sábado, 29 de noviembre de 2014

¿Somos como la corrupta Babilonia o la distraída Jerusalén?, pregunta el Papa Francisco

VATICANO, 27 Nov. 14 / 10:30 am (ACI/EWTN Noticias).- Cuando “se acumula el pecado se pierde la capacidad de reaccionar y uno comienza a degradarse”, advirtió el Papa Francisco en la Casa Santa Marta, donde llamó a los fieles a preguntarse si son corruptos como Babilonia o distraídos como Jerusalén, que no se sentía “necesitada de salvación”; asimismo, los exhortó a no dejarse “asustar por los paganos”, porque ellos “tienen su tiempo”.

En su homilía de este jueves, el Santo Padre reflexionó sobre Babilonia y Jerusalén, ciudades de las que hablan la Primera Lectura tomada del Apocalipsis y del Evangelio de San Lucas para llamar la atención sobre el fin del mundo.

Francisco señaló que ambas ciudades caen porque “no han acogido al Señor”, se han alejado de Él; sin embargo, la caída de cada una “se produce por motivos diferentes”.

Babilonia es el “símbolo del mal, del pecado” y “cae por corrupción”, se “sentía dueña del mundo y de sí misma”. Y cuando “se acumula el pecado se pierde la capacidad de reaccionar y uno comienza a degradarse”; así sucede también con las “personas corruptas, que no tienen fuerza para reaccionar”.

“Porque la corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo: no deja espacio para el Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra, ‘corrupción’ hoy nos dice tanto a nosotros: no sólo corrupción económica, sino corrupción con tantos pecados diversos; corrupción con ese espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La peor corrupción es el espíritu de la mundanidad!”, advirtió.

Francisco dijo que esta “cultura corrupta” “te hace sentir como en el Paraíso aquí, pleno, abundante”, pero “dentro, esa cultura corrupta es una cultura putrefacta”. En el símbolo de esta Babilonia “está toda sociedad, toda cultura, toda persona alejada de Dios, incluso alejada del amor al prójimo, que termina por pudrirse”. Y añadió que Jerusalén “cae por otro motivo”. Jerusalén es la esposa del Señor, pero no se da cuenta de las visitas del Esposo, “ha hecho llorar al Señor”.

“Babilonia cae por corrupción; Jerusalén por distracción, por no recibir al Señor que viene a salvarla. No se sentía necesitada de salvación. Tenía los escritos de los profetas, de Moisés y esto le bastaba. ¡Pero escritos cerrados! No dejaba espacio para ser salvada: ¡tenía las puertas cerradas para el Señor! El Señor llamaba a la puerta, pero no había disponibilidad para recibirlo, para escucharlo, para dejarse salvar por Él. Y cae…”, recordó.

En ese sentido, Francisco dijo que estos dos ejemplos “nos pueden hacer pensar en nuestra vida: ¿somos semejantes a la ‘corrupta y suficiente Babilonia’ o a la ‘distraída’ Jerusalén?”.

Sin embargo, “el mensaje de la Iglesia en estos días no termina con la destrucción: en ambos textos, hay una promesa de esperanza”. Jesús nos exhorta a levantar la cabeza, a no dejarse “asustar por los paganos”. Estos “tienen su tiempo y debemos soportarlo con paciencia, como ha soportado el Señor su Pasión”.

“Cuando pensemos en el fin, con todos nuestros pecados, con toda nuestra historia, pensemos en el banquete que gratuitamente nos será dado y levantemos la cabeza. Ninguna depresión: ¡esperanza! Pero la realidad es fea: hay tantos, tantos pueblos, ciudades y gente, tanta gente, que sufre; tantas guerras, tanto odio, tanta envidia, tanta mundanidad espiritual y tanta corrupción. ¡Sí, es verdad! ¡Todo esto sucederá! Pero pidamos al Señor la gracia de ser preparados para el banquete que nos espera, con la cabeza siempre levantada”, afirmó.

¿Somos como la corrupta Babilonia o la distraída Jerusalén?, pregunta el Papa Francisco

viernes, 28 de noviembre de 2014

El Juicio, el Cielo, el Purgatorio, el Infierno. La vida eterna

El Juicio, el Cielo, el Purgatorio, el Infierno. La vida eterna

Como conclusión de este mes de Noviembre -dedicado a los fieles difuntos- proponemos releer y meditar los párrafos que el Catecismo de la Iglesia Católica dedica a las realidades últimas (la muerte, el juicio, el cielo, el infierno , el purgatorio...). De ahí sacaremos motivos de esperanza y de optimismo, y un impulso nuevo para la pelea de cada jornada.

Con la muerte concluye el tiempo de realizar buenas obras y de merecer ante Dios. Para resucitar con Cristo, es necesario morir con Cristo, es necesario "dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor" (2 Co 5,8).



CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Artículo 12 "CREO EN LA VIDA ETERNA"

1020 El cristiano que une su propia muerte a la de Jesús ve la muerte como una ida hacia El y la entrada en la vida eterna. Cuando la Iglesia dice por última vez las palabras de perdón de la absolución de Cristo sobre el cristiano moribundo, lo sella por última vez con una unción fortificante y le da a Cristo en el viático como alimento para el viaje. Le habla entonces con una dulce seguridad:

"Alma cristiana, al salir de este mundo, marcha en el nombre de Dios Padre Todopoderoso, que te creó, en el nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que murió por ti, en el nombre del Espíritu Santo, que sobre ti descendió. Entra en el lugar de la paz y que tu morada esté junto a Dios en Sión, la ciudad santa, con Santa María Virgen, Madre de Dios, con San José y todos los ángeles y santos. ... Te entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu Hacedor, que te formó del polvo de la tierra. Y al dejar esta vida, salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos. ... Que puedas contemplar cara a cara a tu Redentor..." (OEx. "Commendatio animae", Recomendación del alma).



