jueves, 25 de diciembre de 2014

PLEGARIA DE NAVIDAD Esteban Gumucio sscc


Por los que jamás pudieron creer en un niño,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Y por lo más negro y lo más frío,
y por la mirada rota de los resentidos,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por todos los besos de Judas,
el silencio de los orgullosos
y el cálculo oblicuo de los poderosos,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por el fango de los mentirosos
y los blancos muros de los cautelosos,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por la tinta de los envenenadores,
por la amenaza de los perseguidores,
por el desierto de los desesperados,
por la ceguera de los tiranos,
Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad.

Por la máscara de los olvidos,
por los dientes de los envidiosos,
por los crímenes elegantes,
por el vacío de los farsantes,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por el desfile de los besarrabos,
por el tumulto de los temerosos,
por la danza de los complacientes
y por la siesta de los indolentes,
Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad.

Por la miseria y el frío,
por la soledad inocente,
por la angustia de la gente,
por el hambre y por la muerte,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por el proyecto helado de los violentos;
por la injusticia en papel sellado
y por todo lo fabricado
para la guerra en los cuatro vientos,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por los rascacielos podridos
donde se enconan fronteras;
por todas las balaceras
que inventan los insaciables,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por las armas de la muerte
y los poderes armados;
por el oro malgastado
en crucificar a la gente,
Señor, ten piedad, en esta noche de Navidad.

Por la nieve de los cielos vacíos,
por la sangre que mancha los ríos,
por las viudas y los huérfanos
de los odios nucleares,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por la viga que llevamos en los ojos,
por todas las puertas estrechas,
por nuestras anclas de corcho,
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

Por los cimientos de arena
en que ponemos la paz;
Señor, ten piedad en esta noche de Navidad.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

LA NAVIDAD EN EL DUELO


Nace Jesús, nace la vida, porque Jesús es la vida en plenitud. Navidad es el renacimiento de la creación, de esa vida en armonía y en plenitud. La navidad es un momento especial, especialmente para las personas que están en un proceso de elaboración del duelo. Muchas de estas personas lo ven como una fecha temible, realmente temen que llegue la Navidad. Es también un tiempo tan familiar, es un tiempo cercano al Año Nuevo donde muchas personas miran hacia atrás. ¿Cómo ha sido el año? ¿Cómo ha sido la vida? Miran hacia atrás y se ven heridas. Miran hacia atrás y se ven asignaturas pendientes, pero se mira hacia atrás y se ve que falta alguien en la familia. Ha habido la muerte de un ser querido, las personas están en duelo. Navidad y Año Nuevo. Se quiere mirar hacia adelante y parece que los proyectos vitales están amputados. Cuesta ser feliz y la navidad, que es tiempo de vida, el hijo de Dios encarnado entre nosotros, que se recrea la humanidad, cuesta. Incluso, trae síntomas de angustia, una gran tristeza, las personas hasta tienden a aislarse, quieren que pase pronto la Navidad. Sin embargo, la Navidad hay que celebrarla, porque es la vida. La vida misma de Dios que nos recrea. La Navidad hay que vivirla con profundidad, no hay que dejarla pasar como una asignatura que va a quedar pendiente, porque sino la próxima Navidad va a replantear la misma cuestión. Hay que saber asumir esta fecha clave. Hay que saber integrarla. Es más, hay que vivirla, y vivirla con los demás en plenitud. Además hay otro aspecto, si papá, mamá se aíslan… ¿Qué pasa con el resto de la familia? ¿Qué pasa con el resto de los hijos, familiares, amigos? ¿Les vamos a privar de este momento tan importante? El amor no es sólo a los que murieron. El amor es hacia el otro cónyuge, el amor es a la familia, a los otros hijos. Por eso, vivir la Navidad, recrear la Navidad, asumirla, es muy importante para elaborar el duelo. Y asumirla desde la espiritualidad, porque estamos recibiendo el nacimiento del hijo de Dios, el viviente, el resucitado y nuestros seres queridos están en el amor de este resucitado. Celebrar la vida es necesario para sanar los duelos y para crecer en la vida espiritual.
P. Mateo Bautista.


