jueves, 16 de septiembre de 2010

«Yo he pasado por encima tu falta; no morirás».

Un autor siríaco anónimo del siglo VI
Homilías anónimas sobre la pecadora, 1, 4.5.19.26.28


«Sus pecados, sus muchos pecados están perdonados»


Una mujer pecadora nos proclama el amor de Dios que sale a buscar a los pecadores. Porque llamándola a ella Cristo invita al amor a toda nuestra raza pecadora; y en su persona es a todos los pecadores a quienes ha atraído al perdón. Él habló a ella sola, pero invitaba a su gracia a la creación entera...

¿Quién no se verá afectado por la misericordia de Cristo que para salvar a una pecadora acepta la invitación de un fariseo? Por aquella que está hambrienta de perdón, él mismo quiere tener hambre de la mesa de Simón, el fariseo, ya que, bajo la apariencia de una mesa de pan, tenía preparada una mesa de arrepentimiento...

Para que te suceda igualmente, toma conciencia de la grandeza de tu pecado, pero desesperar de ser perdonado porque tu pecado te parece demasiado grande, es blasfemar contra Dios y engañarte a ti mismo. Porque si él te ha prometido el perdón de tus pecados, por grande que sea el número de ellos, ¿le dirás tú que no puedes creerlo y añadir: «Mi pecado es demasiado grande para que lo perdones; tú no puedes curar mis enfermedades»? Si estás ahí, párate y grita con el profeta: «He pecado contra ti, Señor» (2S 12,13). Y él te responderá inmediatamente: «Yo he pasado por encima tu falta; no morirás». A él la gloria por todos nosotros por los siglos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario