jueves, 16 de mayo de 2013

¿Cuál es la raíz que nos lleva desear el mal para nuestro adversario?.



Hermanos(as),

Paz y bien:

Ayer vimos por TV, como un rebelde se comía un corazón de un soldado sirio. “Juro que comeremos vuestros corazones e hígados", dice un insurgente sirio tras destripar el cuerpo de un soldado gubernamental caído y hacer el gesto de masticarlo. Organizaciones de derechos humanos han condenado el hecho que muestra el nivel de la crisis en la zona.
460 años antes, en Chile, el 25 de Diciembre de 1553 en la batalla de Tucapel, el indio mapuche Lautaro llevó al campo al soldado español Pedro de Valdivia, y le dio muerte después de tres días de atroces torturas, extrayéndole a carne viva el corazón y comiéndoselo junto a los toquis. Su cráneo fue extraído y sirvió como trofeo al ser usado como vasija contenedora de Chicha.
El ser humano, cada cierto tiempo nos recuerda que tan lejos podemos llegar con el enemigo, y también nos hace recordar que tan lejos llegaron nuestros antepasados.
Jesús nos enseña todo lo contrario: “Amar al prójimo como a uno mismo”. Dios Padre Yavhé promete bendiciones para quienes le obedezcan hasta por 1.000 generaciones, y a quienes le desobedezcan, promete castigo a lo largo de las generaciones futuras.
Si en promedio los humanos, hemos vividos 70 años, en la séptima generación pasada, es decir hace ya 490 años atrás, nuestros antepasados eran españoles, o bien muy probablemente, eran indios mapuches. Descendientes indirectos de quienes como Lautaro, practicaban el canibalismo con sus enemigos. Es decir tenemos una predisposición genética al canibalismo.
Hoy 460 años después…¿Cómo nos comportamos con nuestros enemigos o adversarios?. Gracias a Dios no llegamos tan lejos, pero hay algunos(as) que en su corazón desean el mal a su hermano(a). ¿De dónde provendrá esta inclinación al mal?. ¿Cuál es la raíz que nos lleva desear el mal para nuestro adversario?. ¿Por qué siendo tan católicos deseamos el mal e incluso la muerte a quienes consideramos adversarios?. Si no se convierte Señor, Aniquílalo Señor……¿Es esto de Dios?. Si no me obedecen a mí, mándalo(a) bien lejos Señor !!. ¿Es esto cristiano?.

9 No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: al contrario, retribuyan con bendiciones, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición.
10 "El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas;
11 apártese del mal y practique el bien; busque la paz y siga tras ella.
12 Porque los ojos del Señor miran al justo y sus oídos están atentos a su plegaria, pero él rechaza a los que hacen el mal". PRIMERA CARTA DE SAN PEDRO Capítulo 3.
7 Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Génesis, Capítulo 17.
5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen;
6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos. Éxodo, Capítulo 20.
5 El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
Aparición del Señor a Moisés
6 El Señor pasó delante de él y exclamó: «El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
7 El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación.
8 Moisés cayó de rodillas y se postró,
9 diciendo: «Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia».
Renovación de la Alianza
10 El Señor le respondió: Yo voy a establecer una alianza. A la vista de todo el pueblo, realizaré maravillas como nunca se han hecho en ningún país ni en ninguna nación. El pueblo que está contigo verá la obra del Señor, porque yo haré cosas tremendas por medio de ti. Éxodo, Capítulo 34.

26 Yo pongo hoy delante de ustedes una bendición y una maldición.
27 Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que hoy les impongo.
28 Maldición, si desobedecen esos mandamientos y se apartan del camino que yo les señalo, para ir detrás de dioses extraños, que ustedes no han conocido. Deuteronomio, Capítulo 11.

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