miércoles, 25 de agosto de 2010

«Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8)

Comunidad Jerico Jerico
El 25 de agosto a las 10:47

Manténganse siempre limpiando su casa, limpien sus corazones, de dia y de noche de toda cizaña, si quieres entrar en el reino de los cielos, si quieres VER el Reino de los cielos, antes de abandonar esta vida, entonces mantén limpio tu corazón..

Una vez limpio tu corazón, ayuda a limpiar los corazones de tus hermanos y hermanas......les recomendamos los Retiros de Sanación Interior, el Sacramento de la Reconciliación, la Alabanza y Adoración, hay tantas formas....

San Gregorio de Nisa (hacia 335-395), monje y obispo
Homilía 6 sobre las Bienaventuranzas; PG 44,1269

«Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8)

La salud del cuerpo es un bien para la vida humana. Ahora bien, se es dichoso no sólo por conocer la definición de salud, sino por vivir en buena salud... El Señor Jesús no dice que se es dichoso por saber alguna cosa referente a Dios, sino que se es feliz por la posesión de él dentro de sí. En efecto, «dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). No dice que Dios se deja ver por cualquiera que haya purificado la mirada de su alma...; en otra parte lo dice más claramente: «El Reino de Dios está dentro de vosotros» (Lc 17,21). Esto es lo que nos enseña: el que ha purificado su corazón de toda criatura y de toda atadura desordenada, ve la imagen de la naturaleza divina en su propia belleza...
Hay en ti, en cierta medida, una capacidad para ver a Dios. El que te ha formado ha depositado en tu ser una inmensa fuerza. Dios, al crearte, ha encerrado en ti la sombra de su propia bondad de manera semejante a cuando se imprime el dibujo de un sello en la cera. Pero al pecado ha escondido esta huella de Dios; ha quedado escondida bajo unas manchas. Si a través de una vida perfecta purificas las manchas fijadas en tu corazón, la belleza divina brillará de nuevo en ti. De la misma manera que un pedazo de hierro del que se ha quitado su herrumbre brilla bajo la luz del sol, igualmente ocurre en el hombre interior: en lo que el Señor llama «corazón», encontrará de nuevo la semejanza con su modelo cuando haya quitado las manchas de herrumbre que estropeaban su belleza.

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