domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Qué forma poseen los demonios cuando se aparecen a los hombres?

Cuestión 51
¿Qué forma poseen los demonios cuando se aparecen a los hombres?
Los demonios no tienen una forma visible determinada, su forma es inmaterial. Por lo tanto si se manifiestan de forma visible podrían adoptar cualquier forma que desearan. Cualquier forma por bella que fuera, humana o angélica, entra dentro de la capacidad de su poder. Podrían aparecerse con la forma de un sacerdote conocido, de nuestro confesor, del Santo Padre. Como es lógico tal situación crearía una inseguridad total, así que Dios no lo permite. Y Dios, mirando nuestro bien, no sólo no les permite este tipo de apariciones tan sumamente engañosas, sino que ni siquiera les permite aparecerse de cualquier manera, sino sólo en ciertos modos determinados. Para que así nos quede claro a nosotros, que somos como niños al lado de ellos, el carácter maléfico del que se aparece.
Y así Dios sólo les permite aparecerse como sombras que se mueven, como engendros monstruosos, como hombres pequeños de color muy negro. Respecto a esta última forma de mostrarse visualmente como hombrecillos oscuros y pequeños, aparece una y otra vez en la tradición literaria cristiana desde la época de los Padres del desierto. Pero no sólo en ellos, sino que incluso Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa de Lisieux (en uno de sus sueños) y otros casos como el de la niña Alexia (1971-1985+) volverán a hablar de que vieron a hombres pequeños y de color muy negro.
Cuando decimos que Satán es un dragón o una serpiente lo que queremos decir es que tiene el carácter monstruoso, fiero, venenoso y astuto de esos seres. Pero en ningún caso que tenga esa forma visual, ya que sigue siendo un bellísimo ángel en su naturaleza, aunque repugnante en su aspecto moral. La deformación él la ha sufrido sólo en su persona, pero no en su naturaleza. Su ser personal se ha deformado, pero su naturaleza permanece y permanecerá intacta haga lo que haga. Dado que ambas cosas son inseparables, él auténticamente es un monstruo, un ser deforme, alguien que produce repugnancia y aversión.

«Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

Capítulo 11

1 Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta.
2 María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas, está enfermo».
4 Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
5 Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Sin embargo, cuando oyó que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
7 Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea».
8 Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿quieres volver allá?».
9 Jesús les respondió: «¿Acaso no son doce la horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».
11 Después agregó: «Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo».
12 Sus discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se curará».
13 Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte.
14 Entonces les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo».
16 Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».
17 Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro Días.
18 Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros.
19 Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.
20 Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.
21 Marta dio a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
22 Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas».
23 Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».
24 Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».
25 Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».
27 Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».
28 Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: «El Maestro está aquí y te llama».
29 Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
30 Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado.
31 Los Judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32 María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».
33 Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado,
34 preguntó: «¿Dónde lo pusieron?». Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás».
35 Y Jesús lloró.
36 Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!».
37 Pero algunos decían: «Este que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podría impedir que Lázaro muriera?».
38 Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima,
39 y le dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto».
40 Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?».
41 Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste.
42 Yo sé que siempre me oyes, pero le he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
43 Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!».
44 El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».
45 Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
46 Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
47 Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos.
48 Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación».
49 Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada.
50 ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?».
51 No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación,
52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.
54 Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.
55 Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse.
56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?».
57 Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Puede provocar estigmas?

Cuestión 50
¿Puede provocar estigmas?
Sí, el demonio puede provocar estigmas. Yo me resistí a creer tal cosa a pesar de que el cardenal Bona afirmaba que tal hecho "se ha comprobado por algunos ejemplos indiscutibles" (Discret. spir. c7, n11) y que había habido testigos de esto mismo en el caso de las posesas de Loudum. Y me resistía a aceptar eso porque consideraba que los estigmas eran un fenómeno de carácter esencialmente externo que suponían una especie de ratificación divina respecto del sujeto que los portaba. Es decir, otros fenómenos místicos son ocultos y son dados para bien la persona que los posee, pero la estigmatización se da esencialmente para los demás, por eso son marcas externas. Por ejemplo, una locución o una visión profética sobre un hecho futuro son fenómenos que quedan en el interior de la persona, pero una estigmatización no. Y son, creía yo, una especie de confirmación divina de la santidad del que los porta. Y así San Pablo afirma "que nadie me moleste pues llevo en mi cuerpo las marcas de Cristo" (Gal 6,17). De este versículo caben varias interpretaciones todas plausibles. Pero si está hablando de estigmatización entonces a primera vista parecería corroborar la impresión de que suponen una especie de manifestación del favor divino, impresión espontánea por otro lado entre la gente que conoce tal fenómeno. Pero aunque esto sea así, lo cierto es que más adelante conocí varios casos de pseudomesías que padecían sangrado de sangre en ciertas partes de su cuerpo. El caso que vi por filmaciones no eran propiamente estigmas, sino que la piel sangraba.

¿Qué conclusión sacamos de todo esto? Quizá la gran enseñanza de que este hecho tan anecdótico pueda suceder es que el mismo Dios que nos da los signos para conocer la verdad, nos ha dado la inteligencia para discernir los signos. El Dios de la inteligencia se ha complacido en proponernos este tipo de enigmas para que los resolvamos. La estigmatización es un signo divino, pero incluso los signos divinos deben ser discernidos.
En cualquier caso el origen de un caso de estigmatización, como de cualquier otro fenómeno místico, se deducirá de los frutos que produzca en la vida de esa persona. Por sus frutos los conoceréis. Los frutos del Maligno son soberbia, desobediencia, pecado en definitiva. Los frutos del alma de Dios son la humildad, la obediencia, la vida sacrificada... la virtud. Vuelvo a repetir que el hecho de que los estigmas puedan ser producidos por el demonio es algo muy anecdótico y accidental, pero la enseñanza que se extrae de ello es muy importante para cualquier campo eclesiástico: todo puede falsificarse, menos la virtud. Los signos, los razonamientos de los teólogos, las buenas razones, las intenciones... todo es susceptible de ser torcido o manipulado. Lo único que no puede fingirse las 24 horas del día, 365 días al año, es la virtud.

domingo, 23 de diciembre de 2012

"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".

Lucas 2,1-14.


En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".

viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Adivinan el futuro los magos por intervenci​ón del demonio? ¿Intervien​e el demonio en el horóscopo, el tarot y otras formas de adivinar el futuro? ¿Puede un demonio provocar falsas visiones en un místico?

Cuestión 47

¿Adivinan el futuro los magos por intervención del demonio?

Indudablemente no. Y lo digo así de tajantemente por dos razones. Primera razón, los demonios no lo saben todo, sólo lo que pueden deducir, pero ellos no ven el futuro. Segunda razón, los demonios buscan nuestro mal, y aunque conozcan algún hecho futuro no nos van a ayudar revelándonoslo. Aún así, alguna vez como excepción pueden revelar alguna cosa concreta futura para que la persona se vuelva adicta a la consulta de este tipo de personas.

Nunca ningún cristiano bajo ningún concepto debe consultar a este tipo de personas. La consulta a un mago, vidente o santón constituye siempre un pecado grave. Y aunque este tipo de personas suelen decir que poseen poderes de videncia, nunca jamás el sacerdote debe dirigir a este tipo de personas a posesos para ver si hay o no posesión. Lo que el sacerdote no vea con su ciencia no debe tratar de suplirlo con la falsa ciencia de estos videntes.

Cuestión 48

¿Interviene el demonio en el horóscopo, el tarot y otras formas de adivinar el futuro?

En principio, el demonio sólo interviene cuando se le invoca. Esas formas de adivinar el futuro en que no se invoca a fuerzas ocultas, ni a seres espirituales desconocidos, no son demoníacas. Son prácticas supersticiosas, pero no demoníacas. Si bien los que practican tales supersticiones sentirán cada vez más la tentación de invocar tales fuerzas y seres desconocidos.

No hace falta decir que si el futuro no es posible conocerlo ni invocando a los demonios, mucho menos con esas prácticas de astrología, cartomancia, etc. Los mismos que practican esas supercherías son la prueba viviente de que por ese medio no se puede obtener ningún beneficio. Los únicos que sí que suelen obtener algún beneficio de tales adivinaciones, son los embaucadores profesionales que son los primeros en no creer en ellas y que saben dosificar sus predicciones para no pillarse los dedos.

Cuestión 49

¿Puede un demonio provocar falsas visiones en un místico?

Las naturalezas angélicas tienen poder para infundir visiones y locuciones en cualquier mente humana. Ahora bien, Dios para evitar el desbarajuste que en las almas produciría este tipo de actuaciones si se dieran con frecuencia, prácticamente nunca consiente que se den. Sólo lo permite en rarísimas ocasiones y cuando la persona tiene medios para descubrir la verdad. Desde luego si no fuera porque el Altísimo contiene el poder del demonio, éste se aparecería continuamente como ángel o como un santo. Ha habido casos en que se ha aparecido, incluso, con la apariencia de Nuestro Señor Jesucristo.

En el caso verdaderamente excepcional de que haya una revelación mística en un alma y al director espiritual le entre la duda de que pueda estar en medio el demonio hay dos criterios que puede seguir en situaciones de ese tipo:

1. Seguir toda inspiración que nos lleve al bien como si viniera de Dios

2. Obedecer al director espiritual por encima de toda revelación.

i una revelación, mensaje, aparición, lo que sea, verdadera o falsa, producto de la imaginación, del demonio, o de Dios, nos lleva a hacer el bien, es decir, nos incita a obras de caridad, de oración, de sacrificio, etc, entonces sigámosla como si viniera directamente de Dios. Porque, en el peor de los casos, si es el demonio el que nos está predicando el bien, ¿por qué no hacerle caso? Si el demonio nos predica el buen camino, ¿no habremos de hacerle caso por el hecho de ser malo el predicador? Con esta regla de conducta se quitan todo tipo de escrúpulos y se evitan pérdidas de tiempo tratando de buscar el origen de las inspiraciones del alma.

Ahora bien, siempre hay que anteponer la orden del confesor o director espiritual, a esas supuestas revelaciones. No importa lo bueno y noble que nos pida esa supuesta revelación, todo deberá supeditarse a la obediencia al confesor. Pues incluso lo que proviene directamente de Dios discurre por los caminos de la obediencia a los legítimos pastores. La recepción de revelaciones es un don menor que el de la obediencia.

Así que si esas revelaciones provienen del demonio, una de dos: o entrarán en conflicto con la obediencia al confesor o pronto dejarán de conducir al bien intercalando incitación al mal en ellas. Poco aguanta el demonio predicando el bien. Por el contrario, si la revelación es de Dios, no hay conflicto entre revelación y director espiritual porque la obediencia al director espiritual es obediencia a Dios a través de ese clérigo.

La obediencia a una revelación es siempre obediencia a una supuesta revelación. Mientras que la obediencia al confesor siempre es algo santo, siempre es algo seguro.

El dirigido debe recordar la máxima de obedecer siempre mientras no sea pecado. El místico no sólo no está liberado de la obediencia, sino que especialmente él está más sujeto a ella. Y la razón está en que el místico siempre está en peligro de caer en la soberbia. Por eso él debe desconfiar más de su propio juicio y someterse y ser humilde a un hombre más pecador que él. De lo contrario le puede pasar como al Diablo, que enamorado de sí mismo corrompa cuanto ha recibido.

Y digo esto con especial conocimiento de causa, pues hace años fui escogido como director espiritual de un alma que tenía varios dones extraordinarios. La veracidad de esos dones pude comprobarla en varias ocasiones sin ninguna duda. Pero aquella persona poco a poco comenzó a no escuchar mis indicaciones. Consideraba ella que estaba tan avanzada en la perfección que podía ser guiada directamente por el Espíritu Santo. Al ver que una terrible soberbia se veía en el horizonte, todavía lejano, mis indicaciones se convirtieron en órdenes. Pero la persona optó por seguir sus propias inspiraciones más que lo que yo le decía. Así que lentamente a lo largo de los años siguientes pude contemplar en primera fila, por decirlo así, como se iba llenado de más y más soberbia. Finalmente le di un ultimatum, o me obedecía o dejaba de ser su director espiritual. Optó por seguir su propio camino. El del Espíritu Santo, según ella. Un año después, me enteré por amigos de él que acabó cayendo en pecados más y más graves. Tras no pocos pecados, perdió sus dones. Dones que yo había conocido reales e impresionantes. Terrible historia, que siempre me recordará que en el camino a la santidad hay muchos que quedan en la cuneta y de los que nunca conoceremos sus nombres.

lunes, 17 de diciembre de 2012

La Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR), llamó al Gobierno y legisladores a no aprobar las uniones homosexuales.

SAN JOSÉ, 17 Dic. 12 / 01:00 am (ACI/EWTN Noticias).- La Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR), llamó al Gobierno y legisladores a no aprobar las uniones homosexuales por el bien de la institución familiar y del verdadero matrimonio entre un hombre y una mujer.

En un comunicado con fecha 12 de diciembre, el Episcopado recordó que el matrimonio es la bases de la familia y por tanto “un valor importantísimo que debe ser defendido de toda amenaza que ponga en peligro su solidez, su naturaleza particular, propiedades esenciales y finalidades innegables”.

“Ello –indicaron los obispos-, nos ha llevado a oponernos, reiteradamente, a los distintos proyectos que, abierta o soslayadamente, pretendan equiparar las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio heterosexual pues, la legalización de estas, deforma la percepción de los valores morales fundamentales y menoscaba la institución matrimonial, como tal”.


Reiteraron el respeto que la Iglesia tiene por todo ser humano y rechazaron “toda real discriminación” hacia las personas con tendencia homosexual. “No obstante, la Iglesia distingue entre el respeto a toda persona, independientemente, de su orientación sexual, y el rechazo de las prácticas homosexuales, como acto objetivamente contrario al plan de Dios para el ser Humano”, aclararon.

Por ello, rechazaron que las organizaciones homosexuales, bisexuales y transexuales (LGTBI), sigan “promoviendo, con el apoyo de algunos medios de comunicación, y de algunos miembros de partidos políticos, diversas iniciativas en aras del reconocimiento legal de las uniones homosexuales, tales como una reforma al Código de Familia, para modificar la unión de hecho ó los proyectos de ley de Sociedades de Convivencia”.

Los obispos aclararon que no es necesario legalizar estas uniones para evitar que los convivientes “pierdan el efectivo reconocimiento de los derechos comunes que tienen en cuanto personas y ciudadanos”.

“En realidad, como todos los ciudadanos, también ellos, gracias a su autonomía privada, pueden siempre recurrir al derecho común para obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco. Por el contrario, constituye una grave injusticia sacrificar el bien común y el derecho de la familia con el fin de obtener bienes que pueden y deben ser garantizados por vías que no dañen a la generalidad del cuerpo social”, expresaron.

Por ello, reiteraron su llamado al Gobierno, Poder Legislativo y Judicial, para que revisen la constitucionalidad de estos proyectos. “En particular a quienes afianzan su fe en Cristo, quisiéramos instarlos a consagrarse con sinceridad, rectitud, con caridad y fortaleza a la misión a ustedes confiada por el Pueblo, a saber, legislar sobre la base de los principios éticos y en beneficio del bien común”, culminaron.

Declaración Oficial


¿Qué es el hechizo? ¿Importa el modo de hacer un maleficio o un hechizo? ¿Cuál es la diferencia entre magia blanca y magia negra?

Cuestión 44
¿Qué es el hechizo?
El hechizo es aquella operación que se hace para obtener algo positivo con el concurso de los demonios. Si en el maleficio se busca dañar a alguien, en el hechizo se busca algo positivo, es decir: que alguien se enamore del que hace el hechizo, que vayan bien los negocios, que ascienda de puesto, etc. Como es lógico el demonio no puede todo, sólo tentar. De ahí que si puede influir algo será a través de la tentación. El hechizo no suele conseguir lo que se busca con él. Y, sin embargo, suele provocar posesión o algún tipo de influencia. Siempre en el que lo hace o lo encarga, y a veces también en la víctima del hechizo.
Cuando se exorciza a alguien si se encuentra el objeto del hechizo o del maleficio se ha de destruir. Pero si no se encontrara sería completamente indiferente, ya que la oración a Dios destruirá toda influencia de ese objeto demoníaco.
Contra el hechizo aplíquese el mismo remedio que para el maleficio, pues en definitiva es el demonio actuando.

Cuestión 45
¿Importa el modo de hacer un maleficio o un hechizo?
No, da lo mismo usar vísceras de animales que pelos de la víctima, da lo mismo usar un muñeco de cera que marcar con tiza un pentáculo en el suelo poniendo velas. Es indiferente usar unos materiales u otros, unas conjuraciones u otras. Lo que realmente hace que eso tenga efecto es la invocación al demonio. El modo en el que se le invoque es indiferente.
Sin embargo, el demonio sí que tiene interés en hacer creer a sus servidores que sí que tienen importancia los ritos y materiales. Pues eso hace pensar a las personas que dominan esas fuerzas. A través de los ritos, los brujos creen mantener el dominio de la situación.
Lo dicho para los maleficios y hechizos vale, sólo que al revés, para los exorcismos. Da lo mismo los materiales o el rito concreto con el que exorcicemos al demonio. Lo importante es la fe en Dios. Se puede exorcizar al demonio armado sólo con el nombre de Cristo y la fe. Hay exorcistas que dan una importancia excesiva a los modos y los materiales con los que realizan el exorcismo.
De todas maneras, aunque el sacerdote vaya sólo armado del nombre de Cristo, la oración hará que el demonio le revele al exorcista que sí que hay algunas cosas que le atormentan más que otras porque son símbolos que le atormentan de un modo específico, pues específicos fueron los pecados que le llevaron a la reprobación y que son los que ahora atormentan su alma.
anexo a la cuestión 45
Durante muchos años he sostenido la postura escrita en la cuestión superior, postura que me parecía la más racional y a ella me aferré con uñas y dientes. Sin embargo, la práctica exorcística parecía ir desmintiendo esta tesis en tantos casos y de un modo tan patente que cambié de opinión. Consideraba que sí que existía algún tipo de relación desconocida entre determinados objetos materiales y el espíritu. Es decir, que tener o no tener algo del cuerpo (uñas o pelo o menstruación) de la persona contra la que se va a hacer un maleficio no es indiferente. Como tampoco es indiferente el que ese objeto maléfico (aquel con el que se ha efectuado el maleficio) se queme si se encuentra.
Además, pensaba, que si esto era válido para lo malo, también era válido para lo bueno. Es decir, reconocía que en un exorcismo lo importante es la fe, pero que no daba lo mismo usar que no usar una materia que otra para exorcizar, y voy a poner algunos ejemplos: En un momento dado, el que Dios nos revelara (a través del poseso) que teníamos que aplicar ceniza del Miércoles de Ceniza junto con Santo Crisma sobre un poseso hizo que acabara una larga posesión que si no se hubiera prolongado quizá varios días más. En otros casos hacer señales de la cruz en una parte concreta del cuerpo del poseso, puede acortar un exorcismo incluso horas.
La tesis de que lo único que importa es la fe, y que lo material o el modo es indiferente, me parecía una tesis bella, simple y que no planteaba problema alguno. Consideraba que el que lo material sí que tuviera relevancia en este campo tanto para hacer maleficios como para exorcizar, no significaba que caigamos en lo mágico, sino que significaba sencillamente reconocer que entre lo material y lo espiritual existen relaciones mucho más complejas de lo que imaginamos, todas ellas regidas no por la irracionalidad, sino por una racionalidad que nos supera.
Esta segunda postura la mantuve durante tres años. Después, de nuevo, hubo en mí un progreso en la comprensión de estas realidades y de nuevo he vuelto a la primera postura. Hoy día creo que la materia para hacer un maleficio y el modo de hacerlo es completamente indiferente. Son los demonios los que tratan de hacer entender que sí que importa. Los demonios ponen mayor interés en atacar a una persona si se les invoca de un modo determinado, bajo unos determinados rituales o usando determinadas materias. En sí los rituales son indiferentes, pero el infierno quiere convencernos de que no para así crear una especie de ciencia maléfica. Lo único que importa en la eficacia de un maleficio son dos cosas: la voluntad del que realiza el maleficio y que llama a los demonios, y la voluntad de los demonios al atacar a una persona.
La misma doctrina es válida para lograr un milagro o una intervención de Dios. Los materiales de un ritual (sea un sacrificio del Antiguo Testamento, sea una liturgia de adoración) son indiferentes, sólo importa la voluntad del que pide y la voluntad de Dios. No existe una fórmula para hacer el maleficio así como no existe una fórmula para hacer un milagro. La voluntad del que invoca llama y pide, la voluntad del que actúa realiza todo el acto.
¿Entonces por qué en los exorcismos determinados elementos sí que parecen tener una efectividad propia para atormentar y echar demonios? Pues únicamente porque son símbolo de realidades espirituales. Y el símbolo puede atormentar a los demonios hasta el punto de echarlos.