I. EL JUICIO PARTICULAR

1021 La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno con consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 22) y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23, 43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16, 26) que puede ser diferente para unos y para otros.

1022 Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación (cf. Cc de Lyon: DS 857-858; Cc de Florencia: DS 1304-1306; Cc de Trento: DS 1820), bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo (cf. Benedicto XII: DS 1000-1001; Juan XXII: DS 990), bien para condenarse inmediatamente para siempre (cf. Benedicto XII: DS 1002). "A la tarde te examinarán en el amor" (San Juan de la Cruz, dichos 64).



II. EL CIELO

1023 Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven "tal cual es" (1 Jn 3, 2), cara a cara (cf. 1 Co 13, 12; Ap 22, 4):
Definimos con la autoridad apostólica: que, según la disposición general de Dios, las almas de todos los santos ... y de todos los demás fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo en los que no había nada que purificar cuando murieron;... o en caso de que tuvieran o tengan algo que purificar, una vez que estén purificadas después de la muerte ... aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio final, después de la Ascensión al cielo del Salvador, Jesucristo Nuestro Señor, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y paraíso celestial con Cristo, admitidos en la compañía de los ángeles. Y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con una visión intuitiva y cara a cara, sin mediación de ninguna criatura (Benedicto XII: DS 1000; cf. LG 49).


1024 Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con Ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo" . El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha.

1025 Vivir en el cielo es "estar con Cristo" (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven "en El", aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (cf. Ap 2, 17):
Pues la vida es estar con Cristo; donde está Cristo, allí está la vida, allí está el reino (San Ambrosio, Luc. 10,121).

1026 Por su muerte y su Resurrección Jesucristo nos ha "abierto" el cielo. La vida de los bienaventurados consiste en la plena posesión de los frutos de la redención realizada por Cristo quien asocia a su glorificación celestial a aquellos que han creído en El y que han permanecido fieles a su voluntad. El cielo es la comunidad bienaventurada de todos los que están perfectamente incorporados a El.

1027 Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste, paraíso: "Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman" (1 Co 2, 9).

1028 A causa de su transcendencia, Dios no puede ser visto tal cual es más que cuando El mismo abre su Misterio a la contemplación inmediata del hombre y le da la capacidad para ello. Esta contemplación de Dios en su gloria celestial es llamada por la Iglesia "la visión beatífica":
¡Cuál no será tu gloria y tu dicha!: Ser admitido a ver a Dios, tener el honor de participar en las alegrías de la salvación y de la luz eterna en compañía de Cristo, el Señor tu Dios, ...gozar en el Reino de los cielos en compañía de los justos y de los amigos de Dios, las alegrías de la inmortalidad alcanzada (San Cipriano, ep. 56,10,1).

1029 En la gloria del cielo, los bienaventurados continúan cumpliendo con alegría la voluntad de Dios con relación a los demás hombres y a la creación entera. Ya reinan con Cristo; con El "ellos reinarán por los siglos de los siglos' (Ap 22, 5; cf. Mt 25, 21.23).


III LA PURIFICACION FINAL O PURGATORIO

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:
Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).


IV. EL INFIERNO

1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra El, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3, 15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si no omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".

1034 Jesús habla con frecuencia de la "gehenna" y del "fuego que nunca se apaga" (cf. Mt 5,22.29; 13,42.50; Mc 9,43-48) reservado a los que, hasta el fin de su vida rehusan creer y convertirse , y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo (cf. Mt 10, 28). Jesús anuncia en términos graves que "enviará a sus ángeles que recogerán a todos los autores de iniquidad..., y los arrojarán al horno ardiendo" (Mt 13, 41-42), y que pronunciará la condenación:" ¡Alejaos de Mí malditos al fuego eterno!" (Mt 25, 41).

1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf. DS 76; 409; 411; 801; 858; 1002; 1351; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

1036 Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la puerta y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que la encuentran" (Mt 7, 13-14) :
Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra, mereceremos entrar con él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde `habrá llanto y rechinar de dientes' (LG 48).

1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegari as diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P 3, 9):
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos (MR Canon Romano 88)


El Juicio, el Cielo, el Purgatorio, el Infierno. La vida eterna

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Papa Francisco explica qué es el Cielo

VATICANO, 26 Nov. 14 / 09:43 am (ACI).- En su catequesis de este miércoles en la habitual audiencia general, el Papa Francisco explicó qué es el Cielo, el destino final después de la muerte hacia el cual camina toda la Iglesia.

“Un poco feo el día, pero ustedes son valientes. ¡Felicitaciones! Esperamos rezar juntos hoy”, comenzó el Papa. Efectivamente, el cielo amaneció encapotado en Roma y desde las primeras horas de la mañana la lluvia mojó el suelo de la ciudad. También los adoquines de la Plaza de San Pedro, llamados “San Pietrini” quedaron empapados por la lluvia.

Al día siguiente de su visita a los organismos oficiales de la Unión Europea en la ciudad francesa de Estrasburgo, el Pontífice resaltó que la “Iglesia que peregrina hacia el cielo”.

“Al presentar la Iglesia a los hombres de nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II tenía bien presente un verdad fundamental, que no hay que olvidar jamás: la Iglesia no es una realidad estática, detenida, con fin en sí misma, sino que está continuamente en camino en la historia, hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los cielos, del cual la Iglesia en la tierra es el germen y el inicio”, indicó.

Sobre el fin de los tiempo es, el Papa dijo que “la Constitución conciliar Gaudium et spes (del Concilio Vaticano II), de frente a estos interrogantes que resuenan desde siempre en el corazón del hombre, afirma: ‘Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, deformada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano’”.

Para el Pontífice, la meta a la que aspira la Iglesia es la “Jerusalén nueva”, el “Paraíso” o el Cielo, como comúnmente se le conoce. Pero “más que de un lugar, se trata de un ‘estado’ del alma, en el cual nuestras expectativas más profundas serán cumplidas de manera superabundante y nuestro ser, como criaturas y como hijos de Dios, alcanzará la plena maduración”.

El Papa dijo luego que “es bello pensar en el cielo”, que “todos nos encontraremos allí”. Esto “da ¡fuerza al alma!”, exclamó.

En relación a esta idea, es también “bello” percibir “cómo hay una continuidad y una comunión de fondo entre la Iglesia que está en el cielo y aquella todavía en camino sobre la tierra”, porque, además, “aquellos que ya viven en la presencia de Dios, de hecho, nos pueden sostener e interceder por nosotros, rezar por nosotros”.

El Santo Padre dijo además que los cristianos también están invitados desde la tierra a “ofrecer buenas acciones, oraciones y la Eucaristía” para “aliviar las tribulaciones de las almas que todavía están esperando la beatitud sin fin”.

“El universo será renovado y liberado de una vez para siempre de todos los rastros del mal y de la misma muerte”, lo que “es llevar cada cosa a su plenitud de ser, de verdad, de belleza”.

Al finalizar la catequesis, saludó a los peregrinos que acudieron a escucharle provenientes de diversos lugares del mundo. Saludó también a los de lengua española, en particular a los de España, Argentina, México y a los llegados de otros países de Latinoamérica.

Papa Francisco explica qué es el Cielo

martes, 25 de noviembre de 2014

Los funerales de la mamá de Pilar Reyes.

Hermanos(as),

Paz y Bien:




Los funerales de la mamá de Pilar Reyes (Sra. Norma Uribe), se realizará mañana miércoles, después de la Misa que se ofrecerá por su Eterno Descanso, a las 11 A.M., en la Parroquia El Buen Pastor, de San Pedro.




Luego se realizará el funeral, hacia el Parque del Recuerdo de San Pedro de la Paz, camino hacia Coronel.




Acompañemos a nuestra hermana, a despedir a su mamá.







La Comunidad Jericó.
(Pdta.: en correo se informó que era a las 10, pero ya está confirmado, es a las 11 AM)

lunes, 24 de noviembre de 2014

Fallecimiento de la mamá de Pilar Reyes.

Mis hermanos en Cristo. En este instante acaba de fallecer, la Mama de nuestra coordinadora Pilar Reyes. Sus restos mortales serán velados en la Parroquia el Buen Pastor. En su momento se dará la hora en la cual sera trasladada a dicho lugar.



Patricio Zurita Olivera

martes, 18 de noviembre de 2014

RENOVACION CARISMATICA Este Sábado 22 de noviembre de 2014, a las 22 Horas: Vigilia de Cristo Rey

Sábado 22 de noviembre de 2014, a las 22 Horas:

RENOVACION CARISMATICA

Eres un pueblo apartado por Dios, escogido y restaurado para la gloria de nuestro Señor.

Eres soldado de Jesús y nuestro movimiento te llama a movilizarte.



Este sábado celebraremos una gran vigilia. Será una noche de poder, llena de prodigios y milagros.

Saldremos al encuentro de Jesucristo con cánticos de hosannas y aleluyas y lo proclamaremos como

CRISTO REY


Vigilia de Cristo Rey, desde las 22 horas, en el Gimnasio del Instituto de Humanidades. Está invitado el Monseñor, don Fernando Chomalí.

La Vigilia será un momento de Alabanzas, Adoración, Sanación, y todos los Milagros y Prodigios que Dios quiera manifestar a su pueblo, esa noche en particular, donde confesaremos a Jesucristo, como nuestro Único Señor, y Rey de Nuestras Vidas. Te esperamos, ven con tu familia, vecinos, amigos y enfermos.

Te esperamos hermano en estas dos actividades y lo podemos hacer porque somos un pueblo en movimiento, somos guerreros de Dios y todo lo podemos porque Jesús es nuestra fuerza.


Sábado 22 de noviembre de 2014, a las 10 Horas: nuestra iglesia nos invita a las 10.30 de la mañana a decir si a la vida y a defenderla

Sábado 22 de noviembre de 2014, a las 10 Horas:
A las 10:00 Horas, nos reuniremos con los hermanos de la diócesis de Concepción, en al Atrio de la Catedral, para apoyar la marcha por la Vida. Hay que llevar Globos Blancos y Carteles alusivos al Vida como un Don Divino.



SI A LA VIDA Y NO AL ABORTO

domingo, 16 de noviembre de 2014

divorciados vueltos a casar no pueden comulgar ni confesarse si no se arrepienten

Cita Trento y el magisterio de San Juan Pablo II

Doctrina de la Fe: divorciados vueltos a casar no pueden comulgar ni confesarse si no se arrepienten

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha hecho público un «responsum» (respuesta oficial) a un sacerdote francés, que preguntaba si podía conceder la absolución sacramental a un fiel que se había divorciado y vuelto a casar. Mons. Ladaria, arzobispo secretario del dicasterio, cita la doctrina del concilio de Trento sobre el sacramento de la penitencia e indica que no puede darse la absolución si no hay certeza de una verdadera contrición, que consiste en «un intenso dolor y detestación del pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante».

