jueves, 28 de enero de 2016

David y Jonatán

Aunque no hablan directamente de la homosexualidad, sí que me gustaría detenerme en un pasaje concreto. El primero es el de la amistad entre David y Jonatán tal como aparece en 1 Sam 18, 3-4. No se dice que fuera una relación homosexual, pero cuando leí este pasaje por primera vez sin ninguna explicación previa lo que me vino a la mente de forma espontánea era que entre David y Jonatán existía una relación carnal y no meramente de amistad. Como el texto no es claro y sólo sugiere, nunca lo sabremos con seguridad. Pero no pasaría nada si un personaje inspirado por Dios, un instrumento del Altísimo, pudiera haber tenido este tipo de relaciones. Una cosa era el amor que sentía David por Dios, y otra ese hecho sexual; lo uno no invalida lo otro.
La Biblia en más pasajes nos cuenta como Dios usó como instrumentos a hombres que distaban mucho del ascetismo y desapego de las cosas materiales que algunos piensan que es imprescindible para ser usado por Dios. La reflexión respecto a este pasaje nos ofrece luz respecto a si un homosexual puede ser aceptado en el estado religioso o en el clerical. Por supuesto que puede ser aceptado.
Un hombre, sea cual sea su tendencia, si está dispuesto a mantener la castidad y lo logra en los cinco años de seminario y los dos de pastoral, podrá ser aceptado al estado clerical. Pero si, en los dos primeros años de seminario, no logra mantener la castidad, debe retirarse del seminario a tiempo. Seguir adelante a toda costa, supondría vivir infeliz el tiempo que esté sobre la tierra y tocar con manos impuras las cosas sagradas, lo cual le acarrearía el castigo de Dios. Lo lógico es lograr vencer los vicios en el primer año de seminario. Me refiero a cualquier vicio y no sólo a los carnales. Si se ve buena voluntad y perspectivas de victoria, se le puede conceder un segundo año. Si acabado el segundo año, un vicio grave persiste (bebida, pornografía, juego, etc), debe desaconsejársele seguir adelante en el camino al sacerdocio. Una cosa es una caída puntual, esporádica, y otra un vicio. Una caída a la semana en la masturbación constituye un vicio. Una caída cada dos meses es una caída esporádica, no un vicio En cualquier caso, por concretar más, ya que puede ser necesario dar luz en algunos casos, si un seminarista es casto, (insisto, si ha logrado ya la castidad) pero ha caído en pecado con alguien, sea un pecado heterosexual u homosexual, al menos debería haber tres años de perfecta pureza antes de las sagradas órdenes. Eso como mínimo y sin el vicio de la masturbación. Con el vicio de la masturbación (vicio, insisto, no caídas muy esporádicas) se debe encauzar a ese seminarista al matrimonio o a formas de vida consagradas en el mundo. La regla es la misma para heterosexuales y homosexuales, la castidad debe ser una virtud consolidada antes del sacerdocio, consolidada durante años.
Concretando de forma totalmente concreta: ¿puede recibir las sagradas órdenes el que cae varias veces a la semana en la pornografía? La respuesta es no. ¿Puede ordenarse el que cae una vez entre un mes y dos meses? La respuesta es sí. Pero debe haber una clara voluntad de vencer esa debilidad. ¿Y los que caen en medio de estos extremos, entre el vicio y lo esporádico? Será el confesor el que mejor podrá aconsejar caso por caso. David pecó pero después se arrepintió. Un David abandonado a la lujuria no hubiera podido ser usado como instrumento de Dios del modo que lo fue. Lo mismo hay que dejar claro a los seminaristas, un hombre atrapado por un vicio grave, sea éste el que sea, no va a poder ejercer un trabajo espiritual como es la labor del sacerdote. En el sacerdocio no se puede distinguir entre vida personal y vida de trabajo, forman una unidad.

Fuente: Libro Manzanas de Gomorra

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