, afligidos a causa de la crucifixión de su Maestro; y aun así, muchas personas sabias, nobles y ricas se convirtieron en poco tiempo al escuchar su predicación. Se trata, en efecto, de un fenómeno históricamente prodigioso, al cual difícilmente se puede dar otra respuesta razonable que no sea la del encuentro de los Apóstoles con el Señor resucitado.

Comentando el artículo del Símbolo sobre la encarnación del Verbo divino, santo Tomás hace algunas consideraciones. Afirma que la fe cristiana, considerando el misterio de la Encarnación, queda reforzada; la esperanza se eleva con más confianza al pensar que el Hijo de Dios vino en medio de nosotros, como uno de nosotros, para comunicar a los hombres su divinidad; la caridad se reaviva, porque no existe signo más evidente del amor de Dios por nosotros, que ver al Creador del universo que se hace él mismo criatura, uno de nosotros. Por último, considerando el misterio de la encarnación de Dios, sentimos que se inflama nuestro deseo de alcanzar a Cristo en la gloria. Haciendo una comparación sencilla y eficaz, santo Tomás observa: «Si el hermano de un rey estuviera lejos, ciertamente anhelaría poder vivir a su lado. Pues bien, Cristo es nuestro hermano: por tanto, debemos desear su compañía, llegar a ser un solo corazón con él» (Opuscoli teologico-spirituali, Roma 1976, p. 64).

Presentando la oración del Padre Nuestro, santo Tomás muestra que es perfecta en sí, pues tiene las cinco características que debería poseer una oración bien hecha: abandono confiado y tranquilo; conveniencia de su contenido, porque —observa santo Tomás— «es muy difícil saber exactamente lo que es oportuno pedir y lo que no, pues nos resulta difícil la selección de los deseos» (ib., p. 120); y, también, orden apropiado de las peticiones, fervor de caridad y sinceridad de la humildad.

Santo Tomás fue, como todos los santos, un gran devoto de la Virgen. La definió con un apelativo estupendo: Triclinium totius Trinitatis, triclinio, es decir, lugar donde la Trinidad encuentra su descanso, porque, con motivo de la Encarnación, en ninguna criatura, como en ella, las tres Personas divinas habitan y sienten delicia y alegría por vivir en su alma llena de gracia. Por su intercesión podemos obtener cualquier ayuda.

Con una oración, que tradicionalmente se atribuye a santo Tomás y que, en cualquier caso, refleja los elementos de su profunda devoción mariana, también nosotros digamos: «Oh santísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios..., encomiendo toda mi vida a tu corazón misericordioso... Alcánzame, oh dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la cual ame con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santísimo Hijo y, después de él, a ti, y al prójimo en Dios y por Dios».


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Saludos

Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los miembros de la Asociación pública de Fieles “Hogar de la Madre”, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Os invito a todos, a imitación de santo Tomás de Aquino, a profundizar, mediante el estudio y la oración, en los grandes misterios de la fe.

(A los diáconos del seminario mayor de Cracovia)

Agradeced a Dios el don de la vocación, cuidadla y viviendo una vida ejemplar suscitad la valentía de aquellos a los que el Señor llama, a fin de que no duden en responder: “Heme aquí, envíame” (Is 6, 8).

(A los peregrinos de Jimramov, República Checa)

Mañana celebraremos la fiesta de San Juan Bautista. La vocación de este gran profeta fue preparar el camino a nuestro Señor. También nosotros, cada uno según la propia vocación, debemos llevar a Cristo al mundo de hoy. ¡Sed fuertes en el Señor!

(A los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados)

Hoy celebramos la memoria litúrgica de san José Cafasso y el 150° aniversario de su muerte. Que el ejemplo de esta atractiva figura de sacerdote ejemplar, al que quiero dedicar mi próxima catequesis del miércoles, os ayude, queridos jóvenes, a experimentar personalmente la fuerza liberadora del amor de Cristo, que renueva profundamente la vida del hombre; a vosotros, queridos enfermos, os sostenga para que ofrezcáis vuestro sufrimiento por la conversión de quien es prisionero del mal; y a vosotros, queridos recién casados, os aliente a ser signo de la fidelidad de Dios también en el perdón mutuo, motivado por el amor.


