sábado, 2 de marzo de 2013

ORACIÓN POR LOS PECADORES

Dios Trino de Amor,

Dios Padre Todopoderoso,

Dios Hijo Jesucristo,

Dios Espíritu Santo:



Te alabamos, te bendecimos, te adoramos y glorificamos,

Dios Trino de Amor, por tu infinita misercordia,

por este nuevo día de vida,

te adoramos y bendecimos, porque podemos dirigirnos a ti,

te bendecimos por pensar en nosotros, en nuestra sanación,

en nuestra salvación y nuestra liberación.



Dios Padre Todopoderoso, hoy te presentamos a los pecadores,

a los que no obedecen tus mandamientos,

te presentamos al hijo pródigo que huyó de casa,

te presentamos a los que hieren a tu Hijo Jesucristo,

te presentamos a los malechores, a los delincuentes,

te presentamos a los pecadores más empedernidos,

a los que tienen sus corazones endurecidos,

a los que tienen sus ojos enceguecidos,

a los que no te ven, y a los que no te quieren ver,

te presentamos Dios Todopoderoso a los que hacen el mal,

a los que maldicen, a los estafadores, a los violadores,

a los asaltantes, a los ladrones ... a los malos ladrones,

a los que abondonan a sus padres ya ancianos,

te presentamos a los que ofenden, a los envidiosos,

a los soberbios, a los corruptos y a los que se dejan corromper,

en fin te presentamos a todos los pecadores del mundo,

nos presentamos ante ti Dios Todopoderoso,

para pedirte perdón, perdón por ellos,

perdón por nosotros.
te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo Nuestro Señor,

y en el nombre de La Virgen María, la Santa Madre de Jesús.



Danos las fuerzas para no volver a pecar más,

danos el Don de tu Espíritu Santo que impedirá que volvamos a pecar,

danos el carisma necesario, que llegue a lo más profundo de nuestro corazón,

y de ahí se encienda en llamas de amor y dulzura,

para que seamos dulces, a semejanza del Dulcisimo Jesús,

que este carisma se encienda en llamas, y así como el fuego de la vela,

que va derritiendo la cera, así este carisma vaya derritiendo los pecados que

han endurecido y enceguecido nuestros corazones.

Que esta llama de tu Espíritu Santo se quede en nosotros para siempre,

para bendecir, para perdonar y para pedir perdón,

que sea una llama evangelizadora del perdón. Amén.

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