Cuestión 46
¿Cuál es la diferencia entre magia blanca y magia negra?
a magia blanca es la que se practica para lograr el bien, y la magia negra es la que se practica para lograr el mal. Ambas magias son ineficaces. Y si alguna vez tienen algún tipo de eficacia es por intervención del demonio. Ninguna persona tiene poderes mágicos, es el demonio el que está detrás de ello aunque estos mismos videntes, santones, magos o brujos no lo sepan. Y ellos mismos si invocan a este tipo de fuerzas acaban estando posesos.

domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Qué es el maleficio? ¿Tiene efectividad el maleficio? ¿Qué hacer en caso de maleficio?

Cuestión 41
¿Qué es el maleficio?
Maleficio es aquella operación que se hace para dañar a otro con el concurso de los demonios. Hay maleficios para matar, para provocar posesión, para que le vayan a uno mal los negocios, para que alguien enferme, etc. Como ya se ha dicho, los maleficios tienen efecto sólo si Dios lo permite. Cuanto más ore uno, más protegido está contra todas estas influencias.
El anterior ritual de exorcismos decía en sus praenotanda: mande al demonio decir si permanece en aquel cuerpo por alguna obra mágica o signos o instrumentos maléficos. Los cuales, si el poseso los ha comido que los vomite. O si están en algún lugar fuera del cuerpo que los revele. Y encontrados que sean quemados completamente.
Si el poseso vomita un objeto maléfico, hay que quemarlo. Pero el exorcista es mejor que no lo toque con las manos. Y si lo toca conviene que mientras lo hace rece. Y que se lave después las manos con agua bendita. De lo contrario ese tipo de objetos puede provocarle alguna vez problemas en la salud durante algún tiempo.

Cuestión 42
¿Tiene efectividad el maleficio?
Mucha gente se pregunta si tiene efectividad el maleficio, al que algunos inadecuadamente lo llaman mal de ojo, aunque nada tiene que ver con la mirada ni el ojo.
Lo primero que hay que decir es que el que hace un maleficio, como el que lo encarga, serán los primeros perjudicados por el demonio. Sin duda serán perjudicados o con algún tipo de influencia demoníaca o con la posesión o con enfermedades. Nunca se invoca al demonio en vano.
Después la gente se pregunta si tiene efectividad contra el que se ha hecho. Pues eso depende de la voluntad de Dios. Es decir, de esto se afirma lo mismo que de un accidente, enfermedad o desgracia. Dios permite que en nuestra existencia sobre la tierra haya bienes y males, porque la vida es una prueba antes del Juicio. Por supuesto que la persona que ora y vive en gracia de Dios está protegida por Dios. Cuanto más se ora y se lleva una vida espiritual uno está más protegido.
¿Cómo se puede saber si alguien es víctima de un maleficio? Pues no hay manera posible, ya que la acción del demonio es invisible. Sólo es seguro cuando se produce una posesión o una influencia demoníaca en la persona cuyos signos sí que son visibles al exorcista. También es posible deducir que un mal es fruto de un maleficio cuando ese mal viene acompañado de hechos preternaturales malignos. Pero salvo que aparezcan cosas externas que delaten una causa demoníaca, no se podrá nunca saber si algo viene de causas naturales o no.