Summa Theologiae

lunes, 11 de julio de 2011

San Benito Abad


San Benito

Abad, patrono de Europa (c. 480-547) Nació en el año 480 en Nursia (Italia). Formado en Roma, vivió retirado llevando vida eremítica, reunió algunos discípulos y fundó varios monasterios en Subiaco.

Más tarde fundó el célebre monasterio de Montecasino y allí murió en el año 547, después de escribir la Regla monástica que lleva su nombre y que ha sido la más extendida en Occidente. El Papa Pablo VI lo proclamó patrono de Europa por el extraordinario influjo que tanto su persona como sus monjes ejercieron en el establecimiento de las raíces cristianas en este continente.

Medalla de San Benito La Cruz – Medalla de San Benito data de una época muy antigua y debe su origen a la gran devoción que el Santo profesaba al signo adorable de nuestra Redención y al uso frecuente que de él hacía y que recomendaba a sus discípulos para vencer las tentaciones, ahuyentar al demonio y obrar maravillas.

En un principio y durante muchos años la devoción a esta Cruz – Medalla de San Benito fue meramente local y exclusiva de los monasterios Benedictinos.

Explicación: la medalla de San Benito representa, de un lado, la imagen de la Cruz y en el otro, la del Santo Patriarca El lado de la Cruz suele estar encabezado, o por el monograma del Salvado: IHS, o por el lema de la orden benedictina: PAX.

En los cuatros ángulos de la Cruz háyanse grabadas las siguientes iniciales:

C.S.P.B., que significa: Cruz Sancti Patris Benedicti, o sea: Cruz del Santo Padre Benito, las cuales son como un anuncio de la Medalla y no forma parte del exorcismo.

En las líneas vertical y horizontal y alrededor de la Cruz se leen, en el siguiente orden, estas otras iniciales, cuyas palabras componen la oración ó exorcismo que tanto teme Satanás y que conviene repetir a menudo:

C.S.S.M.L. Cruz Sancta Sit Mihi Luz La Santa Cruz sea mi luz

N.D.S.M.D. Non Draco Sit Mihi Dux No sea el dragón mi guía

V.R.S. Vade Retro Satanás Retírate Satanás

N.S.M.V. Numquam Suadeas Mihi Vana No me aconsejes vanidades

S.M.Q.L. Sunt Mala Quae Libas Son cosas malas las que tú brindas

I.V.B. Ipse, Venena Bibas Bebe tú esos venenos

viernes, 8 de julio de 2011

Me dijo: 'Arzobispo de Santiago: ustedes han sufrido mucho”.


Jueves 7 de julio de 2011

El arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, reveló que el Papa Benedicto XVI estaba al tanto de la conmoción que ha causado en Chile el caso Karadima, al señalarle que el país "ha sufrido mucho" con dicha denuncia.

"El Papa estaba muy, pero muy enterado. En el momento en que me impuso el palio, me dijo: 'Arzobispo de Santiago: ustedes han sufrido mucho y han sufrido mucho por el caso Karadima". El Papa se acordaba perfectamente y, después en el diálogo personal, estuvimos hablando todo este tema", expresó Ezzati a su regreso a Santiago desde Roma.

El religioso también se reunió con la Congregación para la Doctrina de la Fe y señaló que quedó "muy contento por lo que he tenido como apoyo y confirmación de mi tarea".

Agregó que aún no se designa el religioso que investigará a la Unión Sacerdotal, pero -precisó- "sin duda alguna llegará en los próximos días el nombramiento, porque no lo alcanzaron a ver ayer (miércoles)".

