viernes, 9 de diciembre de 2016

“¡Marian!, ¿de dónde te viene eso? (…) De Dios.

¿Creen los musulmanes en la Anunciación? ¿Existen semejanzas con el relato bíblico? Como ya vimos en el artículo sobre la figura de María, los musulmanes la reconocen como mujer excepcional, escogida por Dios. Una criatura alimentada por su sabiduría, colmada de bienes espirituales: “¡Marian!, ¿de dónde te viene eso? (…) De Dios. Dios provee sin medida a quien Él quiere” (Qur.3, 37). Así preguntaba emocionado su tutor, el profeta Zacarías a la joven María al contemplar en ella sus excepcionales dones espirituales.

Efectivamente, el Corán describe cómo María, en su retiro espiritual, recibió una revelación divina. Fue el arcángel Gabriel (Yibril) quien le “Anunció” el nacimiento del futuro Mesías. Sin embargo, el relato coránico presente algunas diferencias respecto al bíblico.

El texto sagrado musulmán nos presenta a una Marian (María) retirada en el mihrab. Es decir, en el lugar más elevado de un espacio sagrado. Sería en este contexto, donde recibió una primera llamada. Pronunciando su nombre, los ángeles le comunicaron la predilección del Todo Poderoso por su persona. Algo excepcional: “¡Mariam! Dios te ha escogido y purificado (…) entre todas las mujeres del universo. ¡Mariam! Ten devoción a tu Señor, prostérnate e inclínate con los que se inclinan” (Qur. 3, 42-43). Así, Marian es primeramente purificada en este retiro. En el relato bíblico, María es la llena de Gracia. La mujer sin pecado original.

Otra diferencia importante, es que María es llamada una segunda vez en el Corán. Una vez dispuesta, se produce la confirmación espiritual de su gestación y nacimiento milagroso del profeta Isa (Jesús). Un hecho que la eleva y la distingue de cualquier mujer en el mundo.

Humilde pero extremadamente sólida en su fuero interno. Retirada del mundo y dedicada a su Creador, María recibe el Anuncio: ”Le enviamos Nuestro Espíritu (Gabriel) y éste se le presentó como un mortal acabado. Dijo ella: me refugio de ti en el Compasivo si es que temes a Dios’ Dijo él: ‘Yo soy sólo el enviado de tu Señor para regañarte un muchacho puro’. Dijo ella: ‘¿Cómo puedo tener un muchacho si no me ha tocado mortal ni soy una ramera?’ ‘¿Así será?’ Dijo. ‘Tu Señor dice: ‘Es cosa fácil para Mí. Para hacer de él signo para la gente y muestra de Nuestra misericordia” (Qur. 19/17-21)”.

En este sentido, la tradición islámica presenta diferencias con la biblia: una María que estaba acostumbrada a la visita de los ángeles y que, sin embargo0, tal y como subraya el texto coránico quedó “aterrada” por la súbita presencia de Yibril en aquél espacio de sagrado retiro de la joven.

Este destino de María, su pureza y elevada espiritualidad aparecen también reflejados en varios hadices. En uno de ellos, el Profeta del Islam afirma su preeminencia respeto al resto de las mujeres (transmitido por Ibn Anas) y en otro que gozaba de la protección divina (transmitido Abu Huraira).

María, aunque virgen, engendraría “un profeta” por obra de Su creador. Un nuevo mesías para la humanidad. El relato coránico, nos presenta un diálogo con el enviado a través del cual María discierne la gran responsabilidad que recae sobre ella. Una mujer que acepta este destino forjado para ella de modo irrevocable.

Finalmente, hay que subrayar la más importante de las diferencias. En el Corán María daría a luz un profeta, un mesías, un “muchacho puro”: Isa. En la Biblia, María, engendrará, por obra del Espíritu, al Hijo de Dios: Jesús.

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