martes, 18 de mayo de 2010

Como se derrite la cera ante el fuego


¡Se alza el Señor! Sus enemigos se dispersan y sus adversarios huyen delante de él.
Tú los disipas como se disipa el humo; como se derrite la cera ante el fuego, así desaparecen los impíos delante del Señor.
Pero los justos se regocijan, gritan de gozo delante del Señor y se llenan de alegría.
¡Canten al Señor, entonen un himno a su Nombre! !Abranle paso al que cabalga sobre las nubes! Su Nombre es "el Señor": ¡griten de alegría en su presencia!
El Señor en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos, mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.

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