InfoCatólica) En el responsum, firmado por Mons. Ladaria, con fecha 22 de octubre de 2014, se afirma que no se puede excluir a priori un proceso penitencial para los fieles divorciados vueltos a casar, que tendría como fin el acceso a los sacramentos de la Penitencia y la Eucarístía. Y cita la exhortación apostólica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, Papa:


La reconciliación en el sacramento de la penitencia –que les abriría el camino al sacramento eucarístico– puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, –como, por ejemplo, la educación de los hijos– no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»

Es por ello que la Congregación para la Doctrina de la Fe dispone que se tome en consideración los siguientes puntos:
1.Verificar la validez del matrimonio religioso respetando la verdad, evitando en todo momento dar la impresión de que se produce una especie de «divorcio católico».
2.Ver eventualmente si las personas, con la ayuda de la gracia, pueden separarse de sus nuevas parejas y reconciliarse con aquellos de quiénes se habían separado.
3.Invitar a las personas vueltas a casar que, por razones serias (por ejemplo, los hijos), no pueden separarse de sus pareja, a que vivan como «hermano y hermana».

Tras dichas recomendaciones, Mons. Ladaria recuerda el magisterio dogmático del concilio de Trento sobre las condiciones del sacramento de la penitencia e indica que los divorciados vueltos a casar deben hacer el firme propósito de no pecar para recibir la absolución.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Papa Francisco: ¡Detengan las persecuciones contra los cristianos!

VATICANO, 12 Nov. 14 / 05:01 pm (ACI/EWTN Noticias).- Al término de la Audiencia General, el Papa Francisco lanzó un apremiante llamado a la comunidad internacional a detener las persecuciones contra los cristianos en diversas partes del mundo y alentó a los obispos, sacerdotes y fieles a “permanecer arraigados y firmes en la esperanza”.

“Con gran preocupación sigo los dramáticos sufrimientos de los cristianos que en varias partes del mundo son perseguidos y asesinados por su credo religioso. Siento la necesidad de expresar mi profunda cercanía espiritual a las comunidades cristianas duramente golpeadas por una violencia absurda, que no parece detenerse, mientras aliento a los Pastores y a todos los fieles a permanecer arraigados y firmes en la esperanza”, expresó Francisco.

En ese sentido, “una vez más dirijo un apremiante llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas a nivel local e internacional, así como a todas las personas de buena voluntad, para que se ponga en marcha una vasta movilización de conciencias en favor de los cristianos perseguidos”.

“Ellos –recordó-, tienen el derecho de encontrar en sus propios países seguridad y serenidad, profesando libremente su propia fe. Y ahora, por todos los cristianos perseguidos porque son cristianos, invito a rezar un Padrenuestro”.

El 4 de noviembre la fundación de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), publicó su Informe sobre Libertad Religiosa en el mundo (2012-2014), que señala que a nivel mundial los cristianos siguen siendo la denominación religiosa más perseguida.

Papa Francisco: ¡Detengan las persecuciones contra los cristianos!




miércoles, 12 de noviembre de 2014

Papa Francisco: Ni perezosos ni patrones, sino cristianos servidores

VATICANO, 11 Nov. 14 / 10:53 am (ACI/EWTN Noticias).- En el servicio humilde está la fuerza y la alegría del cristiano, afirmó este martes el Papa Francisco durante la Misa en la Casa Santa Marta, donde exhortó a no ser cristianos perezosos o creerse patrones de la fe, que quieren al Señor “para su grupito” y convierten la actitud de servicio en una estructura de poder.

Durante su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre lo que significa el servicio para un cristiano, aprovechando la parábola del “siervo inútil” que después de una larga jornada de trabajo, llega a su casa no para descansar, sino para servir a su señor.

“Alguno de nosotros aconsejaría a este siervo que vaya a pedir algún consejo al sindicato, para ver cómo hacer con un patrón de este tipo. Pero Jesús dice: ‘No, El servicio es total’, porque Él ha hecho camino con esta actitud de servicio; Él es el siervo”, señaló el Papa.

Francisco explicó que Cristo “se presenta como el siervo, aquel que ha venido a servir y no a ser servido: así lo dice, claramente. Y así, el Señor hace sentir a los apóstoles el camino de aquellos que han recibido la fe, aquella fe que hace milagros. Sí, esta fe hará milagros por el camino del servicio”.

En ese sentido, advirtió que un cristiano que no lleva adelante el don de la fe -recibida en el Bautismo-, por el camino del servicio, “se convierte en un cristiano sin fuerza, sin fecundidad”; y al final se convierte en “un cristiano para sí mismo, para servirse a sí mismo”, de modo que su vida es una “vida triste”, puesto que “tantas cosas grandes del Señor” son “derrochadas”.

Cristo, explicó el Papa, nos dice que “el servicio es único”, porque no se puede servir a dos patrones: “O a Dios, o a las riquezas”. Nosotros podemos alejarnos de esta “actitud de servicio, ante todo, por un poco de pereza”, pero ello hará tibio el corazón porque “la pereza te vuelve cómodo”.

“La pereza nos aleja del servicio y nos lleva a la comodidad, al egoísmo. Tantos cristianos así… son buenos, van a Misa, pero el servicio hasta acá… Y cuando digo servicio, digo todo: servicio a Dios en la adoración, en la oración, en las alabanzas; servicio al prójimo, cuando debo hacerlo; servicio hasta el final, porque Jesús en esto es fuerte: ‘Así también ustedes, cuando habrán hecho todo aquello que les ha sido ordenado, ahora digan somos siervos inútiles’. Servicio gratuito, sin pedir nada”, señaló.

Francisco añadió que la otra posibilidad de alejarnos de la actitud de servicio “es un poco la de adueñarnos de las situaciones”. Algo que “ha sucedido a los discípulos, a los mismos apóstoles”, que “alejaban a la gente para que no molestaran a Jesús, pero para estar cómodos ellos”.

Los discípulos “se adueñaban del tiempo del Señor, se adueñaban del poder del Señor: lo querían para su grupito”; y después “se adueñaban de esta actitud de servicio, transformándolo en una estructura de poder”. Algo que se comprende observando la discusión acerca de quién era el más grande entre Santiago y Juan. Y la madre que “va a pedir al Señor que uno de sus hijos sea el primer ministro y el otro el ministro de economía, con todo el poder en sus manos”.

El Papa advirtió que esto sucede también hoy cuando “los cristianos se vuelven patrones: patrones de la fe, patrones del Reino, patrones de la Salvación”. Esto “sucede, es una tentación para todos los cristianos”. En cambio, recordó, el Señor nos habla de servicio: “servicio en humildad, servicio en esperanza, y ésta es la alegría del servicio cristiano”.

“En la vida debemos luchar tanto contras las tentaciones que tratan de alejarnos de esta actitud de servicio. La pereza lleva a la comodidad: servicio a la mitad; y el adueñarnos de la situación, y de siervo convertirse en patrón, que lleva a la soberbia, al orgullo, a tratar mal a la gente, a sentirse importantes ‘porque soy cristiano, tengo la salvación, y tantas cosas así. Que el Señor nos dé estas dos gracias grandes: la humildad en el servicio, a fin de que podamos decir: ‘Somos siervos inútiles – pero siervos – hasta el final; y la esperanza en espera de la manifestación, cuando el Señor venga a encontrarnos”, concluyó.

Papa Francisco: Ni perezosos ni patrones, sino cristianos servidores

jueves, 6 de noviembre de 2014

Seis consejos para mantener lejos al demonio

ROMA, 06 Nov. 14 / 02:03 am (ACI/EWTN Noticias).- Valter Cascioli, médico psiquiatra y portavoz de la Asociación Internacional de Exorcistas, ofreció seis consejos para evitar las asechanzas del demonio.

En una entrevista concedida a ACI Prensa el 31 de octubre, Cascioli recordó que el demonio es real y la Biblia lo recoge hasta en 118 citas, 34 en el Antiguo Testamento y 84 en el Nuevo Testamento, donde el diablo aparece con distintos nombres como satanás, el maligno, o el príncipe de este mundo.

A partir del Nuevo Testamento, Cascioli explica que el exorcismo “es un ministerio de consolación y de liberación” que “nos lo delegó Jesús a través de los apóstoles, a los discípulos, y en la sucesión apostólica a los obispos y a los sacerdotes que ellos nombran, los sacerdotes exorcistas”.

“La tarea es la de proteger de la influencia del maligno y liberar a esas personas que son víctimas”, añade.

Cascioli asegura que para mantener lejos al demonio, los cristianos deben vivir la propia fe, estar en gracia de Dios,seguir el magisterio de la Iglesia Católica y seguir los Diez Mandamientos, pero además, afirma que se pueden seguir “unas simples reglas” que pueden ayudar mucho:

1. Convertirse a Cristo: “Cambiar de vida, quien vive en el pecado debe decidirse por Cristo”.

2. Confesarse: “No hay sacramento más importante que el de la confesión, la reconciliación, el perdón. Hay muchas personas que viven de las consecuencias del mal a causa del no perdón”.

3. Participar en la celebración de la Eucaristía: “Aconsejamos a todos a vivir una vida sacramental, y después de la confesión es necesario el sacramento de la Eucaristía dentro de la celebración eucarística”.

4. Hablar con Dios. La oración es muy importante, porque atrae la gracia de Dios y protege de muchas cosas.

5. Profundizar en nuestra fe con la comunidad. Cascioli explica que las personas en dificultad deben hacer un camino de fe dentro de la Iglesia, y seguir una comunidad o un movimiento eclesiástico. “Nosotros citamos uno: Renovación Carismática Católica, que cuenta con más de 100 millones de personas”.

6. Alejarse del pecado es alejarse del diablo. “Demasiadas personas vienen a nosotros porque tienen miedo del diablo, pero no tienen miedo del pecado, no se protegen. Por eso es fundamental evitar estas consecuencias nefastas, físicas, psicológicas, morales, espirituales”.

El experto explicó que muchas personas sufren por años antes de ser liberadas del maligno. “Cuando vemos que se convierten a Cristo, cuando confiesan sus pecados, cuando toman distancia de una vida desordenada, es cuando consiguen liberarse, la serenidad y la paz vuelven a ellos y se curan”, y “si estas reglas fueran aplicadas podrían ayudar a muchas personas”

El experto afirma que el aumento de estos fenómenos obedece a la disminución de la fe en la sociedad y al aumento del interés y las prácticas relacionadas con el mundo del esoterismo, ocultismo y satanismo.

Sobre la extendida celebración de Halloween la noche previa a la Fiesta de Todos los Santos, Cascioli explica que esa noche esconde una problemática muy seria bajo la ridiculización de la muerte.

“No sé si todos conocen la realidad detrás del ‘truco o trato’ de Halloween… Se convierte en un pretexto para atraer a los jóvenes en fiestas donde por desgracia haría mucho bien alejarse”.

“Para los ocultistas y los satanistas –afirma-, la noche del 31 de octubre es precisamente una ocasión propicia para cumplir ritos mágicos, sacrilegios, profanaciones de cementerios y maleficios, porque en este día se celebra el fin de año satánico. Razón por la que se hacen misas negras, ritos de adoración, de iniciación y de consagración a satanás”.

Por último, el experto señala que aunque la Asociación Internacional de Exorcistas está formada por 250 exorcistas, existen muchos más en el mundo. “Sabemos que en algunos países del mundo no tienen exorcistas, la actividad demoniaca y sus consecuencias están extendidas por todo el mundo. No es un fenómeno socio-cultural, está extendido en todo el mundo, y esto nos dice muchas cosas”.

El psiquiatra indicó que el número de exorcistas ha aumentado en los últimos años, aunque todavía existen países en el mundo que necesitan la presencia de estos. “Yo digo siempre que es una exigencia, se está convirtiendo en una emergencia pastoral porque está en aumento el número de molestias debido a la actividad demoniaca extraordinaria, posesiones y obsesiones con el demonio están en aumento, por tanto, se está convirtiendo en una emergencia pastoral y surge la necesidad de hacer frente a esta situación, especialmente gracias a la obra de los exorcistas”, concluyó.

