jueves, 17 de julio de 2014

La Humildad.

Es la actitud de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades, y actúa sin orgullo.

Del mismo modo, la humildad es opuesta a la soberbia. Una persona humilde no es pretenciosa, interesada, ni egoísta como lo es una persona soberbia, quien se siente auto-suficiente y generalmente hace las cosas por conveniencia.

Jesús se presenta como manso y humilde de corazón.

Ser humilde, es quien se esfuerza al máximo para lograr una tarea, un objetivo, una meta. Si logra esa meta, no se vanagloria de ello, ni presume de su logro, por el contrario se alegra y celebra con moderación y prudencia, pues sabe que en el logro de su esfuerzo personal, también incidieron otras personas, y la Gracia de Dios. Si no logra su objetivo, entonces reconoce su limitación y la acepta, y le ruega a Dios que le aumente la Gracia, y con su corazón manso, lo intenta otra vez.

La persona humilde no es la persona pobre, arruinada, No, la persona humilde es pobre de soberbia.


Paz y Bien,

La Comunidad Jericó.

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