Cuestión 43
¿Qué hacer en caso de maleficio?
Qué hacer si uno tiene alguna sospecha de que alguien ha hecho un maleficio contra él? Como ya se ha dicho no es posible casi nunca llegar a la certeza en esta materia ni siquiera para el especialista, mucho menos para una persona particular sin grandes conocimientos sobre el tema. Pero si un maleficio ha sido practicado el único modo de destruirlo es hacer justo lo contrario.
Es decir, si una persona ha invocado al demonio para hacer el mal, se trata de que la víctima invoque a Dios para que le proteja, le ayude y le bendiga. El bien siempre es más fuerte que el mal.
A la gente que viene a mi parroquia diciendo que sufren un maleficio les digo que, salvo excepciones, es imposible comprobar la causalidad demoníaca, pero que si sufren de verdad un maleficio la única medicina y remedio es la oración. Les propongo la siguiente medicina, el siguiente plan concreto, para ir destruyendo lo que pueda haber de influencia maléfica: que hagan cada día lo siguiente:
1. rezar tres misterios del rosario
2. leer cinco minutos el Evangelio
3. orar unos instantes en una iglesia
Por supuesto que les podría proponer más cosas. Pero como la mayor parte de la gente que viene pidiendo ayuda, no hace nada de oración, tampoco se les puede imponer mucho más. Sobre todo en los casos de influencia, en los casos en los que no hay una posesión. Ya que si hay posesión, se sienten más necesitados de ayuda y están dispuestos a orar más.
A los tres puntos anteriores, se les puede aconsejar si se les ve muy afligidos, otros puntos adicionales:
4. la misa (tres veces entre semana)
5. colocar en la casa un crucifijo bendecido
6. colocar una imagen de la Virgen María
7. rezar un salmo al día
Haciendo estas cosas el mal que sufren si es del demonio irá remitiendo. Pero si no remite nada, eso sería signo de que no estaba provocado por un maleficio. Si el sacerdote es exorcista podría rezar para ver si hay en la persona alguna influencia o no. En caso de que el maleficio haya producido una influencia el sacerdote podría hacer oración de liberación. Pero en otras ocasiones, el demonio ha producido un mal (por ejemplo en la salud) y se ha marchado. Es decir, si por un maleficio alguien tiene un problema de salud pero el exorcista ve que no hay en él ninguna influencia, entonces esa enfermedad es como cualquier otra enfermedad y su curación vendrá de la medicina. Porque en casos así, el demonio vino hasta la persona, produjo el mal y se fue. En esos casos, hay que aplicar causas naturales para enmendar el mal provocado, pero no es necesario nada más.

Tomado del Libro Summa Demoniaca

sábado, 15 de diciembre de 2012

"Yo soy Hijo de Dios"

Evangelio de San Juan
Capítulo 10

1 «Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante.

2 El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.

3 El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir.

4 Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.

5 Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz».

6 Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.

7 Entonces Jesús prosiguió: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado.

9 Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento

10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.

11 Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.

12 El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye. y el lobo las arrebata y la dispersa.

13 Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.

14 Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí

15 –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi vida por las ovejas.

16 Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.

17 El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.

18 Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre».

19 A causa de estas palabras, se produjo una nueva división entre los judíos.

20 Muchos de ellos decían: «Está poseído por un demonio y delira. ¿Por qué lo escuchan?».

21 Otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Acaso un demonio puede abrir los ojos a los ciegos?».

22 Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,

23 y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.

24 Los Judíos lo rodearon y le preguntaron: «¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente».

25 Jesús les respondió: «Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí,

26 pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.

27 Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

28 Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.

29 Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.

30 El Padre y yo somos una sola cosa».

31 Los judíos tomaron piedras para apedrearlo.

32 Entonces Jesús dijo: «Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?».

33 Los judíos le respondieron: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios».

34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en la Ley: "Yo dije: Ustedes son dioses"?

35 Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra –y la Escritura no puede ser anulada–

36 ¿Cómo dicen: "Tú blasfemas", a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean;

38 pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre».

39 Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero el se les escapó de las manos.

40 Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí.

41 Muchos fueron a verlo, y la gente decía: «Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad».

42 Y en ese lugar muchos creyeron en él.

viernes, 14 de diciembre de 2012

¿El demonio puede provocar enfermedades en el cuerpo? ¿Cómo se puede distinguir si una visión es un problema demoníaco o psiquiátrico?

Cuestión 33
¿El demonio puede provocar enfermedades en el cuerpo?


Ante todo hay que dejar bien claro que las enfermedades aparecen por causas naturales. Pensar que las enfermedades tienen su causa en el mundo de los espíritus sería como querer regresar a un estado precientífico donde la razón sería sustituida por el mito. Ahora bien, si los demonios existen tampoco se puede descartar absolutamente que ellos puedan actuar alguna vez en este campo. Las reglas generales son como su nombre indica generales, pero nada impide que sucedan hechos especiales, por muy raros que éstos sean. Normalmente del cielo llueve agua, o cae nieve o granizo, pero alguna vez también cae del cielo un meteorito.

Así también de forma extraordinaria e inusual Dios puede permitir que un demonio provoque una enfermedad. De hecho, San Lucas menciona expresamente el caso de "una mujer, que desde hacía dieciocho años padecía una enfermedad producida por un espíritu, y estaba encorvada" (Lc 13,10-14). De esta mujer no se dice que estuviera endemoniada, pero sí se dice que el demonio era la causa de esa enfermedad. Esa afirmación es categórica en el Evangelio. A esto podemos añadir el caso de la muerte de los esposos de Sara en el libro de Tobías causada por el demonio Asmodeo (Tob 3).
Santa Teresa de Lisieux escribió un capítulo muy interesante al hablar de su vida:
La enfermedad que me acometió provenía, ciertamente, del demonio. Furioso por vuestra entrada en el Carmelo [la de su hermana] quiso vengarse en mí de todo el daño que nuestra familia había de causarle en el futuro, pero no me hizo casi sufrir; pude proseguir mis estudios, y nadie se preocupó por mí. Hacia finales de año me sobrevino un continuo dolor de cabeza. (...)Esto duró hasta la fiesta de Pascua de 1883. (...) Al desnudarme, me sentí invadida por un extraño temblor. No sé cómo describir una enfermedad tan extraña. Hoy estoy persuadida de que fue obra del demonio. (...) Casi siempre parecía estar en delirio, pronunciando palabras sin sentido. (...) Con frecuencia parecía estar desvanecida, sin poder ejecutar el más mínimo movimiento. (....) Creo que el demonio había recibido un poder exterior sobre mí, pero que no podía acercarse ni a mi alma, ni a mi espíritu, si no era para inspirarme grandísimos temores de ciertas cosas”. (Historia de un alma, cap.III)

Cuestión 34
¿Cómo se puede distinguir si una visión es un problema demoníaco o psiquiátrico?


El tiempo es el mejor medio para discernir si algo es un problema psiquiátrico o es acción del demonio. Si una visión, locución o algo que parece extraordinario es una enfermedad mental, se desarrollará inevitablemente. Las psicosis tienden a desarrollarse. No se quedan estancadas. Y el tiempo acaba desarrollándolas de manera tal que todo acaba quedando claro. Pero cuando alguien vienere firiendo un caso de visión y le piden a un teólogo que discierna, la mayor parte de las veces es absolutamente imposible. Pero al cabo de unos meses los casos más oscuros quedan claros. Y si se deja que la enfermedad siga su curso, al cabo de unos años queda claro el asunto hasta para los familiares más neófitos en esta materia.
Por poner un ejemplo, si un penitente desconocido se arrodilla en el confesonario y le dice al confesor que la Virgen le ha dicho de forma audible que le quiere y que sea buena. El sacerdote no puede saber si tiene a una persona que ha experimentado una alucinación o una locución. Probablemente ni el mejor teólogo del mundo lo podría saber. Pero si la confiesa durante un año, la cosa estará cada vez más clara, y aun en menos tiempo. Pues si la penitente está enferma paulatinamente irá desarrollando la enfermedad y dirá que la Virgen le revela más y más cosas, y éstas cada vez más peregrinas. Y si se deja pasar cinco años más, al final lo normal es que la enfermedad quede patente no sólo al confesor, sino hasta a sus familiares pues el carácter absurdo e ilógico de las alucinaciones suele desarrollarse ya que se trata de una enfermedad. Y las patologías mentales conforme avanzan suelen desligarse cada vez más y más de las leyes de la lógica.

Summa Demoniaca

jueves, 13 de diciembre de 2012

«¿Crees en el Hijo del hombre?».

Evamgelio de San Juan
Capítulo 9

1 Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.

2 Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?».

3 «Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.

4 Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.

5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo»

6 Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego,

7 diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé», que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.

8 Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: «¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?».

9 Unos opinaban: «Es el mismo». «No, respondían otros, es uno que se le parece». El decía: «Soy realmente yo».

10 Ellos le dijeron: «¿Cómo se te han abierto los ojos?».

11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: «Ve a lavarte a Siloé». Yo fui, me lavé y vi».

12 Ellos le preguntaron: «¿Dónde está?». El respondió: «No lo sé».

13 El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos.

14 Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos.

15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo».

16 Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?». Y se produjo una división entre ellos.

17 Entonces dijeron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?». El hombre respondió: «Es un profeta».

18 Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres

19 y les preguntaron: «¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?».

20 Sus padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego,

21 pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta».

22 Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías.

23 Por esta razón dijeron: «Tiene bastante edad, pregúntenle a él».

24 Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador».

25 «Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo».

26 Ellos le preguntaron: «¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?».

27 El les respondió: «Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?».

28 Ellos lo injuriaron y le dijeron: «¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!

29 Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es este».

30 El hombre les respondió: «Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos.

31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero si al que lo honra y cumple su voluntad.

32 Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento.

33 Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada».

34 Ellos le respondieron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?». Y lo echaron.

35 Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: «¿Crees en el Hijo del hombre?».

36 El respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?».

37 Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando».

38 Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él.

39 Después Jesús agregó: «He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven».

40 Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Acaso también nosotros somos ciegos?».

41 Jesús les respondió: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: "Vemos", su pecado permanece».

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Puede el demonio provocar una enfermedad mental?

Cuestión 32
¿Puede el demonio provocar una enfermedad mental?
i el demonio puede tentar, también podría hacerlo de forma continua, intensa, sin descanso, y tratar de provocar por tanto una obsesión o una fobia o una depresión u otras enfermedades. Si hemos dicho que puede transmitir especies inteligibles, podría transmitirlas con tal frecuencia que perturbara seriamente la vida ordinaria de la persona hasta el punto de desequilibrarla. Por poder hacerlo lo puede hacer. Pero Dios impide su libre actuación sobre nosotros. Toda acción del demonio sobre los hombres debe ser permitida por Dios.
A la pregunta por tanto de si el demonio puede provocar enfermedades mentales la respuesta es: sí, si Dios lo permite. Respuesta que vale para todo. Incluso a la pregunta ¿podemos contraer una enfermedad mental sin intervención del demonio? La respuesta sería exactamente la misma: sí, si Dios lo permite. Se trata de una respuesta que tiene un carácter casi universal. Pero por amplia que sea -de hecho cabe casi de todo en ella-, mucho me temo que no hay otra respuesta a esa pregunta.
Conocido el mecanismo interno que usa para provocar la tentación -la infusión de especies inteligibles en nuestra inteligencia, memoria e imaginación-, este modus operandi también se puede usar de forma tan pertinaz que desequilibre a la persona. Entra dentro del poder del demonio el hacerlo. Lo único que puede impedirlo es la voluntad de Dios. Ahora bien, ¿lo impide siempre? Indudablemente no. Si Dios no impide siempre la actuación de las causas naturales que provocan la enfermedad, tampoco impide siempre la actuación del demonio. Ahora bien, en este ámbito de la actuación del demonio más allá del campo de la tentación, la actuación del demonio es excepcional. Toda enfermedad mental se debe a causas naturales mientras no se demuestre lo contrario.
Por otro lado, si pusiéramos una al lado de la otra a una persona enferma mental por causas naturales y a otra enferma mental por causa demoníaca, no habría manera de distinguir la una de la otra pues sólo veríamos el efecto externo.


Tomado del Libro Summa Demoniaca del Padre José Antonio Fortea.

Cuestión Nº XXXX ¿Los demonios descansan cuando los carismáticos descansan?.
Respuesta: NNooooo...no descansan. Cuando los carismáticos se dan descanso, días,semanas o meses, los demonios no descansan.....(Roberto).

martes, 11 de diciembre de 2012

«Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.

San Juan, Capítulo 8

1 Jesús fue al monte de los Olivos.

2 Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a el. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.

3 Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,

4 dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

5 Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?».

6 Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.

7 Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra».

8 E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.

9 Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,

10 e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?».

11 Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».

12 Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».

13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale».

14 Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

15 Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie,

16 y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.

17 En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.

18 Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí».

19 Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?». Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».

20 El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.

21 Jesús les dijo también: «Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir».

22 Los judíos se preguntaban: «¿Pensará matarse para decir: «Adonde yo voy, ustedes no pueden ir»?

23 Jesús continuó: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.

24 Por eso les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados". Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados».

25 Los judíos le preguntaron: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo.

26 De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo».

27 Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.

28 Después les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó.

29 El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada».

30 Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

31 Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:

32 conocerán la verdad y la verdad los hará libres».

33 Ellos le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: "Ustedes serán libres"»?.

34 Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.

35 El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.

36 Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.

37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.

38 Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre».

39 Ellos le replicaron: «Nuestro padre es Abraham». Y Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.

40 Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.

41 Pero ustedes obran como su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios». Jesús prosiguió:

42 «Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

43 ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra.

44 Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira.

45 Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad.

46 ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado? Y si les digo la verdad. ¿por qué no me creen?

47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios».

48 Los judíos le replicaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás endemoniado?». Jesús respondió:

49 «Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre, y ustedes me deshonran a mí.

50 Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y es él el que juzga.

51 Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás».

52 Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás».

53 ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»

54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios»,

55 y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco», sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.

56 Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría».

57 Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham».

58 Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy».

59 Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

viernes, 7 de diciembre de 2012

La Inmaculada Concepción de María, Patrona de España

El día 8 de este mes de diciembre, la Iglesia Católica celebra solemnemente la fiesta de la Concepción Inmaculada de María, misterio históricamente defendido por nuestras antiguas universidades, teólogos y santos, hermosamente representado por nuestros pintores y escultores, bellamente expresado por nuestros poetas y literatos, y proclamada por el Estado Español como Patrona de España.

El 8 de diciembre de 1854 el papa Pio IX manifestaba solemnemente en la basílica vaticana de San Pedro de Roma mediante la bula Ineffabilis Deus: “Declaramos y definimos que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene que la Beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, fue preservada e inmune de todo pecado original”.

Tres años después, el 8 de diciembre en 1857, visitaba la embajada de España, en Roma, y pronunciaba el siguiente discurso: “Señor embajador, vengo con íntima satisfacción a visitar esta embajada española, y a bendecir el monumento de la Virgen Inmaculada en esta plaza de España, y declaro que vuestra gloriosa nación tiene hoy muy merecido derecho a esta distinción, porque fue España, la nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María”. A continuación, bendice dicho monumento que él había ordenado levantar en la plaza de España de la ciudad de Roma para conmemorar dicha efemérides, donde María Inmaculada se eleva sobre un pedestal pura como un pensamiento de Dios, y hermosa como los ideales divinos.

La Historia de España relata que nuestros reyes, teólogos, artistas, literatos, ejércitos y pueblo creyeron, esperaron y amaron a Inmaculada Concepción de María. El rey visigodo Ervigio declara su fiesta como ley de Estado. El rey Fernando III, el Santo, llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes, Jaime I, el Conquistador, y Juan I de Aragón ordenaron celebrar su fiesta en todos sus reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa definiese la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe católica. El rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real.

Las viejas universidades de Salamanca, Alcalá de Henares, Granada, Zaragoza, Valladolid y Valencia, los teólogos y santos españoles defendieron y festejaron la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe cristiana. Concretamente, el sabio y celoso gallego Rodrigo de Padrón, arzobispo de Santiago de Compostela, a principios del siglo XIV, ordenaba que el cabildo de la iglesia basílica catedral del apóstol Santiago celebre solemnemente la fiesta de la Purísima Concepción de María en el día 8 de diciembre, y recen la Salve después de las completas durante todos los días del año, a excepción de las fiestas mitradas y de los días de Semana Santa y Pascua.

La creencia y amor de los ciudadanos españoles a la Inmaculada Concepción de María está manifestada en su culto y en su gran veneración popular, que aparece bellamente expresada y representada en las ocho pinturas de Murillo, en las de Rivera, de Juan de Juanes, en tantas y tantas tallas y pinturas artísticas bellísimos que hay en catedrales, parroquias, templos, conventos, santuarios y ermitas de España, y así como en la poesía y literatura españolas de nuestros poetas y literatos, desde Gonzalo de Berceo, a Zorrilla y a Gabriel y Galán.

Por eso, el 6 de diciembre de 1983, el papa Juan Pablo II pudo exclamar en su vista a Zaragoza: “El amor Mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad; y ha impulsado a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de la grandeza de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción”. Más tarde, el 10 de octubre de 1984, nos recordaba en su breve estancia, también, en Zaragoza, de paso para América: “Decir España, es decir María, porque es decir el Pilar, Covadonga, Aranzazu, Valvanera, Guadalupe, los Desamparados, Lluch, Fuentesanta, las Angustias, los Reyes, el Rocío, la Candelaria, el Pino”…; y tantas y tantas otras, como los Milagros, los Remedios, el Rosario….

A petición unánime de las Cortes Generales Españolas, el rey Carlos III solicita a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María sea proclamada Patrona de España. El papa Clemente XIII la proclama Patrona de España mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760. Por su parte, el arma de Infantería Española junto con los Cuerpos de Estado Mayor, Jurídico y Eclesiástico consideran a la Inmaculada Concepción de María como su querida Patrona, celebrando grandemente su fiesta, el día 8 de diciembre, en recuerdo del valiosísimo auxilio que ella prestó al Tercio del maestre de campo, Francisco de Bobadilla, el 7 de diciembre de 1585, en la isla de Bombel, Países Bajos (Holanda), estando bloqueado por la escuadra enemiga del almirante Holak.

Quisiera terminar con unos versos que me salen de lo íntimo de mi corazón: “Maria, Madre Inmaculada, yo que amo a mi tierrra, Galicia, en la que he nacido, te doy gracias por todo, por la sangre que llevo, por la fe cristiana que tengo, por la salud, paz y amor que me has dado, por la lengua castellana y gallega que hablo, por el sentir, querer y amar a España y por la dulce esperanza cristiana de un mañana de gloria en el Reino eterno de los Cielos”.




José Barros Guede

A Coruña, 7 de diciembre del 2012

jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Cómo podemos discernir si un servidor está haciendo bien su trabajo pastoral?

¿Cómo podemos discernir si un servidor está haciendo bien su trabajo pastoral? Por los frutos espirituales que permanecen, no por los éxitos momentáneos. Un fruto, sin lugar a dudas, es que el buen servidor favorece que surjan nuevos líderes y se destaca por su capacidad de delegar. Si un servidor está 10 años, o más, liderando su grupo y no puede (o no quiere) dejarlo ni un solo día porque no hay nadie capacitado, es signo de que tal servidor fracasó y si no hace un paso al costado seguirá fracasando y haciendo, incluso, daño a su grupo o comunidad.



....tomado de su facebook....

martes, 4 de diciembre de 2012

¿Por qué Dios permite la tentación?


Cuestión 26



¿Por qué Dios permite la tentación?



i Dios no tienta, ¿por qué la permite? La respuesta la tenemos en versículo que dice:

Considerad como perfecta alegría, hermanos míos, cuando os veáis cercados por diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce constancia. Sant 1, 2

Sin tentación no existiría esa constancia de la virtud que resiste una y otra vez contra toda seducción tentadora. Dicho de otro modo, hay determinados tipos de virtudes que jamás podrían existir sin haber resistido la tentación. Es más, cuanto más dura sea la prueba mayor será la luz de esa virtud al sobreponerse a esa tentación.

Esto nos lleva a pensar lo siguiente. Dios podría haber contenido a los demonios de manera que nunca hubieran podido interferir en la historia de los hombres. Pero Dios sabía que los demonios aunque por un lado fueran causa de males, también serían ocasión de mayores de bienes, pues serían ocasión de que la virtud fuera más valiosa. En cierto modo, podríamos decir que aceptó la posibilidad de que hubiera más oscuridad en este mundo si con ello se lograba que la luz fuera más pura y luminosa. De lo contrario hubiera bastado una simple orden de Dios para que ni un solo demonio hubiera podido entrar nunca en contacto con ningún ser humano. Luego si permitió ese contacto es que sabía que de ello vendrían bienes.



Toado del Libro del Padre José Antonio Fortea, la Summa Demoniaca, páginas 34 y 35



CARTA DE SANTIAGO

Capítulo 1

1 Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión.

2 Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas,

3 sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia.

4 Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez, sin que les falte nada.

5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio.

6 Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento.

7 El que es así no espere recibir nada del Señor,

8 ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en su manera de proceder.

9 Que el hermano de condición humilde se gloríe cuando es exaltado,

10 y el rico se alegre cuando es humillado, porque pasará como una flor del campo:

11 apenas sale el sol y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se marchita y desaparece su hermosura. Lo mismo sucederá con el rico en sus empresas.

12 Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman.

13 Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie,

14 sino que cada uno es tentado por su propia concupiscencia, que lo atrae y lo seduce.

15 La concupiscencia es madre del pecado, y este, una vez cometido, engendra la muerte.

16 No se engañen, queridos hermanos.

17 Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación.

18 El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación.

19 Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.

20 La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios.

21 Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos.

22 Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos.

23 El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el espejo,

24 pero en seguida se va y se olvida de cómo es.

25 En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla.

26 Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía.

27 La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo.






lunes, 3 de diciembre de 2012

COMUNIDAD LUNES 3 DE DICIEMBRE

Hermanos(as),

Paz y Bien:



Hoy lunes 3 de diciembre, con motivo de la PSU nos reuniremos dentro de la Parroquia, después de Misa de las 19:00 PM



Recuerden que hoy deben llevar las rifas vendidas.





Que tengan un bendecido y orado día,



La Comunidad Jericó.

sábado, 1 de diciembre de 2012

último sábado del Año Litúrgico


Jose "Pepe" Alonso


En este último sábado del Año Litúrgico toma un poco de tiempo y medita despacio lo que el evangelio de hoy quiere decirte.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que hab
itan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre». Lucas 21, 34 a 36

Estamos llegando al final del largo discurso apocalíptico y también al final del año litúrgico. Jesús da un último consejo convocándonos a la vigilancia y a la oración.
“Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida.” Esta es la mejor recomendación que nos puede hacer el Señor. Que no se hagan nuestros corazones pesados. ¡Qué bien dicho! Un corazón pesado se va haciendo insensible, difícilmente se deja afectar por lo que ve a su alrededor. Tiene tantas cosas para atender de sí y para sí, que no tiene ojos, ni oídos para los demás. Cuando no se ha dejado atrapar por los vicios y el placer, se encuentra asfixiado por “las preocupaciones de la vida”.
¿Es que no está bien que uno de espacio y lugar a “las preocupaciones de la vida? No. Desde luego, seguramente hay que atenderlas, pero sin perder de vista lo que es verdaderamente importante. El hombre ha sido creado libre, por lo tanto no puede dejarse esclavizar por nada. Además, tenemos una misión, que ha de estar por encima de todo y hacia la cual debe estar orientada toda nuestra vida. Lamentablemente resulta que “estas preocupaciones” terminan por absorbernos íntegramente, por ahogarnos, a tal extremo que sucumbimos ante ellas y ya no tenemos tiempo ni lugar para nada más. Tenemos tanto que hacer, tanto que atender, que no vemos ni oímos cuando el Señor pasa por nuestro lado repetidas veces pidiéndonos una mano o señalándonos el camino. Nos excusamos “porque tenemos que ir a enterrar a nuestros muertos”.
Es importante notar aquí, a qué extremo nos urge el Señor. “dejad que los muertos entierren a sus muertos” Es decir, incluso aquella excusa que nos parece tan “sagrada”, tan entendible y respetable, la desecha el Señor. “El que pone la mano sobre el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino”, dice el Señor. En el fondo nuevamente surge el mismo tema. O estás con el Señor o no estás. Porque no se puede servir a dos señores. “El que no recoge conmigo, desparrama”. No caben los términos medios” A los tibios, los vomitaré”, sentencia finalmente.
“Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre”. Esa es la actitud que espera de nosotros el Señor. Siempre “en vela y orando”, erguidos, con la cabeza en alto, para que podamos estar “en pie delante del Señor”. ¡Guau! Qué fuerte, que exigente. Pero así debe ser la vida del verdadero cristiano. Estar atentos cada día, cada momento, cada instante, pensando, viviendo y siendo para el Señor, para cumplir la Misión encomendada. Ese es el objetivo de nuestra vida. No hay nada mejor a lo que la podamos dedicarla. Nada, por ningún motivo nos puede hacer renunciar a ello. No dejemos que nuestro corazón se haga pesado, duro, insensible. Debemos mantenernos ágiles, atentos, despiertos de tal manera que reaccionemos a la primera. Es más, yo diría incluso, de tal manera que nos anticipemos al maligno que no cejará esfuerzo por enredarnos y atraparnos, porque él nos quiere esclavos y sabe como tentarnos, conoce de memoria nuestras debilidades.

Oremos:
Señor, danos la capacidad y el valor para ordenar nuestra vida en función del Reino. Danos el discernimiento para ponerlo a tu servicio, para distinguir lo importante de lo accesorio. Pero lo importante en función de Reino y no de mis “preocupaciones”.
No permitas que se endurezcan nuestros corazones, que les pongamos una coraza impenetrable, al punto que se hagan tan pesados que no sirvan para vivir y que por ellos muramos a la Vida Eterna. Amén