Ezzati, que recibió el 29 de junio el Palio Arzobispal, tuvo una audiencia privada con el Papa, quien "me concedió 45 minutos, una cosa excepcional", ocasión en que "pudimos hablar de todo y con mucha esperanza. Hablamos de la Iglesia, de la situación de Chile y también de nuestros problemas".

PONGÁMONOS EN SINTONÍA CON LA PALABRA DE DIOS


Buenas Tardes Hermanos Amigos


SAGRADA ESCRITURA, INSPIRACIÓN Y VERDAD

Es el Retiro espiritual que tendrá la Renovación Carismática Católica
de Panamá los días sábado 30 y domingo 31 de julio con Monseñor
Alejandro Vásquez Pinto. De 8:00 a.m. a 4:00 p.m. en la sede de la
Renovación ubicada en Avenida Cuba y Calle 32. Donación de B/. 5.00


La Exhortación Apostólica del Papa Benedicto XVI señala: “Un
concepto clave para comprender el texto sagrado como Palabra de Dios
en palabras humanas es ciertamente el de inspiración. También aquí
podemos sugerir una analogía: así como el Verbo de Dios se hizo carne
por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, así también
la Sagrada Escritura nace del seno de la Iglesia por obra del mismo
Espíritu. La Sagrada Escritura es «la Palabra de Dios, en cuanto
escrita por inspiración del Espíritu Santo». De ese modo, se reconoce
toda la importancia del autor humano, que ha escrito los textos
inspirados y, al mismo tiempo, a Dios como el verdadero Autor”.


“Cuando se debilita nuestra atención a la inspiración, se corre el
riesgo de leer la Escritura más como un objeto de curiosidad histórica
que como obra del Espíritu Santo, en la cual podemos escuchar la voz
misma del Señor y conocer su Presencia en la historia”.


“Toda la Escritura, inspirada por Dios, es útil para enseñar,
reprender, corregir, instruir en la justicia; para que el hombre de
Dios esté en forma, equipado para toda obra buena” (2 Tm 3,16-17 gr.).


Los esperamos en este retiro, recuerden traer Biblia, cuaderno para
anotaciones y la Exhortación Verbum Domini. Si no la tienes la puedes
adquirir en el Centro de la Renovación. Información: 225-9571
Vean adjunto.


PONGÁMONOS EN SINTONÍA CON LA PALABRA DE DIOS,

INVITA A UN AMIGO O AMIGA.

Pasen esta Buena Noticia


Atentamente,

Marlene J. Cajiga S.

jueves, 7 de julio de 2011

EL REINO DE DIOS

San Anselmo (1033-1109), monje, obispo, doctor de la Iglesia
Proslogion, 25-26


«Se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»

¡Qué gran dicha poseer el Reino de Dios! ¡Qué gozo para ti, corazón humano, pobre corazón acostumbrado al sufrimiento y aplastado por los males, si tú rebosaras de una dicha tal!... Y sin embargo, si alguno a quien amaras como a ti mismo, participara de una idéntica dicha, tu gozo sería doble, porque no te gozarías por él menos que por ti mismo. Y si dos o tres, o aunque fueran muchos más, poseyeran esta misma felicidad, experimentarías en ti mismo tanto gozo por cada uno como por ti mismo porque amarías a cada uno como a ti mismo.

Así pues, en esa plenitud de amor que unirá a los innumerables bienaventurados, y en la que nadie amará al otro menos que a sí mismo, cada uno gozará de la dicha de los demás tanto como de la suya propia. Y el corazón del hombre, a penas capaz de contener su propio gozo, se sumergirá en el océano de tan grandes y numerosas dichas. Ahora bien, sabéis que se goza de la felicidad de alguien en la misma medida en que se le ama; así, en esa perfecta bienaventuranza en la que cada uno amará a Dios incomparablemente más que a sí mismo y que a todos los otros, la felicidad infinita de Dios será para cada uno fuente de gozo incomparable.