martes, 14 de febrero de 2012

DON DE LENGUAS II

¿Cuándo se recibe el don de lenguas?

No se puede establecer una regla fija. Algunos lo reciben en el momento del Bautismo en el Espíritu Santo. Mientras un grupo ora por ellos sienten una incontenible felicidad interior que se manifiesta al exterior, con frases extrañas y novedosas. A veces es una oración completa y perfecta, que se recita con velocidad y seguridad. Otras veces se oyen frases brevísimas, o simplemente una palabra tan solo. Enseguida, la persona es constante en seguir pronunciando estos monosílabos vienen luego las frases y más tarde la oración completa. Hay quienes reciben este don luego de días o semanas, en las más diversas circunstancias; por ejemplo, en la oración durante las palabras ordinarias, paseando o durmiendo.

¿Es un don para todos y cada uno?

No necesariamente. Nosotros los católicos, a diferencia de los Pentecostales clásicos, decimos que se puede recibir el Bautismo en el Espíritu Santo, aún sin el don de lenguas. Pero, en términos generales, lo reciben todos los bautizados en el Espíritu Santo, si no ponen obstáculos y cooperan con el Donante.

¿Cómo recibir el don de lenguas?

Hemos dicho que se requiere cierta colaboración con el Espíritu Santo. Es que la oración en lenguas es una misteriosa combinación de elementos divinos y humanos, de divina iniciativa. Es como decir: sin el Espíritu Santo nada puedes hacer, y el Espíritu sin ti, tampoco. El Espíritu Santo provee de los elementos esenciales, o sea la materia y la forma con lo accesorio, es decir la voluntad, la lengua, la voz y la valentía para hablar, etc. Nuestra colaboración es indispensable. Para algunas personas esta colaboración resulta fácil, para otras requiere esfuerzo y paciencia. Unos y otros, al cabo de un tiempo logran su anhelo.

A continuación van unas sugerencias prácticas basadas en la experiencia:

1) Si se comienza alabando al Señor en voz alta, con palabras espontáneas, sin preocuparnos de la forma. Se aconseja repetir muchas veces y con rapidez la invocación: “¡Abbá! ¡Padre!” (Rom 8, 15).

2) Pasados unos minutos cesa la oración en la lengua materna y se hace un esfuerzo para pronunciar palabras sin significado. Es en este momento en que el Espíritu Santo podría intervenir con el don de lenguas. Comenzarán a salir de la boca extrañas sílabas, jamás oídas, por el impulso de una fuerza interior y que mueve la lengua a una velocidad desacostumbrada. Pero no siempre sucede así. Hace unos días mientras orábamos por una niña, comenzó ella a hablar correctamente en lenguas aunque silabeando como los niños de primer grado. Llegados a este punto debemos dejar de lado el idioma patrio, y seguir repitiendo esas sílabas incomprensibles y extrañas.

Algunos reciben enseguida el don de una oración perfecta y completa. Y de esa manera se debe continuar, siempre que lo deseen. Hay quienes reciben tan sólo dos o tres palabras. No hay que preocuparse; se deben pronunciar esos monosílabos, las palabras vendrán luego. Quien dice unas pocas palabras luego dirá miles.

No hay que extrañarse si al principio cuesta esfuerzo y hasta cansancio, el pronunciar esas sílabas o monosílabos. El Señor se complace al sentirse glorificado de ese modo como la mamá se alegra al oír los primeros balbuceos del niño. El don, de parte del Espíritu Santo, es perfecto; pero de parte del receptor no hay completa libertad. La partitura es perfecta, pero el instrumento desafina. Pero con perseverancia el don saldrá a relucir con perfección. Quien a pesar de todo no consigue nada, que no se desanime. El don está allí, hay que hacerlo aparecer con paciencia y perseverancia, sobre todo sin preocupaciones (Algunos no reciben el don nunca porque se preocupan por conseguir el don de lenguas en lugar de glorificar al Donante); y así, durante la oración de alabanza hay que ejercitar y practicar como lo hemos explicado.

¿Cuándo se debe orar en lenguas?

Siendo una oración privada, se puede realizar cuantas veces se quiera: en la soledad de la habitación, en medio de una multitud, caminando, trabajando, etc. Es importante lo siguiente: es muy aconsejable orara en lenguas cuando se trata de liberación, de sanación, de pedir un favor especial o un milagro, etc. Además es muy útil cuando estamos distraídos, cuando hay cansancio o depresión, o cuando se deben tomar decisiones importantes. En fin, se debe orar en lenguas cuando se desea alabar al Señor y no se encuentran las palabras oportunas. Este don no sustituye a las otras oraciones, pero prepara para hacerlas. Hay sacerdotes que sienten este don muy eficaz, como preparación a la Misa, como acción de gracias o como comienzo del rezo del breviario. San Pablo nos exhortó a orar siempre en el Espíritu Santo: "No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo" (Ef 6,18).

¿Cuál es la mejor oración sino aquella que se puede hacer en cualquier momento por medio del Espíritu Santo?


¿Se puede perder el don de lenguas?

Este don, a diferencia de los otros, es dado para siempre. Pero si no se lo ejercita poco a poco se lo pierde como pasa con un idioma aprendido en la escuela. Es como un talento, que si no se lo comercia, se pudre bajo la tierra.

Cantar en lenguas Muchos hay que con el don de lenguas reciben el del canto en lenguas. Generalmente es una melodía simple, primitiva, con reminiscencias orientales. Es el don completo, pero también se requiere una cierta cooperación.

Tomado del Libro: "El desperar de los carismas" P. Serafino Falvo

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