https://www.facebook.com/pastoralduelo.gruporesurreccion?fref=nf

Sermón 4 para la noche de Navidad

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 4 para la noche de Navidad



El tesoro escondido


Hoy, los prodigios se multiplican, las riquezas abundan porque el tesoro está abierto: la que da a luz es madre y virgen, el que nace es Dios y hombre... Este tesoro hay que esconderlo en un campo (Mt 13,44): que el matrimonio de la madre esconda a los ojos del mundo su concepción virginal, que las lágrimas del recién nacido sustraiga a las miradas humanas este parto sin dolor. ¡Esconded, María, sí, esconded el esplendor del sol naciente! (Lc 1,78) ¡Acostad a vuestro niño en un pesebre, envolvedlo en pañales, porque estos pañales son toda nuestra riqueza. Los pañales del Señor son más preciosos que la púrpura. Su pesebre más regio que los tronos dorados de los reyes. La pobreza de Cristo sobrepasa en valor todas las fortunas y todos los tesoros.


En efecto, ¿hay riqueza más preciosa que esta humildad que nos hace posible ganar el reino de los cielos y adquirir la gracia divina?
Está escrito: “Dichosos los pobres en el espíritu porque el reino de los cielos es para ellos.” (Mt 5,3) y el apóstol afirma: “Dios resiste al orgulloso y concede su gracia al humilde.” (Sant 4,6) Mirad con qué insistencia el nacimiento del Salvador nos recomienda la humildad. Viniendo a este mundo se anonadó a sí mismo y tomó forma de esclavo, pasando por un hombre cualquiera. (cf Fl 2,7)


¿Queréis ver riquezas aún más abundantes?...”No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.” (Jn 15,13) Las riquezas de nuestra salvación y de nuestra gloria están en la sangre preciosa que nos ha rescatado y en la cruz del Señor.

martes, 23 de diciembre de 2014

Papa Francisco envía carta de Navidad a cristianos perseguidos de Medio Oriente

Papa Francisco envía carta de Navidad a cristianos perseguidos de Medio Oriente

VATICANO, 23 Dic. 14 / 09:46 am (ACI/EWTN Noticias).- La Santa Sede publicó hoy la carta que el Papa Francisco envió a los cristianos en Medio Oriente con motivo de la Navidad, para expresarles su cercanía y agradecerles su testimonio de fe a pesar de las persecuciones del Estado Islámico (ISIS), e instar nuevamente a la comunidad internacional a hacer todos los esfuerzos por detener la violencia “que ya ha causado demasiado daño”. “No están solos”, aseguró Francisco, “realmente espero tener la gracia de ir en persona a visitarlos y confortarlos”.

A continuación la carta completa del Papa Francisco:

''Queridos hermanos y hermanas: ‘¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios!’

Fueron estas palabras del apóstol Pablo las que se me vinieron a la mente cuando pensaba dirigirme a ustedes, hermanos cristianos de Oriente Medio. Lo hago a las puertas de la Navidad, a sabiendas de que para muchos de ustedes las notas de los villancicos estarán mezcladas con lágrimas y suspiros. Sin embargo, el nacimiento del Hijo de Dios en nuestra carne humana es un misterio inefable de consolación: 'Pues se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres'.

Por desgracia, nunca han faltado tribulación ni aflicción en Oriente Medio tanto en el pasado como recientemente. En los últimos meses se han agravado debido a los conflictos que afligen a la Región, pero especialmente por la actividad de una reciente y preocupante organización terrorista, de unas dimensiones nunca antes vistas, que comete todo tipo de abusos y prácticas inhumanas, golpeando especialmente a aquellos de ustedes que han sido brutalmente expulsados de sus tierras, en las que los cristianos están presentes desde la época apostólica.

Al dirigirme a ustedes, no puedo olvidarme de otros grupos religiosos y étnicos que sufren también la persecución y las consecuencias de estos conflictos. Sigo cada día las noticias del inmenso sufrimiento de tantas personas en Oriente Medio. Pienso especialmente en los niños, las madres, los ancianos, los desplazados y refugiados, los que pasan hambre, los que tienen que soportar la dureza del invierno sin un techo bajo el que protegerse. Este sufrimiento clama a Dios y apela al compromiso de todos nosotros, con la oración y todo tipo de iniciativas. Deseo hacer llegar a todos mi cercanía y solidaridad, así como la de la Iglesia, y dar una palabra de consuelo y esperanza.

Queridos hermanos y hermanas, que con valentía dan testimonio de Jesús en su tierra bendecida por el Señor, nuestro consuelo y nuestra esperanza es Cristo. Por tanto, los animo a permanecer unidos a Él, como los sarmientos a la vid, seguros de que ni la tribulación, la angustia o la persecución podrán separarnos de Él. Que la prueba que están atravesando fortalezca su fe y fidelidad.

Rezo para que vivan la comunión fraterna a ejemplo de la primera comunidad de Jerusalén. La unidad querida por nuestro Señor es más necesaria que nunca en estos tiempos difíciles; es un don de Dios que interpela a nuestra libertad y espera nuestra respuesta. Que la Palabra de Dios, los sacramentos, la oración y la fraternidad, alimenten y renueven continuamente sus comunidades.

La situación en que viven es una fuerte llamada a la santidad de vida, como así lo han atestiguado los santos y mártires de diversa pertenencia eclesial. Recuerdo con afecto y veneración a los Pastores y fieles a los que en los últimos tiempos se les ha pedido el sacrificio de la vida, a menudo por el mero hecho de ser cristianos. También pienso en las personas secuestradas, entre las cuales se encuentran algunos Obispos ortodoxos y sacerdotes de diversos ritos. ¡Ojalá puedan volver pronto sanos y salvos a sus casas y comunidades! Le pido a Dios que tanto sufrimiento unido a la cruz del Señor dé frutos abundantes para la Iglesia y los pueblos de Oriente Medio.

En medio de las enemistades y los conflictos, la comunión vivida entre ustedes, con fraternidad y sencillez, es un signo del Reino de Dios. Me alegro de las buenas relaciones y la cooperación entre los Patriarcas de las Iglesias orientales católicas y los Ortodoxos, así como entre los fieles de las diversas Iglesias. El sufrimiento que padecen los cristianos constituye una aportación inestimable a la causa de la unidad. Se trata del ecumenismo de la sangre, que requiere abandonarse confiadamente a la acción del Espíritu Santo.

¡Que puedan dar siempre testimonio de Jesús en medio de las dificultades! Su presencia es valiosa para Oriente Medio. Son un pequeño rebaño, pero con una gran responsabilidad en la tierra en que nació y se extendió el cristianismo. Son como la levadura en la masa. Antes que cualquiera de las actividades de la Iglesia en el ámbito de educativo, sanitario o asistencial, tan valoradas por todos, la mayor riqueza para la región son los cristianos, son ustedes. Gracias por su perseverancia.

Sus intentos por colaborar con personas de otras religiones, con judíos y musulmanes, es otro signo del Reino de Dios. El diálogo interreligioso es tanto más necesario cuanto más difícil es la situación. No hay otro camino. El diálogo basado en una actitud de apertura, en la verdad y el amor, es también el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo religioso, que es una amenaza para los creyentes de todas las religiones. El diálogo es a la vez un servicio a la justicia y una condición necesaria para la tan deseada paz.

La mayor parte de ustedes vive en un ambiente de mayoría musulmana. Pueden ayudar a sus conciudadanos musulmanes a presentar con discernimiento una imagen más auténtica del Islam, como quieren muchos de ellos, que repiten que el Islam es una religión de paz, que se puede armonizar con el respeto de los derechos humanos y favorecer la convivencia de todos. Será algo bueno para ellos y para toda la sociedad. La dramática situación que viven nuestros hermanos cristianos en Irak, y también los Yazidíes y los miembros de otras comunidades religiosas y étnicas, exige por parte de todos los líderes religiosos una postura clara y valiente, para condenar unánimemente y sin rodeos esos crímenes, y denunciar la práctica de invocar la religión para justificarlos.

Queridos hermanos, casi todos ustedes son ciudadanos nativos de sus países y, por lo tanto, tienen el deber y el derecho de participar plenamente en la vida y crecimiento de su nación. En la Región están llamados a ser constructores de paz, de reconciliación y desarrollo, a promover el diálogo, construir puentes, según el espíritu de las bienaventuranzas, a proclamar el evangelio de la paz, dispuestos a colaborar con todas las autoridades nacionales e internacionales.

Deseo expresar mi especial reconocimiento y gratitud a todos ustedes, queridos hermanos Patriarcas, Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, que acompañan con solicitud el camino de sus comunidades. ¡Qué preciosa es la presencia y actividad de los que se han consagrado totalmente al Señor y lo sirven en los hermanos, especialmente en los más necesitados, testimoniando su grandeza y su amor infinito! ¡Qué importante es la presencia de los Pastores junto a su rebaño, especialmente en los momentos de dificultad!

