sábado, 6 de febrero de 2010

LA COMUNIÓN CON DIOS (parte final)


Al momento de orar, entramos a un encuentro personal con Dios, con la Santísima Trinidad, sus Santos, sus Ángeles y la Virgen María.

Para poder lograr una sintonía más rápida y efectiva, logrando una mayor concentración, es aconsejable orar siempre a la misma hora, y en el mismo lugar de siempre, dentro de lo posible.

Al iniciar la oración, es importante expresar lo que sentimos en nuestro corazón, comenzando con una oración de alabanzas y adoración, seguido de una oración de invocación del Espíritu Santo. Con ello se logran grandes beneficios, de inmediato, entre otros por ejemplo, le permite alejar los malos espíritus que lo rodean, y aleja de su mente y de su corazón, todo lo que le angustia y preocupa. Dios está con usted, esperando que usted verbalice su oración, que la exponga. Dios ya sabe lo que usted necesita, pero no puede actuar, hasta que usted se lo pida, hasta que usted se lo permita. Dios siempre, de una u otra manera concede lo que le pedimos, pero él siempre esperará el mejor momento para otorgarselo. Confie plenamente, en que Dios lo está escuchando, él oye todas nuestras oraciones, y para ello él tiene al Arcángel San Rafael, quien le presenta nuestras oraciones, y todo un ejército estelar de intercesión, que está abogando por usted permanentemente.

Aqui el papel que juega la Virgen Maria, y nuestro Señor Jesucristo, el único Hijo de Dios, es trascendental.

Si tiene el carisma de lenguas, utilicelo en la oración, que el Espíritu Santo le ayude, gimiendo en gemidos inexpresables!!

Dejemos que el Espíritu Santo actué en nosotros.

Dios está permanentemente durante nuestra vida, y la oración, esperando que abramos nuestros ojos, recuperemos nuestras libertades que Él nos regaló, y que usemos todos los dones y carismas recibidos en nuestro bautismo. Él espera que nos pongamos en acción, y dejemos de ser paralíticos. Él quiere que sepamos, que siempre hay algo que nos impide recibir lo que Él nos quiere regalar, lo que Él nos quiere decir. Y ese algo se puede alejar y derrotar si trabajamos juntos a su Espíritu Santo. Él tiene algo grande para nosotros, por eso esperemos algo. Entonces pongámonos en una ACTITUD RECEPTIVA con toda nuestra atención puesta en su palabra, en sus profecías, en sus visiones. Esperemos, escuchemos, veamos, retengamos lo que vamos a recibir. Dejemos que Él actúe en lo secreto.

Estemos en una actitud de servicio y colaboración a Dios, estemos con nuestras mentes y corazones abiertos a Dios, para que Él pueda actuar en nosotros y nos haga ascender a su presencia, a su Trono Santo, para alabarle, glorificarle, darle gracias, y recibir todo lo que Él nos quiera entregar.

Es importante que el pueblo carismático, comprenda que una vez iniciado este caminar, no hay retorno, no hay lugar a la renuncia, ni al descanso. Dios nos necesita a todos. Para orar es ideal presentarnos ante Dios con nuestra vestiduras blancas, es decir: Confesados y Comulgados. Debemos revestirnos con la Palabra de Dios, con la Alabanza y la Adoración, con un corazón sincero, sencillo, arrepentido, amoroso, dulce y servicial. Debemos reconocerlo a Él como nuestro único Dios, y Nuestro único Señor. Como Rey de Reyes, Rey de Reinos, él es el único Señor de nuestras vidas. Después de haber hecho todo esto, podremos hacer lo mismo en la asamblea de los Santos.

Que Dios Bendiga la verbalización de estas palabras, de su autor, y de quien en este minuto las lee, haciendo de este minuto, un minuto de Dios.

¡Amén!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario