lunes, 2 de mayo de 2011

UN HOMBRE DE DIOS


"Con este Libro, descubría el plan de Dios para la humanidad, para su persona, pero también aprendía cómo era Cristo, su rostro, su amor, que para Karol siempre fue una llamada a la responsabilidad".

Seguidamente el Cardenal destacó que Juan Pablo II "era un hombre de fe, un hombre de Dios. Su vida era una oración constante, que abrazaba con amor a todos los habitantes de nuestro planeta, creados a imagen y semejanza de Dios, y por eso dignos del mayor respeto; redimidos por la muerte y resurrección de Cristo, y por eso convertidos realmente en gloria viviente de Dios".

"Gracias a la fe, que se expresaba sobre todo en la oración, Juan Pablo II fue un verdadero defensor de la dignidad de todo ser humano y no un mero luchador por ideologías políticas y sociales".

"Pero su oración también era una constante intercesión por toda la familia humana, por la Iglesia, por cada comunidad de creyentes en toda la tierra. ¿No surgía de aquí, –de la oración, de la oración vinculada a tantos hechos dolorosos propios y ajenos –, su preocupación por la paz en el mundo, por la convivencia pacífica de los pueblos y las naciones?"

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