A ustedes, jóvenes, les mando un abrazo paternal. Rezo por su fe, por su crecimiento humano y cristiano, y para que sus mejores proyectos se cumplan. Y les repito: ''No tengan miedo ni vergüenza de ser cristianos. La relación con Jesús los hará disponibles para colaborar sin reservas con sus conciudadanos, con independencia de su afiliación religiosa''

A ustedes, ancianos, les hago llegar mis sentimientos de aprecio. Son la memoria de sus pueblos; espero que esta memoria sea semilla de crecimiento para las nuevas generaciones.

Me gustaría alentar a aquellos de ustedes que trabajan en las áreas tan importantes de la caridad y de la educación. Admiro el trabajo que están haciendo, especialmente a través de Cáritas y con la ayuda de otras organizaciones caritativas católicas de diferentes países, ayudando a todos sin distinción. A través del testimonio de la caridad, ofrecen el apoyo más valioso a la vida social y también contribuyen a la paz, de la que la Región está tan hambrienta como de pan. Pero también en el ámbito de la educación está en juego el futuro de la sociedad. Qué importante es la educación en la cultura del encuentro, del respeto de la dignidad de la persona y del valor absoluto de todo ser humano.

Queridos hermanos, aunque pocos en número, son protagonistas de la vida de la Iglesia y de los países en los que viven. Toda la Iglesia está con ustedes y los apoya, con gran afecto y estima por sus comunidades y su misión. Vamos a seguir ayudándolos con la oración y otros medios disponibles.

Al mismo tiempo, sigo instando a la Comunidad internacional para que venga en ayuda de sus necesidades y de las otras minorías que sufren; en primer lugar, promoviendo la paz a través de la negociación y la actividad diplomática, tratando de atajar y detener cuanto antes la violencia que ya ha causado demasiado daño. Reitero la más firme condena del tráfico de armas. Necesitamos en cambio proyectos e iniciativas de paz, para promover una solución global a los problemas de la Región. ¿Hasta cuándo tendrá que seguir sufriendo Oriente Medio por la falta de paz? No podemos resignarnos a los conflictos como si no fuera posible un cambio. En sintonía con mi peregrinación a Tierra Santa y el posterior encuentro de oración en el Vaticano con los Presidentes israelita y palestino, los invito a seguir orando por la paz en Oriente Medio. Que quien se vio obligado a abandonar sus tierras, pueda regresar y vivir con dignidad y seguridad. Que la asistencia humanitaria se incremente, siempre buscando el bien de la persona y de cada país, respetando su propia identidad, sin anteponer otros intereses. Que toda la Iglesia y la Comunidad internacional sean cada vez más conscientes de la importancia de su presencia en la Región.

Queridos hermanas y hermanos cristianos de Oriente Medio, tienen una gran responsabilidad y no están solos frente a ella. Por eso he querido escribirles para animarlos y para decirles lo valiosa que es su presencia y su misión en esta tierra bendecida por el Señor. Su testimonio me hace mucho bien. Gracias. Todos los días rezo por ustedes y sus intenciones. Les doy las gracias porque sé que ustedes, en sus sufrimientos, rezan por mí y por mi servicio a la Iglesia. Realmente espero tener la gracia de ir en persona a visitarlos y confortarlos. Que la Virgen María, la Santísima Madre de Dios y Madre nuestra, los acompañe y proteja siempre con su ternura. A todos ustedes y a sus familias imparto la Bendición Apostólica con el deseo de que vivan la Santa Navidad en el amor y la paz de Cristo Salvador''.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Papa Francisco explica las tres características de los que se arrepienten de sus pecados

VATICANO, 16 Dic. 14 / 09:58 am (ACI).- Quedan pocos días para que llegue la Navidad, y la Liturgia de la Palabra de estos días de Tiempo de Adviento así lo indican. El Papa Francisco ha aprovechado la Misa de hoy en Santa Marta para hablar de la humildad y de los que se arrepienten y confían en Dios.

Los que se arrepienten de sus pecados son los que pertenecen al “pueblo de Dios” que posee las “tres características” de “humildad, pobreza, confianza en el Señor”. No obstante, están también los que “no han aceptado la corrección, no han confiado en el Señor”.

“Si tu corazón no es un corazón arrepentido, si no escuchas al Señor, no aceptas las correcciones y no confías en Él, tienes un corazón no arrepentido”, ha expresado el Pontífice.

La humildad salva al hombre y la soberbia le hace perderse. Así, la verdad está en el que acepta la corrección y confía en Dios. Al contrario, el soberbio es también arrogante, cerrado e impermeable a la voz de Dios.

Francisco ha comentado el pasaje del profeta Sofonías y el Evangelio de hoy. Los dos textos hablan de un juicio que tiene como resultado la salvación o la condena.

“Estos no pueden recibir la salvación. Ellos están cerrados a la salvación. ‘Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre; confiará en el nombre del Señor’ para toda la vida. Y esto hasta hoy, ¿no? Cuando vemos al santo pueblo de Dios que es humilde, que tiene sus riquezas en la fe en el Señor, en la confianza en el Señor – el pueblo humilde, pobre, que confía en el Señor: y estos son los salvados y éste es el camino de la Iglesia ¿no? Debe ir por este camino, no por otro camino que no escucha la voz, que no acepta la corrección y no confía en el Señor”.

El Evangelio, por su parte, habla de los dos hijos que son invitados por el padre a trabajar en la viña. Uno lo rechaza pero después se arrepiente y va, el otro le dice “sí” al padre pero después no trabaja. Jesús pone esta parábola a los jefes del pueblo como ejemplo de lo que ellos mismos hacen.

Estos hipócritas que se escandalizaban de esto que dice Jesús sobre los publicanos y las prostitutas, pero luego, a escondidas, iban a buscarlos o para desahogar sus pasiones o para hacer negocios –pero todo a escondidas– eran puros. Y a estos el Señor no los quiere.

Este juicio “nos da esperanza”, ha dicho el Papa, que ha contado la historia de un santo que pensaba haberle dado todo al Señor:

“Escuchaba al Señor, hacía todo según su voluntad, daba al Señor y el Señor: ‘Pero tú todavía no me has dado una cosa’. Y el pobre era tan bueno y dice: ‘Pero Señor, ¿qué cosa no te he dado?’ Te he dado mi vida, trabajo para los pobres, trabajo para la catequesis, trabajo aquí, trabajo allá…’ ‘Pero tú no me has dado algo todavía’. ¿Qué, Señor?’ ‘Tus pecados’. Cuando nosotros seamos capaces de decir al Señor: ‘Señor, estos son mis pecados – no son de aquel, de aquel…son los míos. Tómalos Tú y así yo estaré salvado– cuando nosotros seremos capaces de hacer esto, nosotros seremos aquel hermoso pueblo, ‘pueblo humilde y pobre’, que confía en el nombre del Señor. El Señor nos conceda esta gracia”.

La humildad salva al hombre y la soberbia le hace perderse.




martes, 9 de diciembre de 2014

Urgente Mañana Miércoles....

Hola hermanos(as),

Paz y bien:




Mañana todos a Misa, de las 19:00 horas, para acompañar al Padre Pablo, quien está de cumpleaños.




El sábado 13, se les cita a las 14 horas, en la San José, para arreglar y ornamentar el lugar, donde realizaremos la última reunión de servidores diocesanos.




Les saluda:




Pilar Reyes / Edith Sánchez

domingo, 7 de diciembre de 2014

Adviento: Sepa sobre qué tema predica el P. Cantalamessa al Papa Francisco

VATICANO, 05 Dic. 14 / 09:36 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco y la Curia Vaticana iniciaron este viernes las meditaciones de preparación para el Adviento, las cuales son dirigidas por el Predicador de la Casa Pontificia, P. Raniero Cantalamessa y que están centradas en “La Paz”.

“Si se pudiera escuchar el grito más fuerte que hay en el corazón de miles de personas, se oiría, en todas las lenguas del mundo, una sola palabra: ¡paz!”, afirmó el sacerdote capuchino en la primera predicación de Adviento al Papa Francisco y a la Curia Romana.

El religioso explicó que “cuando hablamos de paz”, pensamos casi siempre a una paz horizontal: “entre los pueblos, entre las razas, las clases sociales, las religiones”, pero “la palabra de Dios nos enseña que la paz primera y más esencial es la vertical, entre cielo y tierra, entre Dios y la humanidad”.

De ella dependen -indicó- todas las otras formas de paz. Y esto lo vemos en la narración misma de la creación. “Hasta que Adán y Eva están en paz con Dios, hay paz dentro de cada uno de ellos”, observó.

En ese sentido, afirmó que reflexionar sobre el don de la paz “nos ayudará a escuchar con oídos nuevos el anuncio navideño: ‘Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor’".

El P. Cantalamessa llamó la atención sobre el anuncio fundamental sobre la Paz, palabras de San Pablo a los Romanos: “Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios".

Según informó la Santa Sede, el sermón del doce de diciembre se centrará en la paz como tarea en la que trabajar, en referencia a la frase del Sermón de la Montaña: ''Bienaventurados los artífices de paz''. La tercera meditación será sobre la paz como fruto del Espíritu, es decir la paz interior del alma.

Adviento: Sepa sobre qué tema predica el P. Cantalamessa al Papa Francisco

Catequesis del Papa Francisco sobre su viaje a Turquía

VATICANO, 03 Dic. 14 / 10:35 am (ACI).- Durante la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco recordó su reciente peregrinación a Turquía, la cual afirmó estuvo protegida “desde el cielo” por el Beato Pablo VI, San Juan Pablo II y San Juan XXIII.

A continuación el texto completo gracias a la traducción de Radio Vaticana:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Pero, no parece tan buena la jornada ¿eh? Es un poco feíta. Pero ustedes son valientes y a mal tiempo buena cara ¿eh? ¡Sigamos adelante!

Esta audiencia se desarrolla en dos lugares distintos, como hacemos cuando llueve: aquí en la plaza y luego están los enfermos en el Aula Pablo VI. Yo los he encontrado ya, los he saludado y ellos siguen la audiencia a través de la pantalla gigante, porque están enfermos y no pueden estar bajo de la lluvia. ¡Los saludamos desde aquí, con un aplauso, todos!

Hoy quiero compartir con ustedes algunas cosas de mi peregrinación en Turquía, desde el viernes pasado hasta el domingo. Como había pedido prepararlo y acompañarlo con la oración, ahora los invito a dar gracias al Señor por su realización y para que puedan nacer frutos de diálogo, ya sea en nuestras relaciones con los hermanos ortodoxos, que en aquellas con los musulmanes y en el camino hacia la paz entre los pueblos.

En primer lugar, siento el deber de renovar la expresión de mi reconocimiento al Presidente de la República turca, al Primer Ministro, al Presidente para los Asuntos Religiosos y a las otras Autoridades, que me han acogido con respeto y han garantizado el buen orden de los eventos. Y esto da trabajo, ¿no? Y ellos han hecho este trabajo con gusto. Agradezco fraternalmente a los Obispos de la Iglesia católica en Turquía, el Presidente de la Conferencia episcopal, tan bueno, y les agradezco por su compromiso con las comunidades católicas, como también agradezco al Patriarca Ecuménico, Su Santidad Bartolomé I, por la cordial acogida.

El beato Pablo VI y San Juan Pablo II, que visitaron ambos Turquía, y San Juan XXIII, que fue Delegado Pontificio en aquella nación, han protegido desde el cielo mi peregrinación, realizada ocho años después de aquella de mi predecesor Benedicto XVI. Aquella tierra es querida por todo cristiano, especialmente por haber sido la cuna del apóstol Pablo, por haber hospedado los primeros siete Concilios y por la presencia, cerca de Éfeso, de la “casa de María”. La tradición nos dice que allí vivió la Virgen, luego la venida del Espíritu Santo.

En la primera jornada del viaje apostólico, he saludado a las Autoridades del país, de gran mayoría musulmán, pero en cuya constitución se afirma la laicidad del Estado. Y con las Autoridades hemos hablado de la violencia. Precisamente, es el olvido de Dios y no su glorificación que genera la violencia. Por esto he insistido sobre la importancia de que cristianos y musulmanes se comprometan juntos por la solidaridad, por la paz y la justicia, afirmando que cada Estado debe asegurar a los ciudadanos y a las comunidades religiosas una real libertad de culto.

Hoy, antes de ir a saludar a los enfermos estuve con un grupo de cristianos e islámicos, que hicieron una reunión organizada por el Dicasterio del Diálogo Interreligioso, bajo la guía del Cardenal Tauran. Y también ellos expresaron este deseo de seguir adelante en este diálogo fraterno entre católicos, cristianos e islámicos.

En el segundo día he visitado algunos lugares-símbolo de las diversas confesiones religiosas presentes en Turquía. Lo hice sintiendo en el corazón la invocación al Señor, Dios del cielo y la tierra, Padre misericordioso de la entera humanidad. Centro de la jornada fue la Celebración Eucarística que vio reunidos en la Catedral a pastores y fieles de los diversos Ritos católicos presentes en Turquía. Asistieron también el Patriarca Ecuménico, el Vicario Patriarcal Armenio Apostólico, el Metropolita Siro-Ortodoxo y exponentes Protestantes. Juntos hemos invocado al Espíritu Santo, Aquel que hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. El Pueblo de Dios, en la riqueza de sus tradiciones y articulaciones, está llamado a dejarse guiar por el Espíritu Santo, en actitud constante de apertura, de docilidad y de obediencia. En nuestro camino de diálogo ecuménico y de nuestra unidad, de nuestra Iglesia católica, el que hace todo es el Espíritu Santo. A nosotros nos toca dejarlo hacer, acogerlo e ir detrás de sus inspiraciones.

El tercer y último día, fiesta de San Andrés Apóstol, ofreció el contexto ideal para consolidar las relaciones fraternales entre el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Sucesor de Andrés, hermano de Simón Pedro que ha fundado esa Iglesia.

He renovado con Su Santidad Bartolomé I, el compromiso mutuo de continuar en el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión entre católicos y ortodoxos. Juntos suscribimos una declaración conjunta, una etapa ulterior de este camino. Fue particularmente significativo que este acto tuviera lugar al final de la solemne Liturgia de la fiesta de San Andrés, a la que asistí con gran alegría, y a la que siguió la doble bendición impartida por el Patriarca de Constantinopla y por el Obispo de Roma. La oración, de hecho, es la base para cada fructífero diálogo ecuménico bajo la guía del Espíritu Santo, que como dije, es quien hace la unidad.

El último encuentro – que ha sido bello y también doloroso – el último encuentro fue con un grupo de chicos prófugos, huéspedes de los Salesianos. Era muy importante para mí encontrar a algunos prófugos de las zonas de guerra del Oriente Medio, tanto para expresarles mi cercanía y la de la Iglesia, como para poner de relieve el valor de la hospitalidad, en la que también Turquía se ha comprometido mucho.

Agradezco una vez más a Turquía por esta hospitalidad con tantos prófugos y agradezco de corazón a los salesianos de Estambul: estos salesianos, trabajan con los prófugos, ¡son buenos! También he encontrado otros padres, un jesuita alemán y otros que trabajan con los prófugos; pero ese oratorio salesiano de los prófugos es una cosa bella y es un trabajo escondido. Agradezco tanto a todas esas personas que trabajan con los prófugos. Recemos por todos los prófugos y refugiados, y para que sean removidas las causas de esta herida dolorosa.

Queridos hermanos y hermanas, que Dios omnipotente y misericordioso siga protegiendo al pueblo turco, a sus gobernantes y a los representantes de las diferentes religiones. Que puedan construir juntos un futuro de paz, para que Turquía pueda representar un lugar de coexistencia pacífica entre las diferentes religiones y culturas. También rezamos para que por la intercesión de la Virgen María, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico y favorezca el fervor misionero en la Iglesia, para anunciar a todos los pueblos, en el respeto y en el diálogo fraterno, que el Señor Jesús es verdad, paz y amor, sólo Él es el Señor. Gracias.





Catequesis del Papa Francisco sobre su viaje a Turquía

jueves, 4 de diciembre de 2014

Peregrinac​ión Cerro de la Virgen Lunes 8 de Diciembre.

Estimados hermanos el lunes 8 de diciembre a las 9,00 horas nos reuniremos como una gran familia y mostraremos nuestro amor y respeto a nuestra madre, la Virgen María.

Les pido de manera especial que nos reunamos en el pasaje de CASA BETANIA como renovación y traer panderos e instrumentos musicales para cantar alabanzas. También lleven pendones y carteles.

Es una instancia muy importante para hacer cuerpo y demostrar nuestra devoción a María Santísima.

Les recuerdo que tendremos la última reunión el sábado 13 de diciembre a las 14,30 horas y después un compartir.

No puedes faltar hay importantes noticias.


Bendiciones.

Pilar Reyes

Coordinadora Diocesana