Seis consejos para mantener lejos al demonio

LA ECONOMÍA SACRAMENTAL

LA ECONOMÍA SACRAMENTAL

CAPÍTULO PRIMERO:
EL MISTERIO PASCUAL EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA

ARTÍCULO 2
EL MISTERIO PASCUAL EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

1113 Toda la vida litúrgica de la Iglesia gira en torno al Sacrificio Eucarístico y los sacramentos (cf SC 6). Hay en la Iglesia siete sacramentos: Bautismo, Confirmación o Crismación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio (cf DS 860; 1310; 1601). En este artículo se trata de lo que es común a los siete sacramentos de la Iglesia desde el punto de vista doctrinal. Lo que les es común bajo el aspecto de la celebración se expondrá en el capítulo segundo, y lo que es propio de cada uno de ellos será objeto de la segunda sección.

I. Sacramentos de Cristo

1114 "Adheridos a la doctrina de las Santas Escrituras, a las tradiciones apostólicas [...] y al parecer unánime de los Padres", profesamos que "los sacramentos de la nueva Ley [...] fueron todos instituidos por nuestro Señor Jesucristo" (DS 1600-1601).

1115 Las palabras y las acciones de Jesús durante su vida oculta y su ministerio público eran ya salvíficas. Anticipaban la fuerza de su misterio pascual. Anunciaban y preparaban aquello que Él daría a la Iglesia cuando todo tuviese su cumplimiento. Los misterios de la vida de Cristo son los fundamentos de lo que en adelante, por los ministros de su Iglesia, Cristo dispensa en los sacramentos, porque "lo [...] que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus misterios" (San León Magno, Sermo 74, 2).

1116 Los sacramentos, como "fuerzas que brotan" del Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17; 6,19; 8,46) siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son "las obras maestras de Dios" en la nueva y eterna Alianza.

II. Sacramentos de la Iglesia

1117 Por el Espíritu que la conduce "a la verdad completa" (Jn 16,13), la Iglesia reconoció poco a poco este tesoro recibido de Cristo y precisó su "dispensación", tal como lo hizo con el canon de las Sagradas Escrituras y con la doctrina de la fe, como fiel dispensadora de los misterios de Dios (cf Mt 13,52; 1 Co 4,1). Así, la Iglesia ha precisado a lo largo de los siglos, que, entre sus celebraciones litúrgicas, hay siete que son, en el sentido propio del término, sacramentos instituidos por el Señor.

1118 Los sacramentos son "de la Iglesia" en el doble sentido de que existen "por ella" y "para ella". Existen "por la Iglesia" porque ella es el sacramento de la acción de Cristo que actúa en ella gracias a la misión del Espíritu Santo. Y existen "para la Iglesia", porque ellos son "sacramentos [...] que constituyen la Iglesia" (San Agustín, De civitate Dei 22, 17; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q.64, a. 2 ad 3), ya que manifiestan y comunican a los hombres, sobre todo en la Eucaristía, el misterio de la Cocmunión del Dios Amor, uno en tres Personas.

1119 Formando con Cristo-Cabeza "como una única [...] persona mística" (Pío XII, enc. Mystici Corporis), la Iglesia actúa en los sacramentos como "comunidad sacerdotal" "orgánicamente estructurada" (LG 11): gracias al Bautismo y la Confirmación, el pueblo sacerdotal se hace apto para celebrar la liturgia; por otra parte, algunos fieles "que han recibido el sacramento del Orden están instituidos en nombre de Cristo para ser los pastores de la Iglesia con la palabra y la gracia de Dios" (LG 11).

1120 El ministerio ordenado o sacerdocio ministerial (LG 10) está al servicio del sacerdocio bautismal. Garantiza que, en los sacramentos, sea Cristo quien actúa por el Espíritu Santo en favor de la Iglesia. La misión de salvación confiada por el Padre a su Hijo encarnado es confiada a los Apóstoles y por ellos a sus sucesores: reciben el Espíritu de Jesús para actuar en su nombre y en su persona (cf Jn 20,21-23; Lc 24,47; Mt 28,18-20). Así, el ministro ordenado es el vínculo sacramental que une la acción litúrgica a lo que dijeron y realizaron los Apóstoles, y por ellos a lo que dijo y realizó Cristo, fuente y fundamento de los sacramentos.

1121 Los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden sacerdotal confieren, además de la gracia, un carácter sacramental o "sello" por el cual el cristiano participa del sacerdocio de Cristo y forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos. Esta configuración con Cristo y con la Iglesia, realizada por el Espíritu, es indeleble (Concilio de Trento: DS 1609); permanece para siempre en el cristiano como disposición positiva para la gracia, como promesa y garantía de la protección divina y como vocación al culto divino y al servicio de la Iglesia. Por tanto, estos sacramentos no pueden ser reiterados.

III. Sacramentos de la fe

1122 Cristo envió a sus Apóstoles para que, "en su Nombre, proclamasen a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados" (Lc 24,47). "Haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). La misión de bautizar, por tanto la misión sacramental, está implicada en la misión de evangelizar, porque el sacramento es preparado por la Palabra de Dios y por la fe que es consentimiento a esta Palabra:


«El pueblo de Dios se reúne, sobre todo, por la palabra de Dios vivo [...] Necesita la predicación de la palabra para el ministerio mismo de los sacramentos. En efecto, son sacramentos de la fe que nace y se alimenta de la palabra» (PO 4).

1123 "Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero, como signos, también tienen un fin instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por se llaman sacramentos de la fe" (SC 59).

