miércoles, 19 de mayo de 2010

Evangelio según San Juan 17,11-19.

María Agustina Hildt MMay 18, 2010 at 8:15pm
Asunto: Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea
Evangelio según San Juan 17,11-19.
Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros.
Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.
Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo.
Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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La oración del capitulo 17 de Juan se denomina "oración sacerdotal de Jesús". Adentrándonos en ella descubriremos la profundidad de los pensamientos de Jesús en una hora sublime. Jesús glorifica a Padre "llevando a cabo su obra" (Jn 17,4). Nosotros también lo glorificaremos "cumpliendo su voluntad" (Jn 14,21). O pidiendo a Dios que su voluntad se cumpla (Mt 6,10).
Conocer a Cristo es tener vida en su nombre (Jn 17, 3). Cristo se revela para que nosotros lo conozcamos y así disfrutemos de abundante vida (Jn 10,10).
El dijo: " Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día" (Jn 6,44). Fue el Padre el que nos reveló a Cristo y nos atrajo hacia él. Porque "él nos eligió primero" (Jn 15,16) y nos reveló su Palabra para que respondamos con fe a ella (Jn 17, 7-8).
Una de las primeras preocupaciones de Jesús es rezar por los suyos. A nosotros también se nos ha confiado una tarea y la custodia de los fieles. Por eso debemos comprometernos a rezar por ellos. Y por los que creerán gracias a su testimonio (Jn 17,9).
Jesús había anunciado que el dejaba el mundo y que los suyos no lo verían. Que sobrevendrían sufrimientos y dificultades para los testigos que permanecen fieles en el mundo. Si el ha vencido al mundo, el podrá comunicarnos la fortaleza para vencerlo nosotros también (Jn 16, 33). Antes de partir le pide al Padre que nos cuide, porque advierte que la unidad esta amenazada (Jn 17,11).
Nosotros, que fuimos atraídos por él y conocimos el mensaje de Jesús, podemos glorificar al Padre. Fuimos testigos de los sufrimientos y de la gloria del Jesús-Mesías, y herederos de la promesa (Hch 1,4-5). Y lo hemos conocido y recibido su misma vida: debemos rezar los unos por los otros: para que el rebaño no se disperse, ni su unidad se vea amenazada.

Padre Gonzalo

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