1124 La fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a adherirse a ella. Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la fe recibida de los apóstoles, de ahí el antiguo adagio: Lex orandi, lex credendi (o: Legem credendi lex statuat supplicandi). "La ley de la oración determine la ley de la fe" (Indiculus, c. 8: DS 246), según Próspero de Aquitania, (siglo V). La ley de la oración es la ley de la fe. La Iglesia cree como ora. La liturgia es un elemento constitutivo de la Tradición santa y viva (cf. DV 8).

1125 Por eso ningún rito sacramental puede ser modificado o manipulado a voluntad del ministro o de la comunidad. Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia.

1126 Por otra parte, puesto que los sacramentos expresan y desarrollan la comunión de fe en la Iglesia, la lex orandi es uno de los criterios esenciales del diálogo que intenta restaurar la unidad de los cristianos (cf UR 2 y 15).

IV. Sacramentos de la salvación

1127 Celebrados dignamente en la fe, los sacramentos confieren la gracia que significan (cf Concilio de Trento: DS 1605 y 1606). Son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo; Él es quien bautiza, Él quien actúa en sus sacramentos con el fin de comunicar la gracia que el sacramento significa. El Padre escucha siempre la oración de la Iglesia de su Hijo que, en la epíclesis de cada sacramento, expresa su fe en el poder del Espíritu. Como el fuego transforma en sí todo lo que toca, así el Espíritu Santo transforma en vida divina lo que se somete a su poder.

1128 Tal es el sentido de la siguiente afirmación de la Iglesia (cf Concilio de Trento: DS 1608): los sacramentos obran ex opere operato (según las palabras mismas del Concilio: "por el hecho mismo de que la acción es realizada"), es decir, en virtud de la obra salvífica de Cristo, realizada de una vez por todas. De ahí se sigue que "el sacramento no actúa en virtud de la justicia del hombre que lo da o que lo recibe, sino por el poder de Dios" (Santo Tomás de Aquino, S. Th., 3, q. 68, a.8, c). En consecuencia, siempre que un sacramento es celebrado conforme a la intención de la Iglesia, el poder de Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él, independientemente de la santidad personal del ministro. Sin embargo, los frutos de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe.

1129 La Iglesia afirma que para los creyentes los sacramentos de la Nueva Alianza son necesarios para la salvación (cf Concilio de Trento: DS 1604). La "gracia sacramental" es la gracia del Espíritu Santo dada por Cristo y propia de cada sacramento. El Espíritu cura y transforma a los que lo reciben conformándolos con el Hijo de Dios. El fruto de la vida sacramental consiste en que el Espíritu de adopción deifica (cf 2 P 1,4) a los fieles uniéndolos vitalmente al Hijo único, el Salvador.

V. Sacramentos de la vida eterna

1130 La Iglesia celebra el Misterio de su Señor "hasta que él venga" y "Dios sea todo en todos" (1 Co 11, 26; 15, 28). Desde la era apostólica, la liturgia es atraída hacia su término por el gemido del Espíritu en la Iglesia: ¡Marana tha! (1 Co 16,22). La liturgia participa así en el deseo de Jesús: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros [...] hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios" (Lc 22,15-16). En los sacramentos de Cristo, la Iglesia recibe ya las arras de su herencia, participa ya en la vida eterna, aunque "aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del Gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo" (Tt 2,13). "El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven! [...] ¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22,17.20).


Santo Tomás resume así las diferentes dimensiones del signo sacramental: «Unde sacramentum est signum rememorativum eius quod praecessit, scilicet passionis Christi; et desmonstrativum eius quod in nobis efficitur per Christi passionem, scilicet gratiae; et prognosticum, id est, praenuntiativum futurae gloriae» («Por eso el sacramento es un signo que rememora lo que sucedió, es decir, la pasión de Cristo; es un signo que demuestra lo que se realiza en nosotros en virtud de la pasión de Cristo, es decir, la gracia; y es un signo que anticipa, es decir, que preanuncia la gloria venidera») (Summa theologiae 3, q. 60, a. 3, c.)

Resumen

1131 Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas.

1132 La Iglesia celebra los sacramentos como comunidad sacerdotal estructurada por el sacerdocio bautismal y el de los ministros ordenados.

1133 El Espíritu Santo dispone a la recepción de los sacramentos por la Palabra de Dios y por la fe que acoge la Palabra en los corazones bien dispuestos. Así los sacramentos fortalecen y expresan la fe.

1134 El fruto de la vida sacramental es a la vez personal y eclesial. Por una parte, este fruto es para todo fiel la vida para Dios en Cristo Jesús: por otra parte, es para la Iglesia crecimiento en la caridad y en su misión de testimonio.

LA ECONOMÍA SACRAMENTAL

EL PURGATORIO.

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador: Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41, 5).

1472. “Para entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la "pena eterna" del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que tienen necesidad de purificación, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la "pena temporal" del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infligida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena”.

Catecismo de la Iglesia Católica.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Médico experto en educación sexual y afectiva

No utilizar nuestra convicciones como armas arrojadizas

Entrevista a Jokin de Irala, médico experto en educación sexual y afectiva

Jokin de Irala nació en Donibane Lohitzun (St. Jean de Luz, Lapurdi) el 9 de junio de 1958. Está casado y tiene 5 hijos. Es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, donde ejerce la docencia. Realizó un Máster de Salud Pública en la Universidad de Dundee (Escocia) en 1987. Obtuvo el grado de Doctor en Medicina en la Universidad de Navarra en 1990 y, en el año 2000, un segundo doctorado en Salud Pública en la Universidad Estadounidense de Massachusetts.

(Arguments/InfoCatólica) En la actualidad trabaja en la docencia e investigación de las asignaturas de Epidemiología General, Reproducción Humana y Medicina Preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. Es un alto conocedor de temas relacionados con la fertilidad, la educación sexual y afectiva de los jóvenes y la orientación familiar, a la que se ha dedicado desde 1983. Además, en la actualidad, es miembro de la Academia Pontificia para la Vida, cuya sede está en Roma.

El doctor de Irala será uno de los ponentes del Coloquio Familia y Vida, que se celebrará en Pamplona el próximo 14 y 15 de noviembre y el equipo de Cultura de la Vida de Arguments ha tenido oportunidad de hablar con él.

¿Qué tareas desempeña un miembro de la Academia Pontificia para la Vida?

La Academia Pontificia para la Vida fundada por el Papa Juan Pablo II en 1994, tiene como objetivo promover el progreso de los estudios y la información y formación sobre los principales temas de la bioética, y del derecho, relativos a la promoción y defensa de la vida. En mi caso participo, como miembro correspondiente y con mi formación en Medicina y Salud Pública, en las sesiones de trabajo y las asambleas generales que elaboran textos que tienen que ver con la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

En los últimos tiempos, es innegable que el aborto está siendo uno de los temas más polémicos en la opinión pública. ¿Cómo podría la Iglesia explicar mejor que no quiere condenar a las mujeres de ninguna forma?

Creo que la Iglesia de manera oficial desde su magisterio ya ha mostrado claramente que se preocupa por la mujer embarazada que se plantea abortar o por la mujer que ha abortado ya y que sufre por haber tomado esa decisión. También se preocupa por los chicos que no se hacen cargo de las consecuencias de su sexualidad. Quienes podemos hacer más por estos jóvenes somos todos los que formamos la Iglesia. Por ejemplo, podemos hacer más intentando explicar mejor la belleza de la sexualidad humana cuando se vive en el contexto del amor estable entre un hombre y una mujer. Intentando acoger mejor a los jóvenes, chicas y chicos, que se encuentran ante la decisión del aborto para que vean realmente que sus vidas pueden salir adelante a la vez que dejan seguir viviendo a los no nacidos. Suelen estar confundidos y asustados. Si no acogemos de verdad a estos jóvenes, poniéndonos en su lugar y entendiendo sus temores, poco podremos hacer para defender la vida del no nacido.

Usted es miembro correspondiente de la Academia Pontificia para la Vida, en Roma. ¿Cuáles son los principales retos que la Iglesia católica tiene en la actualidad para mantener su defensa de la vida?

Entendiendo por Iglesia Católica a todos nosotros, los que formamos parte de esta Iglesia, pienso que tenemos los retos siguientes: no utilizar nuestra convicciones como armas arrojadizas para juzgar a quien no piense como nosotros; saber querer de verdad a quien intentamos explicar la verdad sobre la defensa de la vida; superar lo que puede haber de sentimiento e ideología en el debate del aborto y para esto hay que entender mejor a quien no piensa como nosotros; ofrecer alternativas factibles al aborto para proteger la maternidad, sobre todo cuando tiene lugar en jóvenes poco preparados para ello.

Como profesor universitario, ¿cree tenemos que cambiar nuestro modo de explicarnos al defender la vida? ¿Cuál es la mejor manera de hablar temas como la fecundación in vitro, la eutanasia, etc., cuando se habla con la gente joven? ¿Qué preocupa a los estudiantes, no solo universitarios?

En el ámbito universitario me parece muy interesante poder mantenernos en el discurso científico (tanto antropológico como desde la biomedicina). Todos estos temas se pueden explicar muy bien utilizando un lenguaje científico. Afortunadamente, la ciencia no es opuesta a una verdadera defensa de la vida

La defensa de la vida tiene tiene manifestaciones muy concretas y cada vez más enrevesadas: eutanasia, selección embrionaria, experimentación con embriones… ¿Hace falta ser católico para defender la vida en coherencia con la dignidad humana?

Claramente no. Hay muchos no católicos, incluso no creyentes, que defienden estas cuestiones como nosotros. Como he dicho antes, esto no se riñe con un discurso totalmente científico donde todos podemos encontrar acuerdos comunes.

Líder del lobby gay condenado por pedófilo

ESTOCOLMO, 31 Oct. 14 / 04:05 pm (ACI).- Stefan Johansson, ex presidente de la Federación Sueca Para la Igualdad Sexual (RFSL, por sus siglas en sueco) en la localidad de Halland, fue condenado el 24 de octubre a cinco años de prisión por violación, proxenetismo y explotación sexual de menores.

Según informó la prensa local, Johansson, de 44 años, dio alcohol y drogas a menores a cambio de tener relaciones sexuales.

En el caso también se encontró la malversación de más de 3 mil dólares destinados a investigación sobre el Sida.

En una publicación en su perfil de Facebook, el 18 de julio de 2013, Johansson convocó al evento de “Día de Educación” sobre “actores visibles invisibles” a “personas LGBT (Nota del redactor: lesbianas, gay, bisexuales y transexuales) con experiencia en vender y o adquirir servicios sexuales”, así como a “jóvenes que venden sexo en internet”.

La RFSL que presidió Johansson fue fundada en 1950, y supera actualmente los 6 mil miembros. Desde 2007, es reconocida por Naciones Unidas como organización no gubernamental de carácter consultivo.

Esta organización fue una de las principales promotoras de la legalización del mal llamado “matrimonio” gay en Suecia, cosa que logró en 2009.

La RFSL mantiene relación con el Grupo de Trabajo de Pedofilia (PAG, por sus siglas en sueco), que promueve políticas a favor de las relaciones sexuales entre adultos y menores.

Esta organización del lobby gay es el departamento sueco de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés), que avaló por cerca de diez años una política de promoción de la pedofilia.

Además de los cinco años de prisión, el tribunal sueco condenó a Johansson a pagar 60 mil euros (alrededor de 75 203 dólares).

https://www.aciprensa.com/noticias/lider-del-lobby-gay-condenado-por-pedofilo-95733/